Plante de periodistas

Hubo un tiempo en que los cronistas parlamentarios podían ejercer su trabajo sin impostores y en que los diputados usaban la ironía en lugar del sarcasmo. Es célebre el artículo de uno de esos pioneros, cuando José María Gil-Robles pronunció un discurso en 1934 y desde lo alto del hemiciclo una voz gritó: “Su señoría es de los que todavía llevan calzoncillos de seda”. Gil-Robles miró al diputado que le había interrumpido y replicó, antes de proseguir su parlamento: “No sabía que la esposa de su señoría fuese tan indiscreta”.
La portavoz de Sumar, Verónica Martínez, toma el turno de palabra ante el pleno del Congreso
J.J. Guillén / EfeEl pionero de los cronistas fue Francisco Sánchez Barbero, que escribía en 1810 para el periódico El Conciso, un diario de vida efímera y pocas páginas como sugería su cabecera, que abrió el camino al periodismo para explicar lo que se debatía en las Cortes. Entonces, en la Cámara se contaban los periodistas con los dedos de una mano, pero en la actualidad son una legión. Hace dos siglos había unos pocos periódicos y en la actualidad solo diarios digitales hay más de tres mil. Algunos muy prestigiosos y otros meros panfletos, más al servicio del desorden que en defensa de la democracia.
Agitadores ultras campan por el Congreso con credenciales de prensaSe entiende pues que se necesite una nueva regulación del Reglamento del Congreso, sobre todo porque se han acabado colando agitadores ultras que entorpecen la labor del periodismo y, en el fondo, de la propia democracia. La última bronca ocurrió el martes, durante la conferencia de prensa de la portavoz de Sumar, Verónica Martínez, cuando uno de estos insensatos interrumpió la sesión, a voz en grito y mostrando una actitud agresiva, lo que acabó con las quejas y posterior plante del resto de los informadores para presionar a los grupos parlamentarios, a fin de que reformen las normas de acreditación e impidan la entrada de estos provocadores.
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Sorprende que PP y Vox no quieran cambiar el reglamento de la Cámara para que estos adictos a la bronca no se paseen con la credencial de periodistas. El resto de los grupos del Congreso considera que su presencia es intolerable. La derecha de este país tiene un concepto de la libertad de expresión que desconcierta a la gente sensata. No necesariamente progresista.
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