Ingeniera de alimentos explica por qué hemos leído mal la fecha de vencimiento de los alimentos
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Muchas veces, cuando se compra algún alimento, lo primero que se revisa es la fecha de vencimiento para saber hasta cuándo el producto está vigente, ya que esta es importante para evitar riesgos en el organismo.
Lo que no saben es que, en algunas ocasiones, la están leyendo mal. Es importante no confundir la fecha de caducidad con la de consumo, ya que hay una diferencia entre ambas.
La ingeniera de alimentos Mariana Zapién, a través de su cuenta de Instagram, suele dar consejos a sus seguidores sobre el cuidado de los alimentos y cómo debe ser su consumo.
Según la experta, es importante que las personas aprendan a interpretar la fecha de caducidad, la cual indica cuándo el producto ha expirado y ya no es seguro para la salud ingerirlo.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que existe una ‘letra pequeña’ que suelen ignorar y pasar por alto, lo que puede convertirse en un problema para el organismo, ya que podría ser la causa de la proliferación de bacterias.
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Es importante que verifique la fecha de vencimiento. Foto:istock
“Estás leyendo mal la fecha de caducidad. La fecha escrita en los productos indica hasta cuándo el producto se encuentra en buenas condiciones; después de esta, no puede comercializarse ni consumirse porque pueden haber riesgo sanitarios”, explicó Zapién.
A pesar de que esta es importante para saber hasta cuándo el alimento estará vigente, lo que muchos no saben es que cambia una vez abierto. Esto suele pasar desapercibido entre muchas personas que no leen la letra pequeña.
“Al abrir el producto se deja de tener un ambiente sellado y controlado, lo que promueve la entrada de contaminantes externos como bacterias levaduras u hongos y, como los alimentos tienen nutrientes, son el ambiente perfecto para el desarrollo y crecimiento de microorganismos que podrían enfermarte o echar a perder tu alimento”, indicó.
Una vez abiertos, estos productos comienzan a degradar las grasas debido a la exposición al oxígeno, lo que promueve la aparición de sabores rancios. Por ello, la ingeniera de alimentos explicó la importancia de prestar atención a las indicaciones de almacenamiento señaladas por el fabricante y a las recomendaciones de consumo.
Uno de los ejemplos más claros que mencionó la experta es el consumo de la leche. Lo más recomendable es consumirla dentro de los siguientes tres días después de abrirla, para evitar la proliferación de bacterias que pueda recoger en la nevera.
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La leche después de abierta debe consumirse antes de los tres días. Foto:iStock
“Recuerda que hay microorganismos que pueden enfermarte y que no necesariamente alteran las características del alimento, como sabor, color o aroma, así que respeta el tiempo de duración de los alimentos una vez abiertos en el refrigerador”, concluyó Zapién.
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