'Iconografía del mal', el poder simbólico del tapiz en la Galería de las Colecciones Reales
Siempre ensombrecidos por los cuadros, los tapices rara vez ocupan el primer plano hoy en las exposiciones. Sin embargo, durante siglos fueron el telón monumental de ceremonias y salones palaciegos. Con una de las colecciones más importantes del mundo por calidad y cantidad (atesora más de 3.000 paños), Patrimonio Nacional ha querido que retomen ese protagonismo en 'Iconografía del mal. Tapices de los pecados capitales', la muestra temporal que recala en la madrileña Galería de las Colecciones Reales hasta el próximo 28 de septiembre.
Durante la rueda de prensa, la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, ha señalado que esta exposición «no trata solo sobre arte antiguo, sino sobre un tema que sigue interpelándonos: la representación del mal. La iconografía del pecado sigue siendo sorprendentemente actual». «Estos tapices nos interpelan desde el presente. Pecados como la soberbia o la ira no son cosa del pasado: los seguimos viendo a diario», ha corroborado Víctor Cageao, director de la Galería.
Conocidos como los 'Tapices de los pecados capitales', se trata de diez colosales piezas fabricadas en Flandes y adquiridas por Felipe II en el siglo XVI que, desde entonces, forman parte de las Colecciones Reales. «Es la primera vez que se presentan con una voluntad científica, desde un enfoque museológico, como verdaderos protagonistas de un discurso narrativo», ha destacado De la Cueva.
Con 8 metros de ancho y 5 de alto, pertenecen a dos series diferentes diseñados por Pieter Coecke van Aelst. Cuatro proceden de la colección de la tía de Felipe II, María de Hungría, quien los encargó para decorar el Palacio de Binche (Bruselas) con motivo de la visita del emperador Carlos V y su hijo en 1549. La segunda serie perteneció al conde de Egmont y está compuesta por seis tapices confeccionados en los talleres de Wilhelm Pannemaker en Bruselas a partir de los diseños de Van Aelst, en un contexto donde los reyes de la Casa de Austria dominaban los Países Bajos, el principal centro productor de tapices en la Europa renacentista.
«Hemos querido dar visibilidad a un patrimonio que siempre ha estado ahí, pero que ha permanecido en un discreto segundo plano frente a otras artes más protagonistas, como la pintura», ha puntualizado Cageao, que ha añadido que se encuentran en muy buen estado de conservación.
Aunque la colección de Patrimonio Nacional debe su origen a Isabel la Católica y al emperador Carlos V, fue Felipe II quien convirtió el tapiz en uno de los lenguajes visuales del poder real. En este contexto, según el comisario de la muestra, el conservador Roberto Muñoz Martín, «mostraban la riqueza de la monarquía y el interés que tenía por mostrar determinados relatos simbólicos de su reinado. También se utilizaban para cambiar perspectivas, arquitecturas, e incluso el urbanismo».
Cada uno de los expuestos en 'Iconografía del mal' muestra uno de los pecados capitales dentro de un mismo esquema, de acuerdo Muñoz Martín. «Se abre con el infierno y aparece un carro triunfal en el que hay una figura femenina que es la personificación del pecado y que suele estar tirado por algún animal metafórico. Siempre estarán capitaneados por un caballero con un estandarte, que representa algún animal simbólico o algún objeto que realce este pecado capital. Toda esta comitiva se va dirigiendo siempre a una ciudad que está en un segundo plano. Lo que se va diferenciando son los personajes, pero la estructura es siempre la misma».
El montaje de la exposición (que cuenta con el apoyo de la Comunidad de Madrid) facilita, por primera vez, contemplar estos paños en todo su esplendor. «Este museo tiene una virtud, y es que permite mostrar los tapices en sus dimensiones reales, sin doblarlos ni recortarlos, lo que nos da una oportunidad única de verlos tal como fueron concebidos», ha destacado Cageao.

El propio diseño museográfico recupera la disposición original con la que María de Hungría los instaló en el Palacio de Binche con motivo de la visita del emperador Carlos V y su hijo. «La soberbia la colocó justo detrás del dosel, donde estaban Carlos V y Felipe II, diciendo que eran los únicos que podían dominar la soberbia de los príncipes rebeldes», ha explicado Muñoz Martín. «Los demás tapices –pereza, lujuria e ira– representaban los pecados de esos príncipes protestantes, y la figura del monarca era la que debía aplacarlos con su bastón de mando», ha añadido.
En diálogo con ellos, se muestran los pertenecientes al conde de Egmont con el fin de que el visitante pueda apreciar las variaciones en las narrativas visuales y códigos éticos de una de las etapas más brillantes en la historia del arte textil. Cada tapiz expone, al tiempo, un pecado y su virtud opuesta: la caridad frente a la avaricia, la castidad contra la lujuria, la paciencia ante la ira, la templanza en oposición a la gula, la generosidad como antídoto de la envidia y la diligencia para combatir la pereza. Sus cenefas y medallones con inscripciones en latín refuerzan el mensaje que advierte sobre los peligros de caer en los pecados capitales.
Estos paños actuaban como una alegoría tejida del poder y también eran un vehículo de enseñanza moral de la monarquía. Para comprender su simbología, qué papel jugaron en la Corte como vehículo de enseñanza moral y de afirmación del poder real, y la evolución del gusto por los tapices en España, se reparten en cinco espacios expositivos diferentes. Entre las 38 piezas de la colección que les acompañan, una nueva adquisición de Patrimonio Nacional: 'Retrato de Mariana de Neoburgo como viuda' (Van Kessel, 1701-1706).
La exposición también exhibe dos préstamos. El primero es un manuscrito de la Biblioteca Nacional de España, fechado entre 1546 y 1553, que habla de la importancia de los tapices de los pecados capitales tejidos por Pannemaker. El otro préstamo es un cuadro de la Colección Abelló que refleja la función de los tapices en los actos ceremoniales, 'Ornato de la puerta de Guadalajara para la entrada de Carlos III en Madrid' (atribuido a Lorenzo Quirós, 1760).
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