Enrique Iglesias y Billboard apoyan que nos invada esta música, puede que tú también
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Anoche Madrid fue invadida por un ejército latinoamericano. La gente huía de sus casas, pero lejos de buscar refugio, querían acercarse a los invasores y a sus armas: las guitarras, los pianos y las baterías que utilizaban las tropas musicales invasoras para conquistar España. Nicky Jam atacó con dos conciertos en la misma noche, uno para abatir el flanco este en las fiestas populares de Torrejón de Ardoz, y otro para dominar el corazón de la ciudad en una discoteca de Plaza de España, donde la fila de personas era de cientos de metros. Luis Silva, cantante de llanera venezolana, lideró la ofensiva en el frente sur con un show en Fuenlabrada. Este diario cubrió las hostilidades en el frente noroeste, donde los latinoamericanos atacaron más fuerte con su música.
Miles de personas quedaron tocadas en el festival Noches del Botánico. Allí desembarcaron dos peligrosos dúos urbanos: Cali y el Dandee (colombianos con casi siete millones de oyentes mensuales en Spotify), y Gente de Zona (cubanos con 14,6 millones de oyentes mensuales en la misma plataforma). Las previsiones bélicas nos hicieron sospechar de que estos últimos eran los más peligrosos por dos motivos fundamentales: cantan “Bailando”, una de las canciones más escuchadas de la historia, y ahora están ensayando un arma nueva que puede ser letal para los españoles. Hablamos del “reparto”, un género musical urbano que está escalando en el mercado internacional al mezclar el típico reguetón boricua con la base más tradicional de la música cubana (la que toca Buena Vista Social Club, por ejemplo).
La prestigiosa revista Billboard publicó un extenso texto hace pocos días recomendando “conocer” a 31 artistas reparteros. Enrique Iglesias y El Alfa acaban de publicar su remix repartero de “La Botella” junto a Descemer Bueno (el cerebro principal detrás de “Bailando”), y otros tres cubanos del género. Sergio George, el mítico productor de Marc Anthony inmortalizado con el grito “¡Ataca Sergio!”, grabó hace poco con Bebeshito, el mayor exponente del reparto y responsable de una decena de conciertos recientes en grandes arenas de EEUU. La Academia de Grabación de ese país, la que otorga los Premios Grammy, convirtió en miembro votante a Wampi, otro repartero que ha liderado el furor desatado por el género en países como Perú o Uruguay.
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Gente de Zona está de gira por Europa, pero concentra su ataque repartero en España con nueve de las 12 fechas que tienen programadas para su “Reparto by GDZ- Europe Tour”. Así se llama también su último disco, compuesto por una docena de temas en los que colaboran con 20 artistas del género.
Cuando a las 9:35pm terminaron de tocar Cali y el Dandee, mucho público salió en estampida. Parecían haber pagado 45 euros por un concierto doble del que solo querían disfrutar la mitad, pero no era así. En realidad salieron de la pista y las gradas para tomarse un respiro (hacía 35 grados Celsius) y volver con más fuerza. Gente de Zona reunió a más público, joven en su mayoría y presumiblemente universitario por la ubicación del concierto, que quería dominguear correctamente y gritar mucho, incluso antes de que empezara el show.
Cuando los técnicos comenzaron a retirar los instrumentos del dúo colombiano y a introducir los del cubano, la gente estalló al ver que eran muchos más. Intuían que la movida sería más grande, o cuando menos diferente al típico concierto urbano sustentado en una pista o background soso. Los reguetoneros cubanos tienen ese valor añadido de tocar su música con instrumentos reales, amén de que la produzcan fundamentalmente con medios electrónicos. Charly y Johayron, otro dúo que viene pisando fuerte en el reparto, contaron en una entrevista lo “especiales” que se sintieron al ser los únicos urbanos que utilizaron indumentaria en el Vibra Urbana de 2024, uno de los festivales más importantes de EEUU.
