Wirecard: Donde los espías de Marsalek lanzan sus redes

Lo que se planeó durante años en un pequeño pueblo costero británico recuerda a una película de espías. El cliente era Rusia y el cerebro fue el director de Wirecard, Jan Marsalek. Ahora los agentes han sido condenados.

La noria de la playa está parada, el agua del parque acuático está sospechosamente espumosa y los edificios del paseo marítimo están en ruinas. Junto a las tiendas de donuts cuelgan carteles que anuncian una banda que versiona a Queen y un imitador de Michael Jackson. Se pueden escuchar gaviotas y éxitos de los 80 provenientes de las galerías del muelle, y ocasionalmente alguna campana del tren. Great Yarmouth, en el condado de Norfolk, en la costa este de Inglaterra, es, si pasas por allí fuera de las vacaciones de verano y los cientos de miles de turistas que han vuelto a casa bronceados o incluso quemados, una pequeña ciudad cansada con menos de 50.000 habitantes. No es un lugar que pudiera convertirse en un lugar espectacular para el rodaje de 007. Demasiado discreto. Pero precisamente por eso es ideal para alguien que no quiere destacar.