Los errores más frecuentes en la salud oral de los niños (y cómo los padres pueden evitarlos)

El 90 por ciento de los niños colombianos ha tenido caries antes de cumplir los cinco años, según el IV Estudio Nacional de Salud Bucal (ENSAB IV). Aunque las cifras son alarmantes, muchos padres aún creen que el cuidado de los dientes en la infancia puede esperar.
“No tiene dientes, no hay que lavarle la boca”, dicen algunos. Otros piensan que “los dientes de leche no importan porque igual se caen”.
Estos y otros mitos profundamente arraigados en la cultura familiar y están llevando a una generación de niños a enfrentar problemas de salud oral evitables.
“Los errores más comunes que cometen los padres son no cepillar los dientes porque es difícil hacerlo con los niños, permitir el consumo excesivo de azúcares, no acudir a controles regulares y asumir que los dientes de leche no deben cuidarse porque se van a caer”, explica la doctora Lina María Rueda Vargas, odontopediatra.

Rueda resalta la labor didáctica de los odontopediatras para facilitar el proceso con niños. Foto:Cortesía doctora Rueda.
El mito del "diente de leche no importa", es uno de los errores más peligrosos.
Los dientes de leche no solo permiten una adecuada masticación y desarrollo del lenguaje, también son guías fundamentales para la correcta erupción de los dientes permanentes.
“Descuidarlos puede generar caries, dolor, infecciones y problemas ortodónticos a futuro”, advierte Rueda.
Además, la falta de cuidado genera experiencias negativas desde edades muy tempranas, lo que suele derivar en miedo al odontólogo o rechazo a las rutinas de higiene.
Por otro lado, empezar tarde el cuidado de la salud oral de los niños es otro error recurrente. Muchos padres creen que solo deben preocuparse por el cepillado cuando aparece el primer diente.
Sin embargo, la higiene oral debe comenzar desde los tres meses de edad, incluso si aún no hay dientes visibles. “Se debe limpiar la boquita del bebé con una gasita húmeda o un dedal de silicona, al menos una vez al día”, explica la especialista.
El cepillo dental y la crema deben usarse apenas brote el primer diente (entre los 6 y 8 meses de edad) con una cantidad mínima de crema (medio grano de arroz) y cepillado dos veces al día. “Más adelante se puede incorporar un tercer cepillado al mediodía”, agrega.
También, puede ser grave: dejar que los niños que se cepillen solos demasiado pronto. Muchos quieren ser autónomos con el cepillo de dientes, es común que los padres ceden, y no supervisen el cepillado.
“Hasta los 8 o 10 años, los niños no tienen desarrollada completamente la motricidad fina. Por eso necesitan acompañamiento y refuerzo adulto para garantizar una higiene efectiva”, explica Rueda.
Lo ideal es dejar que el niño participe, pero que un adulto finalice el cepillado. No basta con “enseñarle”, se debe verificar que esté bien hecho.
Demorarse para visitar el odontopediatra, es otro de los errores que pueden causar grandes daños. El primer control odontológico debería ocurrir antes del primer año de vida.

La higiene oral debe ser una prioridad desde antes del brote de dientes. Foto:iStock
Sin embargo, muchos padres no lo consideran necesario hasta que hay un problema evidente. La primera cita no es para realizar procedimientos invasivos, sino para educar a padres y cuidadores sobre el cuidado oral del bebé.
Las visitas deben repetirse cada seis meses. “En niños con alto riesgo de caries, es ideal acudir cada tres meses”, sugiere Rueda.
Los padres también suelen pasar por alto signos como sangrado durante el cepillado o manchas en los dientes. “Si un diente empieza a mostrar una mancha blanca, amarilla o café, o presenta una pequeña cavidad, es momento de consultar. Las enfermedades tratadas a tiempo tienen soluciones más sencillas”, indica la experta.
Elegir cualquier crema dental es un error. No todas las pastas dentales son aptas para niños. Muchas formulaciones para adultos tienen concentraciones de flúor no recomendadas para menores de dos años y sabores fuertes que provocan rechazo.
Si un niño se traga la crema dental de un adulto, puede desarrollar fluorosis, que es una alteración en la formación del esmalte de los dientes, que se manifiesta como manchas o decoloraciones.
Por eso, la doctora Rueda insiste en usar productos especialmente formulados para cada edad, con sabores y texturas amigables, y en cantidades adecuadas. “Usar el cepillo de Paw Patrol o de Avengers hace una gran diferencia, porque los motiva. Todo debe estar adaptado a su etapa y hacer parte del juego”, dice.

La doctora Rueda recomienda GUM por su amplio catálogo de productos para niños. Foto:Cortesía doctora Rueda.
En esta misma línea, el mito de pensar que "el hilo dental es solo para adultos". La seda dental debe introducirse desde el momento en que dos dientes tienen contacto entre sí, algo que puede ocurrir desde los dos años y medio.
Para facilitarlo, existen 'flossers' infantiles (hilo dental con mango) que vienen en colores llamativos, sabores agradables y con personajes animados.
“Es un hábito que también se debe formar desde pequeños. Hay herramientas diseñadas para ellos que facilitan este proceso”, señala la doctora Rueda.
Además de prevenir caries y malformaciones, una boca sana influye directamente en la autoestima y el bienestar general del niño.
Para Rueda, educar en higiene oral desde la primera infancia no solo forma buenos hábitos, sino que contribuye a formar niños más seguros, autónomos y saludables. “Cuando enseñamos a un niño a cuidar su boca desde el juego, sembramos autoestima y bienestar a largo plazo”, concluye.
En salud oral, prevenir siempre será más efectivo, y menos doloroso, que curar. Y en ese proceso, el rol de los padres no es secundario: es decisivo. No basta con cuidar, hay que saber cómo hacerlo.
ÁNGELA MARÍA PÁEZ RODRÍGUEZ - ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO.
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