Tras un periodo de sequía excepcionalmente largo, recientemente ha llovido con más frecuencia y, a veces, con más intensidad.

Las recientes lluvias han proporcionado a la naturaleza y la agricultura el agua que tanto necesitan. Pero ¿es suficiente? «La situación está mejorando significativamente, al menos temporalmente», declaró el meteorólogo agrícola Andreas Brömser, del Servicio Meteorológico Alemán (DWD), a la Agencia de Prensa Alemana. «Esto es un respiro por ahora».

Andreas Marx, del Centro Helmholtz de Investigación Ambiental (UFZ) de Leipzig, confirma que las lluvias de las últimas dos semanas han aumentado la disponibilidad de agua para las plantas en la capa superficial del suelo en muchas zonas de Alemania, a pesar de que en mayo se registraron menos precipitaciones de lo habitual en general. Las temperaturas más bajas también han provocado una menor evaporación. «Ambos efectos están mejorando la situación de la agricultura», explica Marx.

Brömser ve buenas perspectivas para las variedades de grano cosechadas a principios de verano: Es probable que la lluvia sea suficiente para las variedades tempranas de trigo y cebada. La remolacha azucarera y el maíz, que se cosechan más tarde en el año, seguirán dependiendo de un buen suministro de agua en los próximos meses. «El verano, con sus días realmente calurosos, aún está por llegar», afirma Brömser.

Muchas plantas han crecido con fuerza y, por lo tanto, han vuelto a consumir mucha agua. «Cuando llueve de vez en cuando, las plantas prácticamente viven al día», dice Brömser.

Los primeros centímetros del suelo se han humedecido con la lluvia, y en regiones muy lluviosas, incluso entre 20 y 30 centímetros. Por debajo de esa profundidad, el suelo permanece muy seco, hasta una profundidad de unos 50 a 80 centímetros.

Por lo tanto, es demasiado pronto para dar el visto bueno: si la sequía volverá a convertirse rápidamente en un problema para la agricultura, el transporte marítimo y la naturaleza dependerá, según los expertos, de cómo transcurra el verano.

Según algunos cálculos de modelos, es probable que este año Europa tenga un verano caluroso. La acumulación de calor en el Atlántico Norte sugiere un verano excepcionalmente caluroso, según un informe del Instituto Max Planck de Meteorología (MPI-M) de Hamburgo de mediados de mayo. Este pronóstico coincide con las predicciones del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo, que también pronostica un verano muy caluroso.

Los expertos afirman que los períodos secos prolongados en verano son consecuencia del calentamiento global. El cambio climático también aumenta la probabilidad de eventos de calor extremo, lo que a su vez puede reducir la producción de los cultivos.

La primavera de 2025 fue una de las más secas registradas. El Servicio Meteorológico Alemán (DWD) estima en su evaluación preliminar que, desde 1881, solo en dos ocasiones en Alemania llovió menos entre principios de marzo y finales de mayo que en 2025: en 1893 y en 2011.