La ermita de Cantabria a orillas del mar que inspiró la trilogía de 'Puerto escondido': ideal para ver un atardecer de ensueño

María Oruña se ha erigido como una de las grandes escritoras de thriller de la literatura española, junto a otras como Dolores Redondo (El guardián invisible) o Eva García Sáenz de Urturi (El silencio de la ciudad blanca), entre otras. La autora de El albatros negro es natural de la ciudad de Vigo, y si hay que destacar una obra suya esa es sin duda la trilogía Puerto escondido, que ha vendido miles de ejemplares en España y que se ambienta en la costa de Cantabria.
Una de las grandes inspiraciones de la escritora para escribir la primera entrega, que da nombre a toda la saga, fue el 'Crimen de Ubicarco' uno de los relatos de la historia negra de España más conocidos del siglo XX. Es precisamente en esa localidad cántabra donde se encuentra uno de los templos más especiales de todo el norte de la Península Ibéricay que también fue de suma importancia para la autora: la ermita de Santa Justa.
La ermita de Santa Justa: una joya del siglo XVI junto al marLa ermita de Santa Justa se esconde en una pared rocosa que se erige imponente sobre el Cantábrico, a escasos pasos de la playa a la que da nombre. Este templo se ubica a las afueras del casco urbano de Ubiarco, perteneciente al municipio de Santillana del Mar, y aunque fue erigida en el siglo XVI, se construyó sobre los restos de un antiguo templo que databa del siglo XII, por lo que desde hace casi un milenio este lugar ha tenido una importancia enorme para los habitantes de la zona.
Las fuertes olas del mar más septentrional de España impactan con mucha fuerza sobre sus dos paredes de mampostería unidas al propio acantilado, lo crea una de las estampas más únicas de toda Cantabria. Este templo semirrupestre tiene un tejado a una agua, lo que acentúa aún más su carácter austero, aunque toda la ermita está envuelta en un aura de misterio que sorprende a todos los que se acercan a ella.
El interior de la ermita de Santa Justa es igual de sobrio que su exterior, ya que tan solo alberga un pequeño altar con una cruz iluminado por una lámpara de luz tenue que dota al templo de un aire un tanto lúgubre. A pesar de que arquitectónicamente no destaca por su belleza, su ubicación ha hecho de ella una de las grandes maravillas de la parte más oriental de la Costa Quebrada; de hecho, muchos peregrinos del Camino de Santiago se desvían de la ruta unos instantes para observarla de cerca.
A pesar de que pueda parecer peligroso llegar a ella, lo cierto es que a escasos metros del aparcamiento de la playa de Santa Justa parte un sendero por el acantilado que lleva directamente hasta la entrada del templo. Se encuentra a tan solo media hora por carretera de la ciudad de Santander y es sin duda uno de los tesoros más increíbles de Cantabria.
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