Andrés Neuman presentó su libro sobre la vida desconocida detrás de María Moliner

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Andrés Neuman presentó su libro sobre la vida desconocida detrás de María Moliner

Andrés Neuman presentó su libro sobre la vida desconocida detrás de María Moliner

Andrés Neuman (1977) es hijo de músicos exiliados durante la última dictadura argentina. Instalado en Granada, España, desde los catorce, se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de esa provincia española. Autor de novelas y poemarios que le brindaron prestigio internacional desde muy joven –su primera novela, Bariloche (1999), fue finalista del Premio Herralde– se encontró, un poco guiado por su formación, con una pregunta: ¿Por qué no sabía casi nada de la autora de su diccionario favorito? Esa mujer fue María Moliner, aquella bibliotecaria que fue rechazada por la Real Academia Española y obtuvo la fama casi en el último tramo de su vida al publicar a los 66 años su ya emblemático Diccionario de uso del español.

Ese fue el detonante para la escritura de Hasta que empieza a brillar, la última novela de Neuman editada por Alfaguara que presentó ayer por la tarde junto al periodista cultural Maxi Legnani en la sala Carlos Gorostiza de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

La presentación comenzó con la lectura intercalada de fragmentos del libro por parte del autor y el periodista. Allí Neuman leyó una frase que sintetizó el espíritu de esta obra que le llevaría a la bibliotecaria y lexicógrafa más de dieciséis años de su vida: quiso escribir “El diccionario que le hubiera hecho falta”.

Eclipsada por un diccionario

Sonrientes, dieron inicio a una conversación donde el escritor se explayó acerca de la vida de la protagonista de su novela cuya biografía se vio eclipsada por la escritura de su diccionario. “Es la obra de una vida. Lo último que hizo y gracias a ello pasó a la posteridad pero de un modo amputado, como si esto se hubiera deglutido a la autora y borrado todo lo anterior. Sólo es una de tantas peripecias”, comentó Neuman. Legnani definió a la obra de Moliner como “un acto de amor a la palabra. Un retorno al grado cero de la escritura”.

“Es una biografía lingüística”, definió Neuman agregando que la casa de la autora se pobló de medio millón de fichas escritas a mano mientras trabajaba en el diccionario. “En su época se la propuso como integrante de la Real Academia Española y fue rechazada por el hecho de ser mujer. Durante tres siglos no hubo ninguna mujer integrante de la RAE”, resaltó.

También se expresó acerca de su pasado político: “Ella misma lo eludía, por preservación”, ya que había trabajado como Inspectora del Patronato de Misiones Pedagógicas en Valencia durante la Segunda República española.

A lo largo de su exposición, intercalada con reflexiones de Legnani, Neuman aportó más datos sobre la biografía poco conocida de Moliner: “Intentó estudiar filología pero no estaba disponible así que estudió historia. Se convirtió en lexicógrafa”. De pronto, un acople del micrófono interrumpió su exposición: “Esta es la RAE. Vamos a combatir el ruido académico”, exclamó despertando algunas risas.

Andrés Neuman presentó su libro sobre la vida desconocida detrás de María Moliner. Foto: Martín Bonetto.Andrés Neuman presentó su libro sobre la vida desconocida detrás de María Moliner. Foto: Martín Bonetto.

También contó detalles de su vida privada, algo central en la producción del diccionario. Su marido, catedrático de física, tenía un despacho. Pese a que de lunes a viernes permanecía vacío por motivos laborales, Moliner no ocupaba este espacio sino el resto de la casa: así las fichas que escribía y guardaba en cajas de zapatos terminaría invadiendo hasta,incluso, el botiquín del baño. Neuman contó una anécdota graciosa al respecto: “Ante el pedido ‘el baño o yo’, Moliner respondió: déjame que lo piense”.

Legnani y Neuman leyeron definiciones del diccionario de Moliner y las compararon con las de la RAE intercaladas con comentarios que el escritor volcó en su novela. Fue interesante observar como en los ejemplos de uso la autora volcaba allí su propia historia personal.

Por ejemplo, en la definición de amor, el ejemplo de la RAE era “Los padres castigan con amor”. Moliner reemplazó “castigan” por “corrigen”. “Hay una belleza, una generosidad increíble. Además intentó ser precisa, astuta, oblicua para que la censura del franquismo no la reprimiera”, agregó Neuman.

Paralelismos con Borges

En menos de una hora, Neuman y Legnani diseccionaron la novela: resaltaron paralelismos con Borges (lo inabarcable de la lengua, cual libro de arena, el pensamiento hipertextual, como la biblioteca de Babel) y señalaron que su diccionario tenía “mucha calle, vida cotidiana, inteligencia emocional”.

El escritor agregó otro dato poco conocido de la autora referido a su trabajo como bibliotecaria: “Escribió un opúsculo con recomendaciones que decía, por ejemplo, que materiales utilizar en las estanterías para que no ardieran por incendios o bombas”.

Ante el interés por Legnani de conocer un poco más acerca del “Neuman novelista”, el autor contó cómo escribió en diferentes registros: “Hay picaresca en su infancia, luego está la novela de aventuras en su época de inspectora de bibliotecas rurales –fundó más de 200–, luego se vuelve más oscura al final de la guerra civil, es un homenaje a la novela costumbrista y por último la novela metalingüística sobre la elaboración del diccionario”.

Andrés Neuman presentó su libro sobre la vida desconocida detrás de María Moliner. Foto: Martín Bonetto.Andrés Neuman presentó su libro sobre la vida desconocida detrás de María Moliner. Foto: Martín Bonetto.

Enfatizó que “todos los que piensan diccionarios están locos. El Oxford se hizo en un psiquiátrico” y citó un libro del autor argentino Rodolfo Wilcock (La sinagoga de los iconoclastas) donde se narra la historia de un lexicógrafo que intentó escribir un diccionario que tuviera el suspenso para ser leído como una novela. Decía que ese era el problema de los diccionarios: nadie llegaba hasta el final. Según Neuman, María logró eso: su diccionario se puede leer como un libro.

Sobre el final, Neuman comentó algo de cómo narró los últimos días de Moliner: “Después de una vida entregada a la palabra, se queda sin ellas. Es un homenaje a Beckett, como en su novela Malone muere. Ensayé distintas aproximaciones al hecho de contar siempre en función de la pasión de alguien por las palabras”, agregó.

Luego de escucharlo, fue posible trazar un paralelismo con las obsesiones lingüísticas del propio autor quien concluyó, conmovido por la autora de este diccionario emblemático: “si eso no es un acto de amor heroico a nuestra lengua no se me ocurre cual podrían serlo”.

Clarin

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