Esto significa que alguien duerma abrazando una almohada, según la psicología

A lo largo de la historia, las distintas culturas han desarrollado sus propias interpretaciones sobre el significado de las diferentes posturas que se adoptan al dormir. Así, desde la antigüedad se ha creído que la forma en que descansamos revela aspectos de nuestra personalidad. Pero ¿qué opina la psicología sobre dormir abrazado a la almohada? Los expertos dieron una respuesta.

Una de las posturas que más ha captado la atención de psicólogos y especialistas en comportamiento es la de dormir abrazado a una almohada. Es que lo que a simple vista puede parecer un gesto de confort o costumbre, en realidad puede encerrar un profundo significado emocional. Tal como señala un artículo publicado por Cuerpo y Mente, este simple hábito nocturno permite revelar nuestro estado emocional y la forma en la que nos vinculamos con los demás.

Especialistas en salud mental y comportamiento del sueño coinciden en que la forma en que dormimos dice mucho sobre cómo nos relacionamos con el mundo. Así como dormir en posición fetal suele asociarse con sensibilidad o necesidad de protección, abrazar una almohada al dormir está estrechamente relacionado con el deseo de cercanía, afecto y seguridad emocional.​

(LEA MÁS: Si no le gustan los gatos en casa: estos son los 4 olores que más odian)Dormir abrazado con la almohada: un reflejo del apego emocional

Desde el enfoque psicológico, quienes duermen aferrados a una almohada tienden a ser personas afectuosas, empáticas y con una fuerte necesidad de conexión interpersonal. Este gesto puede ser una forma simbólica de llenar vacíos afectivos, especialmente en momentos de soledad o ansiedad. Al recrear el contacto físico que ofrece consuelo, el cuerpo busca inconscientemente una sensación de compañía y protección.La tendencia a abrazar objetos blandos mientras se duerme tiene raíces en la infancia. Durante los primeros años de vida, el contacto físico con los cuidadores es clave para el desarrollo emocional. Y esa necesidad básica de cercanía puede dejar una huella duradera que se manifiesta en la adultez a través de gestos como abrazar una almohada para dormir.

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Es importante remarcar que este comportamiento es más habitual de lo que se cree y no necesariamente indica un problema. Al contrario, suele reflejar una personalidad cálida, confiable y protectora. Incluso puede ser un mecanismo saludable para gestionar emociones difíciles, como la angustia o el insomnio, siempre que no sustituya de forma crónica la interacción social real.