¿Por qué el hormigón de la Antigua Roma dura miles de años? (Ya lo sabemos)
%3Aformat(jpg)%3Aquality(99)%3Awatermark(f.elconfidencial.com%2Ffile%2Fbae%2Feea%2Ffde%2Fbaeeeafde1b3229287b0c008f7602058.png%2C0%2C275%2C1)%2Ff.elconfidencial.com%2Foriginal%2F29d%2Fcee%2F817%2F29dcee817758466448d227890b8aa37b.jpg&w=1280&q=100)
Un equipo internacional de científicos ha desvelado finalmente el secreto detrás de la asombrosa durabilidad del hormigón utilizado en la Antigua Roma. Este material, empleado en construcciones como acueductos, templos y el famoso Panteón o Templo de Agripa, ha demostrado una capacidad de resistencia muy superior a la del hormigón moderno, que tiende a agrietarse y deteriorarse con el paso de las décadas.
Durante mucho tiempo se pensó que la ceniza volcánica utilizada en la mezcla romana era la clave de su longevidad. Sin embargo, una nueva investigación liderada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha identificado otro ingrediente fundamental: pequeños fragmentos blancos conocidos como “clastos de cal”, explica Live Science.
Estos fragmentos, observados durante mucho tiempo, pero malinterpretados, fueron considerados simplemente como un signo de mala mezcla o baja calidad. No obstante, el nuevo estudio sugiere que son prueba de un proceso de “mezcla en caliente” que podría haber sido intencional, y no accidental, por parte de los antiguos constructores romanos.
Al mezclar cal viva (óxido de calcio) con agua y otros ingredientes a altas temperaturas, los romanos no solo generaban estos clastos, sino que también producían un material con capacidades únicas de autorreparación. Cuando una grieta se forma en el hormigón, el agua puede filtrarse y reaccionar con estos clastos, lo que permite que se recristalicen en forma de carbonato cálcico y sellen la grieta.
Al mezclar cal viva con agua y otros ingredientes a altas temperaturas, producían un material con capacidades únicas de autorreparación
Para probar esta hipótesis, los investigadores recrearon una fórmula romana utilizando ceniza volcánica de la región de Pozzuoli, cal viva y agua, y comprobaron que el material era capaz de autorrepararse después de agrietarse. Las grietas desaparecieron en dos semanas al estar en contacto con agua.
Este descubrimiento no solo resuelve un misterio histórico, sino que podría tener importantes aplicaciones en la actualidad. La implementación de este tipo de hormigón autorreparable podría reducir significativamente el impacto ambiental de la industria de la construcción, que representa un 8% de las emisiones globales de dióxido de carbono.
Un equipo internacional de científicos ha desvelado finalmente el secreto detrás de la asombrosa durabilidad del hormigón utilizado en la Antigua Roma. Este material, empleado en construcciones como acueductos, templos y el famoso Panteón o Templo de Agripa, ha demostrado una capacidad de resistencia muy superior a la del hormigón moderno, que tiende a agrietarse y deteriorarse con el paso de las décadas.
El Confidencial