22 años, un mes y tres días. Lo que Nadal enseñó a Carlos, lo que Alcaraz nos enseñó al resto
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Rafa Nadal ganó su quinto Grand Slam con 22 años, un mes y tres días; Carlos Alcaraz ha ganado su quinto Grand Slam con 22 años, un mes y tres días. Perdónenme por emplear semejante analogía el día en que el único protagonista es Carlitos. Pero las comparaciones con el ídolo tornarán en inevitables de continuar semejantes paralelismos. Los éxitos en Roland Garros, donde el murciano triunfó por segunda vez, ya se han convertido en una clara semejanza.
París fue testigo de una final legendaria, la más larga de la historia del torneo. Si con Nadal el pronóstico estaba claro por su rotundo favoritismo, con Alcaraz surgió la incertidumbre ante el elevado nivel de Jannik Sinner a pesar de sus dos meses alejado de las pistas. Visto el inicio del duelo, las dudas estaban justificadas.
Algunos (¿todos?) vislumbraron que la derrota sería el desenlace final, porque había escasos motivos para ser optimista. Los saques y las derechas de Sinner convertían en una utopía cualquier posibilidad de triunfo. En la arcilla roja de París, el italiano estaba siendo mejor. No obstante, Alcaraz basó su remontada en la resiliencia de la que tanto hizo gala Nadal a lo largo de su carrera. Quién sabe si las visitas a placa del ídolo se convirtieron en un traspaso de los poderes.
Salvar tres bolas de partido y finalmente hacerse con el triunfo recordó a la célebre remontada de Rafa ante Daniil Medvedev en el Open de Australia. Las redes se inundaron de la instantánea que reflejaba el marcador de ese instante y el final. Los años traerán al recuerdo por igual esa foto y la que se hizo con el título. Si le faltaba un día de épica absoluta a Carlitos, París se lo concedió.
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La cara de Carlitos era de aparente normalidad, como si se tratase de un plan que estuviese preparado de antemano. A pesar de la apabullante superioridad de Sinner en el marcador, Alcaraz se mostró parsimonioso, tal vez convencido de que había posibilidades para creer en el milagro sin necesidad de pasar por Lourdes.
El triunfo de Alcaraz emergió desde una rotunda fortaleza mental que lo llevó a creer en los imposibles cuando había profundos motivos para pensar lo contrario. Tras esta remontada, habría que reconsiderar si existe algún aspecto en el que sea vulnerable. La victoria dejó clara su evidente mejora en el plano psicológico. Dejó a un lado las dudas, se centró en su mejor tenis y demostró que, en plenitud, no hay un tenista que se le iguale. Sinner es el que más cerca está. Veremos ese duelo por largos años.
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Se repitió, además, una final de Alcaraz de Grand Slam y una de la Selección Española el mismo día, como en Wimbledon el año pasado. La imagen de los jugadores en el césped viendo Roland Garros fue una manera de sentir más apoyo para el tramo final. Ni la derrota de la Roja, que seguro que vio en plena celebración personal, perturbó uno de los días más importantes de su carrera profesional.
El éxito, además, ha llegado a su manera, como bien reflejó en su documental. Carlitos es un chico de 22 años al que le gusta su profesión y divertirse. Ambas cosas son compatibles y no tendrían por qué alarmar a nadie. El propio Nadal fue rotundo cuando le cuestionaron: "Es un gran profesional". Uno que va camino de convertir en mortal al ídolo. Recuerden: 22 días, un mes y tres días.
El Confidencial