El concierto inició con una cortina en formato popurrí de los principales éxitos: “Bailando”, “Traidora”, “La Gozadera”... De esta última solo sonó: “El mundo se está sumando a la fiesta de los latinos”, pero alcanzó para arrancarle al público los primeros gritos de un concierto que apenas empezaba a generar algarabía. La primera canción que tocaron completa fue su mítico éxito junto a Enrique Iglesias y Descemer Bueno, tema que me ayudó a ver cuán heterogénea era la masa que se desgalillaba coreando. Muchos que lucían como clásicos jóvenes españoles, de piel y ojos muy claros, por ejemplo, terminaron exponiendo sus respectivos acentos latinos con los primeros tarareos.
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Minutos más tarde, cuando los cantantes censaron al público por sus nacionalidades, los que más bulla hicieron fueron los de España, Cuba, Venezuela, Perú y Colombia, por ese orden. De esos países es de donde más gente ha llegado a Madrid en los últimos años, estableciendo un récord en la capital de más de un millón de habitantes nacidos en Latinoamérica. Esa población está cambiando de forma vertiginosa la oferta cultural de esta y otras grandes ciudades del país, como expusimos hace poco en un reportaje. El género reparto ha maniobrado también para incluirse en esa nueva oferta, cerrando por capacidad salas más pequeñas.
A esa escala, en locales más asequibles de aforo, hay mucha gente pujando por conquistar Europa. De hecho, uno de los máximos responsables del éxito del reparto es el productor italiano Roberto Ferrante, quien llevó a la cima a artistas como Prince Royce, Aventura, Nicky Jam, Pitbull o Chimbala con su disquera Planets Records, y ahora se ha establecido en Cuba para pescar allí a los mejores talentos. El objetivo de Ferrante es rentabilizar el reparto en todo el mundo, pero sobre todo en los mercados europeos y de EEUU, los más codiciados en la industria musical. El éxito arrollador de otros ritmos urbanos autóctonos del Caribe, como el dembow dominicano que suena en muchas fiestas españolas, por ejemplo, marca la línea que podría seguir el reparto.
De España salen gran parte de las escuchas que le han dado decenas de discos de oro y platino a los artistas reparteros firmados por Ferrante. Incluso urbanos del patio, como la catalana Bad Gyal, han colaborado con reparteros cubanos. Quien sabe si el reciente estreno de Enrique Iglesias se convierte en el nuevo “Bailando” y dispara aún más la demanda de esta música, que al igual que el dembow en Repúblicad Dominicana, nació de los barrios cubanos más pobres y se convirtió en una de las pocas formas de salir adelante que tenían jóvenes marginados, generalmente negros.
“Los españoles tienen la culpa de este movimiento”, bromeó en el concierto Alexander Delgado, la voz principal de Gente de Zona. “Esta música la hacemos los negros y mulatos que venimos de la mezcla que hubo con los españoles blancos”. De alguna forma Delgado ha intentado verter o reflejar esa mezcla genética y cultural en la música, y ahora gira por España tocando el mejor reparto que se haya producido. En una reciente entrevista dijo que invirtió alrededor de 500.000 dólares en la producción del mencionado disco, algo que se constata al escuchar en vivo las pailas y los trombones mezclados armoniosamente con un drums. Como ir a un concierto y disfrutarlo depende generalmente de conocer las canciones del artista, y Gente de Zona tiene muchas que todos de alguna forma hemos escuchado, quizás sea el mejor embajador que puede tener el reparto ahora mismo.
Este género tiene un punto de partida musical realtivamente sencillo: mezclar sonidos producidos electrónicamente con la clave cubana (patrón rítmico que ha influido en miles de artistas americanos). Esa baja complejidad no lo hace muy atractivo para los oídos más eruditos y exigentes, pero uno de los grandes méritos del disco de Gente de Zona consiste en incorporar una producción musical tan sólida como diversa que enriquece mucho la posterior puesta en escena. Ejemplo de lo anterior es la canción “Almohada”, un impresionante tema de reparto con violines. Si le añadimos la depuración de letras (el reparto solía primar textos muy coloquiales y a veces inentendibles), llegamos a un producto sonoro que justifica el éxito enorme cosechado y se posiciona como el mejor fonograma del género editado hasta la fecha.
El Confidencial