"No cobré nada": Arnold Schwarzenegger hizo gratis esta película para demostrar que era algo más que una estrella de acción
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El actor Arnold Schwarzenegger, conocido por éxitos como Terminator o Depredador, aceptó no cobrar ni un dólar por protagonizar por una de sus películas. Lo hizo con un objetivo claro: demostrar que podía triunfar también en la comedia, alejándose de su imagen de héroe musculoso e imbatible.
Durante una conversación con su hijo Patrick Schwarzenegger, publicada por Variety, el exgobernador de California desveló que tomó una arriesgada decisión para salir del encasillamiento. "Me ofrecieron hacer una comedia, pero nadie quería financiarla si yo estaba en el reparto", recordó.
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Frente a ese rechazo, propuso un trato inusual: "¿Por qué no lo hacemos gratis? Danny DeVito, Ivan Reitman y yo aceptamos no cobrar un sueldo". Sus sueldos se reservarían a la producción de la cinta y, a cambio, negociaron un porcentaje de los beneficios de taquilla, lo que acabaría convirtiéndose en una jugada maestra.
La primera de muchas comediasEstrenada en 1988, Los gemelos golpean dos veces fue un éxito rotundo. Con un presupuesto modesto de 16,5 millones de dólares, recaudó más de 200 millones en todo el mundo. "Fue el mejor acuerdo que hemos hecho jamás", admitió Schwarzenegger. Aquella decisión no solo disparó sus ingresos gracias a los derechos posteriores, sino que le abrió la puerta a otros títulos de comedia como Poli de guardería o Un padre en apuros.
El actor reveló que este paso fue clave para romper con su etiqueta de "estrella de acción" y ampliar su registro actoral. "Cuanto más gente mataba en pantalla, más ganaban los estudios, así que no querían cambiar eso", confesó. Pero gracias a Los gemelos golpean dos veces, logró transformar su imagen pública.
El propio Schwarzenegger bromea con que solo le había faltado hacer Shakespeare, pero aquel movimiento le permitió mostrar otra faceta como intérprete y construir una carrera mucho más versátil de lo que muchos imaginaron al verlo por primera vez como Conan el Bárbaro.
El Confidencial