Claves para leer a Byung-Chul Han, ese pensador romántico y oriental

El pensamiento del filósofo surcoreano-alemán Byung-Chul Han, nacido en Seúl en 1959, laureado con el Premio Princesa de Asturias en la categoría de Comunicación y Humanidades, ha tenido un impacto sostenido, en particular por la popularidad que ha adquirido dentro del público lector por fuera de la academia.
El surcoreano Byung-Chul Han (F. Fischer Verlag / Archivo).
Es probable que esta relativa masividad (para la modestia de las cifras de ventas de la filosofía actual), específicamente como revela el propio autor en los países latinos y católicos (España, Portugal, Argentina o Brasil), se deba a los problemas que aborda que interpelan de manera directa nuestras formas de vida, hiperproductivas y agotadas en el marco del capitalismo presente, así como al peso cada vez mayor de los dispositivos tecnológicos y las plataformas que condicionan nuestras maneras de relacionarnos sexo-afectivamente, de igual modo que la dinámica de la transparencia y del exhibicionismo corrosivo al cual nos sometemos de manera voluntaria en lo cotidiano.
Todos estos son temas presentes en los más de treinta libros publicados por el filósofo de lengua alemana. Sin embargo, si observamos su obra en su totalidad, más allá de estas referencias concretas, es posible dar cuenta de un programa filosófico nítido que muestra cierta evolución y coherencia.
En sus primeros textos, El corazón de Heidegger (1996), Caras de la muerte (1998) y Muerte y alteridad (2002), Han consolida una perspectiva que podríamos llamar “conservadora romántica” arraigada en la constitución de una analítica del lenguaje y la finitud humana a partir de las categorías fundamentales de Ser y tiempo de Martin Heidegger y del estudio de otros filósofos y escritores que constituirán el corpus habitual de la obra del autor, a saber: G. W. F. Hegel, Walter Benjamin, Jacques Derrida, Peter Handke o Paul Celan.
La influencia heideggeriana será determinante en la configuración del pensamiento de Han al cual se irán adicionando otras corrientes que serán notorias en sus libros posteriores como el budismo zen analizado en tensión con la lectura que realiza el propio Heidegger de esta tradición oriental, tal como vemos en Filosofía del budismo zen (2002).
A partir de 2005 se torna evidente la aparición de otras preocupaciones con la publicación de Sobre el poder, aquí Nietzsche, Foucault y Agamben irrumpen en el territorio filosófico de Han de cuyos conceptos se servirá para adoptarlos, criticarlos o reformularlos desde una lectura personal.
Posteriormente, el filósofo publicará los libros que tendrán mayor resonancia en los medios y la opinión pública a través de los cuales nos entrega en pequeñas dosis una analítica del poder y la subjetividad en el marco de lo que denominará “sociedad de rendimiento” del siglo XXI en la cual el modelo subjetivo arquetípico será el “emprendedor de sí” que se autoexplota experimentando una supuesta sensación de libertad, leída como positividad patológica, que lo conduce a un cansancio estructural y nos hace testigos de la propalación de una multiplicidad de desórdenes psiquiátricos y psicológicos de atención, autolesiones, crisis de pánico, burnout e hiperactividad.
Byung Chul Han. Archivo Clarín.
Estas problemáticas serán exploradas de manera breve pero densa, al modo de “haikus filosóficos”, en libros como Hiperculturalidad (2005), La sociedad del cansancio (2010), La sociedad de la transparencia (2012), La agonía del Eros (2012), En el enjambre (2013) y Psicopolítica (2014).
A partir de la publicación de estos textos se consolida en la filosofía de Byung-Chul Han una imagen donde prevalece la impugnación a una dinámica social exasperante y la crítica hacia la gubernamentalidad neoliberal en las sociedades del siglo XXI que retoma y continúa la lógica de la sociedad disciplinaria descrita por Foucault en los siglos XVII, XVIII y XIX y la sociedad de control acuñada por Deleuze en la segunda mitad del siglo XX hacia el capitalismo del siglo XXI que no considera al cuerpo sino a la psique como fuerza productiva y al consumidor por sobre el ciudadano.
Esta sociedad del cansancio que describe Han debe ser enmarcada en una mecánica del poder que busca agradar y seducir en lugar de someter o disciplinar y que se expresa a través del entorno digital y las redes sociales mediante el botón “me gusta” y la cuantificación de los afectos y el reconocimiento, lo cual conduce a la extensión del esquema de costo-beneficio a todo ámbito humano a fin de “rendir” más y posicionarse mejor en lo personal y profesional en una competencia creciente que extenúa y se presenta perversamente como autorrealización.
Desde el punto de vista ontológico el problema central para Han radica en la ausencia de negatividad en el pensamiento contemporáneo, llevándonos a una modalidad del “sí” sostenido que obtura todo “no” y por ende a un mundo patológico de la afirmación permanente, algo que en el campo de la estética el autor surcoreano-alemán nos muestra en el escenario hipercultural del orden digital en el cual lo bello adquiere la forma de un artefacto pulido, liso, sin imperfecciones (desde el diseño de un teléfono celular hasta una selfie en una red social); una concepción de belleza ausente de asimetrías, reveses, estrías, es decir, carente de la negatividad del dolor, de lo sublime, del exceso, de la transgresión o el desgarro pasional. La belleza del orden digital es para Han pura transparencia sin fisura ni quiebre, sin emoción ni amor.
