El Real Madrid conquista Málaga y pasa a la final de la ACB a lo grande, con premio para Chus Mateo
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La renovación del otrora criticado Chus Mateo empieza a coleccionar seguidores con velocidad uniformemente acelerada. Las dudas que en los foros eran mayoritarias ya no aparecen apenas y la contundencia del equipo, su mentalidad y la evidente proyección de las ideas del entrenador sobre la pista, sugieren asimismo una sintonía entre los jugadores y el propio staff. Es este un aspecto muy relevante en la gestión de equipos deportivos, más allá de los elementos puramente técnicos, que también. Y no es siquiera necesario aludir a algunos casos flagrantes, como el Zidane o el Ancelotti de turno, a los que se les reconocía más por su mano izquierda en la gestión de la plantilla, que por su visión táctica del propio juego.
En el caso de Chus Mateo, termina convenciendo por ambas y, con un contrato que incluye el año próximo, el éxito en la presente competición implicaría sin duda alguna que el asunto del próximo entrenador no formaría parte del orden del día en las reuniones de los directivos. Incluso, uno diría que una eventual derrota contra un equipo de la talla de Valencia sería un revés importante, pero eventualmente asumible, en función de cómo se pudiera producir.
No es este el pensamiento que seguramente estará en la mente de los seguidores madridistas, después de contemplar los últimos seis partidos del equipo, es decir, los que corresponden al play-off en curso. Dos victorias contundentes ante Baskonia, y otras tres frente a un bravo y coral Unicaja, han puesto de manifiesto la fortaleza física y mental del equipo, no exenta del necesario contenido táctico, que también se ha puesto de manifiesto sobre el parquet.
Victoria de mérito en el Martín CarpenaParecía que este martes se seguía el mismo guion del primer partido disputado en Málaga el domingo. El intenso ritmo impuesto por Unicaja desde el principio, ametrallando desde el perímetro con acierto, Osetkowski desencadenado, condujo a presentar las primeras diferencias en el marcador para el cuadro andaluz. El aro se hacía pequeño para los blancos y tampoco conseguían defender el ataque planteado por Ibon Navarro, con una actividad frenética y con una marcha más que los blancos.
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Solamente el ingreso del Gran Capitán, don Sergio Llull Meliá, que está realizando un soberbio final de temporada, dotó de claridad al ataque del Real Madrid, con un par de triples en fila que cerraban un tanto la brecha al final del primer parcial: 22-16. Por parte de Unicaja ya había utilizado a los doce disponibles, por cierto, con la ausencia previsible del lesionado Tyson Pérez y la imprevisible de David Kravish, cuya aportación en los encuentros anteriores había sido más que notable. Cosas de la rotación extrema de Navarro.
La continuación observó una pauta similar. La entrada en juego de Musa consistió en sumar puntos para el Madrid, pero fue justamente el camino buscado por Unicaja para lograr ventajas en ataque. La igualdad se terminaba rompiendo en cuanto Ejim encadenó cinco puntos, con canastas adicionales de Sima y Perry. El ciclón verde y morado superaba los diez de ventaja, con una presencia sobre la pista que no podía contrarrestar el Madrid, la defensa más débil que otros días, el ataque improductivo.
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Ante la sequía ofensiva, optó Mateo por buscar más a Tavares por dentro. Se empezaba a vislumbrar que Fernando no tenía de nuevo el día y sería imprescindible contar con el Gigante de Cabo Verde el mayor tiempo posible, a pesar de no brillar hasta el momento en la pelea con Sima o Balcerowski.
Otro triple de Osetkowski, el cuarto en cuatro tiros, devolvía la decena de ventaja, pero una reacción blanca dejaba casi las tablas al descanso, 43-39, con una evidente frustración, camino de los vestuarios, en los jugadores de verde y un ligero alivio en los de blanco.
Y en efecto, comenzó a cambiar el viento con el cambio de canasta. Renovó Navarro su quinteto, añadiendo músculo con Barreiro y Sima. Contestó Mateo echando mano de un recurso que está siendo oro puro estos últimos meses: Feliz acompañando a Campazzo, y Garuba apoyando el trabajo interior de Tavares.
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Funcionó a la perfección. Tanto contuvo el Madrid el perímetro exterior, como cerraba los caminos hacia el aro propio. Tavares comenzó a dominar, reafirmando aquello de que si quieres títulos, contrata al mejor pívot. Su show culminaba en el ecuador del tercer cuarto, con la igualada en el marcador. Puntos, rebotes, tapones, intimidación: gran carácter del caboverdiano, desatado. Y ya los compañeros sabían que tenían a su lado al jugador más diferencial de toda la ACB.
Todavía remontó Unicaja hasta colocar el +6, con triple de Kalinoski, respondiendo un vertical Musa, que recolectaba faltas y no erraba los libres. Al final, 63-61 y todo listo para el último round. Que fue un cuarto del que se apropió el Real Madrid sin apenas resistencia. Y eso que fue el momento de Huracán Carter. Pero era cuestión de tiempo que la imponente presencia de Tavares terminase por decantar el duelo. La defensa madridista ya llegaba bien a las ayudas y no concedía ni un bloqueo por la espalda. Solamente faltaba añadir alguna pieza en la fase de ataque del equipo de Mateo, para liquidar la semifinal.
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Las encontró el Real Madrid de la mano de sus otros grandes pilares: Mario Hezonja y Facu Campazzo. Unicaja conseguía mantener el partido en la igualdad máxima, pero se percibía en el ambiente que en cuanto el Madrid hilase alguna jugada seguida sin perder balones o fallar tiros, remataría el asunto, porque el rebote era blanco y la defensa asfixiaba a los andaluces, donde apenas Carter y Perry mantenían la mente clara anotando.
Un nuevo triple del Aeroplano de Mahón significaba el 72-77 y una entrada formidable de Facu ampliaba a +7. Fue entonces cuando Tavares, que aguantaba desde hacía tiempo con tres faltas, cometió dos claras, en fila, que lo llevaban al banco prematuramente. Una ausencia que repartía esperanza entre la parroquia del Carpena. Pero tomó Campazzo la batuta entre sus manos y el goteo final de puntos fue cayendo uno a uno del lado madridista, hasta la claudicación del equipo local.
Un emocionado Ibon Navarro hizo referencia a la calidad de su grupo de jugadores, señalando que nunca lo había visto antes y que era consciente de que nunca lo volvería a ver. Se avecinan algunas salidas del equipo de Málaga, para empezar Osetkowski, al que ubican en Belgrado. Puede ser que a la vista de esa plantilla amplísima, se le quede corto en sus expectativas esta eliminación.
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Por parte de Mateo, una vez más, su educación, su calma y generosidad, le llevó a valorar, cómo no, el trabajo y la fe de sus jugadores, sobre todas las cosas. Pero tuvo tiempo para acordarse de su colega Ibon Navarro, al que calificó como "probable mejor entrenador de España". La gestión de Chus Mateo fue acertada una vez más, reduciendo casi a ocho unidades la participación del roster, como no podía ser de otra manera en tales circunstancias.
Llega bien a esta final el Real Madrid, llega bien el Valencia, sin duda. Dispondrán de poco tiempo para descansar, antes de que empiece el baile, el próximo viernes en el coliseo de Goya.
El Confidencial