Algunos hombres buenos: Mujica y Bergoglio

De gente buena y de gente mala. De la segunda, en el patio digital se habla siempre. No hay descanso. De la primera, casi exclusivamente cuando se muere alguien bien considerado. Ha sucedido ahora, con Pepe Mujica. Se le ha despedido con respeto prácticamente unánime y lamentos, quién sabe si verdaderamente sentidos, pero eso es lo de menos.
Para homenajear a un difunto destacado, la forma habitual es valerse de alguna de sus frases más célebres. Con Mujica es fácil al haber sido fuente de sabiduría, y han proliferado a raudales. Tantas, que es probable que algunas se le han atribuido erróneamente.
Mujica y el papa Francesc
Alessandra Tarantino/ReutersUn ejemplo: “El poder no cambia a las personas, solo revela lo que realmente son” o una cita parecida con alguna pequeñísima variación corre marcándola con su firma. Pero no hay manera de oírla salida de su boca o escrita con su puño y letra. O de encontrar algún indicio del origen. Más bien parece una paráfrasis o adaptación de su pensamiento. Incluso quizá una idealización. Será de agradecer si alguien encuentra su procedencia, pero a lo máximo a lo que se puede aspirar en la web es a verla recogida por algunos articulistas mencionando una entrevista televisada de un canal chileno. En los 43 minutos de preguntas de la periodista y de respuestas de Mujica no hay ni rastro.
En todo caso, el expresidente de Uruguay aún está lejos de ser incluido en el club de los Churchill, Einstein, Gandhi, aquellos a quienes, a pesar de su clarividencia, hemos querido idealizar dotándolos todavía de más conocimiento con citas que no son suyas.
En X, Bluesky e Instagram se prefiere poner a Mujica junto al papa Francisco, fallecido pocos días antes. Otra persona buena. La proximidad de sus decesos hace que se les pinte encontrándose en el cielo, casi con la voluntad de hacerlo pasar de Pepe a Papa.
Pero Mujica era ateo. A Jorge Bergoglio lo sucederá Robert Francis Prevost. Por ser el nuevo Papa se le presupone que también es una persona buena. A la espera de comprobarlo, se abre el espacio a la broma amable. Le vendrá bien que se juegue, por ejemplo, con su nombre: @chuzodepunta señala que lo mejor que sea Prevost es que “ya sabemos que el siguiente será Vost”. Y ante los entendidos que nos subrayan que tendremos que llamarle “León catorce”, y no “León decimocuarto”, hay quien recuerda que es así porque “cuando son papas dejan de ser cardinales”. Premio al malapropismo.
Pero de todo hay en la viña del Señor, y en las redes al lado de algunos hombres buenos hay muchos hombres malos. Son sospechosos habituales, de hecho. Pedro Sánchez, por ejemplo, a quien miles de manifestantes han pedido que ponga fin a su “dictadura sanchista” con presencia de banderas de la dictadura franquista.
Al presidente se le han filtrado watsaps con Ábalos, pero están lejos de ser un (José) Luis, sé fuerte y las descalificaciones a algunos de sus compañeros son de tres al cuarto: pájara, impresentable, toca cojones, petardo. Peccata minuta al lado de las delicias que revelaron unos audios del malvado Florentino Pérez. Para referirse a algunos jugadores y entrenadores suyos adoptaba un tono algo más subido: perrito faldero, monigote, enfermo, está loco, jeta, tolili o zoquete. Desconsideraciones mezcladas con otras palabras mucho más gruesas, insultos que en el mundo digital suelen acompañar apellidos como Trump o Netanyahu.
Lee también“Parece educadísimo nivel mi madre, que en una conversación privada lo máximo que es capaz de decir a alguien que le ha hecho una putada muy grande es petardo”, comenta @tyrexito sobre Sánchez.
En fin. Que en las redes todo combina, lo bueno con lo malo, la ginebra Seagram's con el pepino. La idealización con la demonización. Nunca seremos ni mujicas ni bergoglios y siempre habrá espacio para que se hable mal de nosotros cuando no estemos aquí (o aun estando aquí). Pero puestos a escoger siempre es mejor estar en el lado bueno de la vida y hacer caso de lo que dijo –salido de su propia boca, esto sí– Mujica: “No se cansen de ser buenos. Aunque no sirva de mucho, sirve para no arrepentirse con uno mismo”.
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