Este estado de cosas, según Han, se ha transformado hasta el paroxismo el último lustro con la radicalización de la crisis de la autoridad estatal, la extensión del tecnofeudalismo corporativo y la irrupción de las nuevas derechas populistas.
Infocracia, de Byung-Chul Han.
En este sentido, en los textos más recientes del filósofo, Vida contemplativa (2022) y El espíritu de la esperanza (2024), no hay tanto, como algunos dicen, la aparición de “un nuevo Han” que sorprende, sino la consecuencia de un proceso filosófico que luego de una primera etapa interpretativa del pensamiento de Heidegger, un segundo momento analítico-crítico del poder y la subjetividad en las sociedades presentes, nos permite vislumbrar una tercera dimensión que requiere del despliegue de un programa ético-político de acción que vaya más allá del diagnóstico condenatorio y nos brinde pistas de resistencia frente a un panorama más feroz.
Los críticos de Han atacan en especial dos elementos de su proyecto intelectual: en primer lugar, su superproducción editorial, cada nueva entrega de un pequeño libro no agrega nada sustancialmente original respecto de sus textos anteriores, constituyéndose de este modo en objeto de aquello que critica, es decir, un producto más en serie que sigue la lógica del pensamiento breve y frívolo (al modo de un tuit o un post de un red social).
Y, en segundo lugar, su diagnóstico lapidario y catastrófico de la sociedad actual, sin proponer más que pequeños espacios de microrresistencia individuales o privilegiados como la contemplación, el jardín y el retorno a cierta ritualidad mística, anulando de esta manera toda fuerza colectiva que opere como un contrapoder consistente a la situación presente.
Respondiendo a la primera crítica, en una de las tres conferencias que forman parte de La tonalidad del pensamiento (2024), dictada el 23 de abril de 2023 en Leipzig, Han señala lo siguiente: “Mis libros no son repeticiones, sino variaciones. Mis libros se guían por las Variaciones Goldberg. Si considero mi libro La sociedad del cansancio como aria de todo el ciclo, entonces a este ensayo le deberían seguir treinta variaciones”.
De manera que podemos comprender la filosofía de Han no tanto como la sumatoria de volúmenes cortos sino más bien como una obra que hay que visualizar en conjunto, de acuerdo a la modalidad de la “variación” como matriz de pensamiento.
Quizá de modo análogo a César Aira con la literatura, la filosofía de Han hay que percibirla como un “sistema” que no está exento de lo performático.
Caras de la muerte, de Byung-Chul Han.
Respecto del segundo señalamiento de orden político, creo que sus críticos no dimensionan que la denuncia de Han al capitalismo no es realizada desde una posición de izquierda ni marxista; el hecho de converger en el rechazo a la sociedad del rendimiento y la autoexplotación con estos sectores, no implica que la alternativa de Han vaya en dirección de un esquema populista de izquierda o de otros tipos de progresismos.
La crítica al capitalismo de Han es realizada desde una posición heideggeriana, romántica y católica que contiene elementos conservadores, comunitaristas y republicanos kantianos. De manera que lo burgués o la insuficiencia en su radicalidad política es más un problema de quienes lo leen por izquierda (esperando una solución maximalista) que del propio Han que jamás se situó en ese lugar.
En este sentido, en la segunda conferencia de La tonalidad del pensamiento, realizada el 11 de abril de 2023 en Oporto, Han afirma: “El sujeto deprimido del rendimiento se hunde y se ahoga en sí mismo. En cambio, el Eros permite experimentar al otro en su otredad y saca al Uno de su infierno narcisista”. El amor y el erotismo, al abrir el vínculo con el otro, está más allá del rendimiento.
Byung Chul Han. Archivo Clarín.
La salida, según nuestro autor, está en el amor. En la conferencia que ofrece en Lisboa el 13 de abril de 2023, postula Han: “Siempre se me ha reprochado que mi pensamiento es pesimista. En realidad, el mío es un pensamiento esperanzado. Solo quien espera puede pensar. Pero el pensamiento esperanzado no tiene nada que ver con el optimismo”.
La actualidad de los discursos de odio, según Han, son el resultado del miedo frente al futuro sombrío y la desesperanza. El miedo que siembran los líderes populistas de derecha es un instrumento de dominación en el cual se asientan los fundamentos de la sociedad del rendimiento.
El miedo aísla a las personas, mientras que la comunidad, al producir un nosotros, alienta la esperanza. Han dialoga críticamente con lo que llama la “fenomenología del miedo” a la cual contrapone una “fenomenología de la esperanza”.
No-Cosas. Quiebres del mundo de hoy, de Byung-Chul Han.
La disposición anímica fundamental en Ser y tiempo de Heidegger será la angustia, que según Han debe leerse sustancialmente como miedo a la muerte; por el contrario, su pensamiento, romántico y oriental a la vez, se dirige hacia la esperanza, no a la muerte, sino al nacimiento, a lo aún no nacido.
La propuesta de Byung-Chul Han, retomando la inspiración de la vida contemplativa de Aristóteles, nos invita a crear nuevas formas de existencia que resistan la reducción a la productividad y se abran a una temporalidad de la demora, quizá para algunos sea poco, para otros, en un contexto de hostilidad y agresión permanente, es mucho.
Clarin