Cómo el ejercicio puede empeorar el acné y las formas más efectivas de evitarlo

El ejercicio físico es esencial para la salud general e incluso puede ayudar con problemas cutáneos como el acné, una afección muy prevalente en España. Hacer ejercicio con regularidad mejora el estado de ánimo, la salud cardiovascular y puede mejorar la piel. Sin embargo, el ejercicio también provoca el efecto contrario, puesto que puede empeorar el acné en algunas personas más propensas a padecerlo.
Para estos casos en los que la actividad física agrava los síntomas del acné, los expertos nos invitan a tomar medidas para protegernos y reducir la probabilidad de que aparezcan brotes con el ejercicio. Las rutinas de cuidado de la piel antes y después del entrenamiento pueden reducir el riesgo de acné según publican en Health, permitiéndonos disfrutar de los beneficios del deporte por completo.

El acné que afecta a gran parte de la población es una afección cutánea común que se desarrolla cuando las células muertas, el sebo (grasa cutánea) y las bacterias obstruyen los poros, lo que desencadena lesiones cutáneas como granos o espinillas. Los brotes de acné pueden aparecer en la cara, en la espalda, los hombros y el pecho.
Existen diversos tratamientos para el acné, incluidos algunos medicamentos con receta, que pueden ayudar a aclarar la piel y prevenir las cicatrices. El tratamiento concreto dependerá del tipo y la gravedad del acné, una enfermedad de la piel que afecta al 85 por ciento de las personas de entre 12 y 24 años, pero que puede aparecer a cualquier edad (aunque es más habitual en la adolescencia).

El ejercicio beneficia prácticamente todas las áreas de la salud, incluída la piel. En este último caso, la mejora al favorecer el flujo sanguíneo. Cuando practicamos alguna actividad física, el corazón bombea sangre más rápido para satisfacer las mayores necesidades de oxígeno del cuerpo. Esto facilita la circulación de la sangre y el oxígeno por todo el cuerpo, ambos necesarios para la cicatrización de la piel.
Pero es que, además, el ejercicio reduce la temida inflamación, transportando más oxígeno y nutrientes a las células. Por otra parte, el ejercicio aumenta la cantidad de bacterias beneficiosas en el intestino, lo que puede reducir la inflamación en todo el organismo.
Movernos reduce la producción de grasa al minimizar los niveles de cortisol, lo que reduce el riesgo de brotes. El azúcar en sangre también se mantiene estable con el ejercicio (los cambios en los niveles de insulina pueden aumentar el riesgo de acné), y el estado de ánimo mejora.

En aquellas circunstancias que hacen que determinadas personas sean más propensas a padecer acné, la práctica deportiva podría ser un enemigo de una piel sin imperfecciones ni grasa aumentada.
Los cambios hormonales durante la pubertad provocan una piel más grasa, lo que aumenta el riesgo de brotes. El embarazo y el ciclo menstrual también pueden aumentar el riesgo de acné, así como contar con antecedentes familiares. Pero es que también el tipo de piel influye: Si tu piel tiende a ser más grasa, podrías tener un mayor riesgo de acné.
Para finalizar con las causas, los factores ambientales tienen mucho que ver. Durante el deporte, la piel se expone más al sudor y las bacterias, que obstruyen los poros. Si nos tocamos el rostro durante el entrenamiento, las manos pueden transferir bacterias a la piel. Esto puede ocurrir al tocar aparatos de ejercicio y luego limpiarnos el sudor de la cara.

En el caso de ser propensos al acné y entrenar al mismo tiempo, los expertos hacen una serie de recomendaciones divididas en tres etapas: antes, durante y después del ejercicio.
Antes de entrenar, conviene preparar la piel lavándonos la cara para eliminar cualquier suciedad, grasa o maquillaje. Las toallitas desmaquillantes sin aceite pueden agilizar y facilitar este paso. El protector solar, ropa deportiva limpia y holgada, y mantener el cabello alejado de la cara son medidas fundamentales.
Una vez empecemos a entrenar, es mejor no frotar con la toalla para secarnos les sudor, sino dar pequeños toquecitos. También conviene limpiar el instrumental compartido para evitar la propagación de las bacterias. Después, hay que lavar la piel cuanto antes de manera suave, y limpiar el rostro con un producto facial suave.
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