La conjura de un pueblo de 80 habitantes para salvar una joya de su patrimonio
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No han colocado una cruz a los pies de la hornacina de Santa Bárbara para ahuyentar las tempestades y el granizo, como cada 3 de mayo, ni han encendido una vela en su Conjuradero, el único en Castilla y León aún en uso. En Villegas, un pequeño municipio de Burgos de 79 habitantes, tampoco han echado mano esta vez del antiguo libro de conjuros de Pedro Ximénez que conservan en la iglesia de Santa Eugenia. Para salvar el valioso coro tardogótico de esta parroquia fortaleza, atribuible a Francisco de Colonia o a su taller, la asociación cultural Puentipiedra ha abierto una campaña de micromecenazgo con Hispania Nostra, que está a un paso de cumplir su objetivo.
A sólo cinco días de que se cumpla el plazo, casi 200 mecenas han contribuido ya con 19.500 euros, alentando las esperanzas de los villeguinos. «Damos las gracias a todos los que han hecho su aportación y animamos a los demás a que se sumen para recuperar el esplendor de una de las joyas de esta magnífica y monumental iglesia», alienta Javier Rodríguez, presidente de la asociación Puentipiedra de Villegas, en conversación telefónica con ABC.
El coro esta iglesia, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1991, está cerrado a los feligreses. El riesgo de hundimiento del entarimado obligó a restringir su acceso y el polvo, el abandono y el paso del tiempo se fue apoderando del lugar. De ahí que la restauración proyectada con la ayuda y experiencia de Antonio de la Fuente, arquitecto especializado en restauración del patrimonio, prevea comenzar por este suelo, «que está en un estado verdaderamente lamentable», según Rodríguez.
Después abordará la recuperación de los acabados originales de las dos bóvedas de este coro alto, así como la restauración de sus columnas, barandillas y el resto de elementos. También incluirá su artístico facistol. A diferencia de otros templos, en la iglesia de Villegas se ha conservado este gran atril de cuatro caras sobre el que se colocaban los libros sagrados, aunque muy afectado por la carcoma.
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Su objetivo es devolver el brillo que tenía el coro cuando se construyó, hace 500 años, y recuperar su funcionalidad. «Sería una magnífica obra que solo podríamos conseguir si alcanzamos ese objetivo óptimo de 25.000 euros», apunta el presidente de Puentipiedra. Según explica, se construyó a finales del siglo XV o principios del XVI y puede atribuirse a Francisco de Colonia o de su taller, aunque «su frontal de piedra parece prácticamente seguro que sea obra de Simón de Colonia», dadas las similitudes de algunos elementos con los de San Esteban de Burgos, sede del Museo del Retablo.
«Son pistas que apuntan, por un lado, a su indudable categoría artística y, por otro lado, a la necesidad de una investigación sobre él, asunto que nos gustaría abordar en el futuro», resaltan desde Puentipiedra en la web del crowdfunding.
La asociación confía en que la Junta de Castilla y León también colabore en este proyecto, porque el presupuesto total de la obra asciende a unos 40.000 euros. «Si no alcanza a ejecutar todo lo que está previsto, se hará lo que se pueda, en función de la cantidad que hayamos obtenido. Pero por supuesto que intentaremos por todos los medios que se restaure lo máximo posible», dice Rodríguez.
A juzgar por la trayectoria de Puentipiedra, no cabe duda de que tratarán de llevarlo a cabo con todas sus fuerzas, con la estrecha colaboración de la asociación Amigos de Villamorón, que en 2022 consiguió el impulso económico para dar una segunda vida a su iglesia.
El empeño de este pequeño colectivo de Villegas, que agrupa a 90 socios, ha logrado recuperar su singular Arco Conjuradero, hoy musealizado. «Es el único de Castilla y León que sigue en activo», resalta el presidente de Puentipiedra. También impulsó la restauración por parte del Centro de Conservación y Restauración del Patrimonio de Simancas del 'Libro de conjuros de Ximenez contra todas tempestades de truenos, granizo, rayos y contra las langostas' (siglo XVIII) y de los elementos sacramentales usados en los conjuros y exorcismos que se celebraron desde el siglo XVI hasta bien entrado el XIX.

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Según indica Rodríguez, actualmente se mantienen algunos de esos ritos. «El 3 de mayo se coloca una cruz a los pies de la hornacina de Santa Bárbara, se enciende una vela en el farol del interior del Conjuradero, que permanece encendida las 24 horas del día hasta el 14 de septiembre, se celebra una misa y después, una procesión a las afueras del pueblo hasta el término de Revilla, donde se coloca otra cruz y se bendicen los campos».
El Conjuradero anexo a la iglesia de Santa Eugenia «es uno de los elementos más emblemáticos y más atractivos de todo el conjunto patrimonial de Villegas», reconoce Rodríguez. Para efectuar los conjuros, el sacerdote utilizaba el libro de Pedro Ximénez, con distintas oraciones, según el peligro que se pretendiera atajar, como el del temible granizo que arruinaba las cosechas.
El campanero colaboraba en el rito tocando las campanas. «Ese volteo originaba unas ondas que, si la nube estaba próxima, podían alterar su formación para que no descargara la tormenta. Está demostrado científicamente que puede suceder», añade este villeguino. Satisfecho por la recuperación de este espacio, ahora anima a contribuir en el salvamento del coro. «Las donaciones de hasta 250 euros tienen una desgravación del 80%», recuerda.
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