¿Cómo salir de la violencia y la polarización actuales? Líderes de opinión responden con esperanza y firmeza

Colombia atraviesa un momento delicado en materia de seguridad y cohesión social. En las últimas semanas, el país ha sido testigo de una nueva oleada de violencia que ha despertado la alarma en distintos sectores.
El más reciente atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay, perpetrado en Bogotá, evidenció una vez más que la polarización política ha desbordado el plano discursivo para instalarse de nuevo en el terreno de la violencia directa.
Este hecho no es aislado. En el suroccidente del país, los departamentos del Cauca y Valle del Cauca han sido centro de ataques armados atribuidos a disidencias de las Farc y otros grupos ilegales.
En menos de un mes se registraron cinco atentados con explosivos y hostigamientos contra estaciones de policía y población civil.
Estos hechos, sumados a amenazas constantes contra líderes sociales y políticos, han hecho crecer la sensación de miedo e incertidumbre que atraviesa el territorio nacional.
La situación ha generado una conversación de fondo: ¿cómo puede Colombia salir del ciclo de violencia y polarización en el que se encuentra inmersa?

Esposa del senador Miguel Uribe, María Claudia Tarazona. Foto:EL TIEMPO y captura redes sociales
Para responder a esta pregunta, EL TIEMPO reunió las voces de personalidades influyentes en la vida pública del país, quienes desde sus distintos campos, plantean caminos de esperanza, pero también de compromiso ciudadano y transformación.
La bióloga, activista ambiental y actual Rectora de la Universidad Ean, Brigitte Baptiste propone una salida que pasa por construir consensos y reconocer el valor de las ideas más allá de las ideologías.
“La construcción de un centro que no sea sectario, sino capaz de reconocer las buenas ideas que tiene tanto la izquierda como la derecha, es crucial”, expresó en entrevista con EL TIEMPO.
Según Baptiste, el país necesita instituciones y liderazgos que valoren el trabajo colectivo y que logren entretejer propuestas desde distintas orillas. Para ella, el tema ambiental es clave en esa ecuación: “De nada sirve estarnos matando si la crisis climática y de biodiversidad se va a encargar de todos. El llamado a ponernos las pilas con la supervivencia de la especie no es un tema menor”.
Además, en un contexto donde las discusiones públicas se convierten rápidamente en trincheras ideológicas, Baptiste insiste en la necesidad de desarmar la narrativa del enemigo, privilegiar el diálogo y reconstruir desde lo común.
Para Ana Isabel Gómez, rectora de la Universidad del Rosario, la respuesta a la violencia parte de una defensa firme del Estado de derecho, pero también de una transformación cultural de fondo.
“Debemos rechazar con firmeza cualquier forma de violencia, sin importar su origen, y comprometernos con una cultura política basada en el respeto por las diferencias y en el reconocimiento de la dignidad humana”, declaró.

Atentados en el Valle del Cauca. Foto:JUAN PABLO RUEDA BUSTAMANTE
La académica afirma que avanzar hacia la paz implica cerrar brechas sociales y garantizar que todos los territorios se sientan parte activa del proyecto de país.
En su visión, la educación juega un papel central. “Si educamos ciudadanos y líderes con conciencia ética, capaces de escuchar, de disentir sin destruir, y de poner el bien común por encima de cualquier interés individual, construiremos una Colombia más justa y pacífica”.
Gómez también enfatiza en el papel de la participación ciudadana: movilización pacífica, control social y debate informado son, para ella, herramientas fundamentales para resistir la violencia y consolidar la democracia.
Por otra parte, la rectora Raquel Bernal Salazar, de la Universidad de los Andes, coincide en que Colombia necesita reencontrarse “en lo humano”.
Para ella, una de las raíces de la polarización actual es la deshumanización del otro. “Ver al otro —así piense distinto— no como un enemigo, sino como un ser humano que también ama, sufre y sueña”, propone.
Bernal hace un llamado urgente a cambiar el tono del debate público, a escucharnos más y hablar menos desde la rabia.
Su visión de salida pasa también por la educación: “Debemos enfatizar en la formación ética, empática y colaborativa: ciudadanos que escuchen al otro y construyan una sociedad más humana desde la diferencia”.
En un país donde el debate suele convertirse en confrontación, su mensaje plantea una ruptura con las prácticas del odio como forma de comunicación.
Desde una mirada espiritual, monseñor Francisco Javier Múnera ofrece una propuesta que comienza en lo cotidiano. “Hay que respirar”, afirma, en un llamado a la pausa reflexiva frente a la indignación que predomina en redes sociales, medios y vida política.
Según monseñor, superar los instintos primarios empieza en la familia y se refleja en lo que decimos, compartimos y cómo nos relacionamos con los demás.
Múnera propone una pedagogía de la escucha, del diálogo y de la empatía, que nos enseñe a “entrar en el mundo del otro”. Además, llama a eliminar del lenguaje social los calificativos que destruyen y anulan la humanidad del adversario. Su visión habla de que la violencia no solo se ejerce con armas, sino también con las palabras.
ÁNGELA MARÍA PÁEZ RODRÍGUEZ - ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO.
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