Estupefaciente
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Vamos a ponernos canónicos y recurramos al diccionario, fuente usual y socorrida de cualquier columnista perezoso: una sustancia estupefaciente es una que altera la sensibilidad y que puede producir efectos estimulantes, deprimentes, narcóticos o alucinógenos. Que cree además adicción es un juicio de valor moral que redondea la definición.
Por supuesto, los estupefacientes, entiéndase opioides y similares, nos sumen en un estado de estupefacción y nos dejan estupefactos, es decir, atónitos, asombrados y, si atendemos a su étimo latino, paralizados o, al menos, aturdidos. Stupere significa quedarse paralizado o aturdido, y de ahí derivan estúpido y estupor.
Donald Trump tiene un efecto hipnótico que nos paraliza y nos atraeNo tengo mejor adjetivo para lo que personalmente me ha supuesto este primer mes del regreso de Trump al poder y la Casa Blanca. Estupefaciente. Y yo mismo me reconozco tan estupefacto cuanto estúpido. Repasen la definición y verán que el cuadragésimo séptimo presidente de Estados Unidos altera la sensibilidad y provoca efectos estimulantes o deprimentes o ambos y desde luego alucinógenos. Y por supuesto que es adictivo, pues es ya imposible no comenzar la jornada sin preguntarnos qué habrá hecho o dicho mientras en Europa dormíamos.
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Nos tiene tomada la medida y escribe con su trazo grueso hiperbólico una realidad paralela que a ratos parece producto de alguna ingesta no recomendable. Entre el despreciarlo por loco y admirar su autoproclamada astucia negociadora cabe una amplia gama de sentimientos y estados de ánimo. Realmente, y con permiso de Putin, se ha convertido en el emperador del planeta. Y sí, tiene un efecto hipnótico que nos paraliza y nos atrae, de forma muy parecida a cómo crecen el mal y el odio y la ignorancia en las redes sociales.
Ha anunciado una lucha a muerte contra los cárteles y contra las drogas, pero él mismo es una dosis lisérgica de una realidad que nos parece inventada de tan disparatada y tanta mentira y fabulación acumulada.
Sí, Trump es una droga psicodélica y disociativa, con efectos evidentes en nuestro ánimo, salud y seguridad.
Es sabido que las drogas alteran la realidad. Lo que no imaginábamos es que pudiesen crear una realidad. Y esto no ha hecho más que empezar. Quedan cuatro largos, eternos años. Y serán, me temo, estupefacientes.
lavanguardia