Juana de Arco: la historia real de la joven que liberó Francia y fue condenada a la hoguera

La historia de Juana de Arco, la adolescente pobre, campesina y analfabeta que liberó a Francia del asedio inglés durante la Guerra de los Cien años, sigue despertando asombro e interés a través del tiempo.
Juana de Arco. Archivo Clarín-.
Heroína y Patrona de Francia, Señora de la guerra y Santa de la Iglesia Católica, con solo 17 años, vestida con ropa masculina y guiada por lo que describió como un mandato divino, lideró tropas francesas y allanó el camino para la coronación de Carlos VII, el legítimo heredero al trono.
Su valentía y convicción la convirtieron en un símbolo, pero también en un blanco para sus enemigos. Capturada por los borgoñones en 1430, fue vendida a los ingleses por diez mil libras y sometida a un juicio lleno de irregularidades. Hace 594 años, el 30 de mayo de 1431, fue quemada en la hoguera en Ruán, con apenas 19 años, acusada de herejía y travestismo.
Décadas después, el papa Calixto III ordenó la revisión de su caso y en 1455 se anuló su condena, declarando su inocencia. No obstante, su reconocimiento oficial tardó siglos en llegar: Napoleón Bonaparte la declaró símbolo nacional en 1803, y finalmente fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920, consolidándose como una de las figuras más importantes de la historia francesa.
Juana nació alrededor de 1412, en Domrémy, Lorena, en una familia humilde. Desde los 13 años, aseguró escuchar voces celestiales que la instaban a liberar a Francia. Convencida de su misión, dejó atrás una vida sencilla para enfrentar el conflicto. Rechazó el matrimonio que su familia le había arreglado y logró convencer al capitán Robert de Baudricourt de que le permitiera reunirse con Carlos VII.
Captura de Juana de Arco, de Adolphe Alexandre Dillens. Archivo Clarín.
El Delfín la puso a prueba: examinó su religiosidad, verificó su virginidad y la sometió a entrenamiento militar. Finalmente, le entregó una armadura y un estandarte con la flor de lis, símbolo de Francia. Así, el 29 de abril de 1429, Juana entró en Orleans con su ejército, logrando en nueve días lo que los soldados no habían conseguido en seis meses: la liberación de la ciudad.
Tras una serie de victorias que fortalecieron la unificación del reino, Juana cayó en manos enemigas y fue juzgada por un tribunal impuesto por los ingleses. En lugar de defenderla, Carlos VII, cuya ascensión al trono había sido posible gracias a ella, se distanció con una declaración pública donde afirmaba que Juana había sido "arrogante y había dejado de escuchar a su rey".
El juicio fue una farsa: fue acusada de brujería y travestismo, y condenada a la hoguera. Para evitar que su figura se convirtiera en objeto de culto, los ingleses quemaron su cuerpo tres veces, asegurándose de que no quedaran reliquias.
Su legado trasciende la historia y ha inspirado innumerables obras literarias, cinematográficas y pictóricas. Desde Voltaire y Schiller, hasta Mark Twain y Bernard Shaw, la figura de la Doncella de Orleans sigue siendo explorada en la literatura. En el cine, películas como La pasión de Juana de Arco (1928) y El proceso de Juana de Arco (1962) han retratado su vida con gran dramatismo.
En 1855, en plena efervescencia del espiritismo en Francia, una joven médium llamada Ermance Dufaux aseguró haber recibido el relato de Juana de Arco desde el más allá. Así nació Jeanne d’Arc par elle–même (Juana de Arco por ella misma), un libro que, según sus seguidores, fue dictado por el espíritu de la heroína francesa y que ofrece una visión íntima de su vida, sus batallas y su trágico destino.
La obra, escrita por Dufaux con apenas 14 años, se presenta como una narración detallada de la vida de Juana, desde su infancia en Domrémy hasta su condena en Ruán. A diferencia de los relatos históricos tradicionales, este libro pretende ser un testimonio directo de la propia Doncella de Orleans, revelando aspectos poco conocidos de su misión y su relación con el mundo espiritual.
Juana de Arco. Archivo Clarín-.
Más allá de su origen, Jeanne d’Arc par elle–même ofrece una perspectiva única sobre la vida de la heroína. En sus páginas, Juana describe sus visiones, su llamado divino y los momentos clave de su lucha por Francia. También se abordan sus pensamientos sobre la traición, el juicio y su ejecución, en un tono que busca reivindicar su figura más allá de la versión oficial.
La traición sufrida por Juana de Arco ha sido comparada en varias ocasiones con la de Judas Iscariote hacia Jesús, especialmente desde una perspectiva religiosa y simbólica.
Ambas figuras fueron entregadas por quienes deberían haberlas protegido: Juana fue vendida por los borgoñones a los ingleses, –sus propios compatriotas la entregaron por dinero (y por odio al Rey, claro)– el mismo rey al que ella había defendido y que, luego, le dio la espalda. Y Judas, como es sabido, entregó a Jesús, por treinta monedas de plata.
Juana de Arco. Archivo Clarín-.
Algunos estudiosos han señalado que, al igual que Jesús, Juana fue sometida a un juicio injusto, manipulado por sus enemigos para condenarla. Además, su ejecución en la hoguera ha sido vista como un sacrificio que, con el tiempo, la convirtió en símbolo de fe y resistencia. Incluso, varios de estos investigadores han ido más allá.
Clarin