En librerías: Jack London, Catherine Vigourt y Brigitte Benkemoun...
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Seis días en la vida de Claude Monet. Enero de 1893, con 52 años, lleva diez años viviendo en Giverny (Eure) con sus dos hijos y los seis hijos de su segunda esposa. Pronto terminará la Catedral de Ruán. Organiza su jardín y se reúne con sus "álamos malvas" en barco. Julio de 1926: el anciano pintor aún está en su estudio; cuando los paneles de los Nenúfares lleguen a la Orangerie, ya habrá muerto. Entre estas dos fechas, el novelista se tutea con Monet mientras acompaña su obra, los lienzos que arroja al fuego, su carrera contra el tiempo y el miedo a la ceguera. Ella mantiene en marcha toda la casa, la organización doméstica al servicio del amo, el cuidado de las comidas. Viajamos a Londres y Venecia, asistimos a las visitas de Matisse y Marquet, la amistad de Clemenceau no falta. La documentación es precisa, y el autor la plasma con gran fuerza y empatía. Cl.D.
Peihn, un adolescente mudo por elección propia, sueña despierto en los tejados, observando las estrellas, lejos del bullicio del mundo. Atormentado desde la infancia por un dolor cuya causa ignora, adopta comportamientos provocativos que lo llevan frecuentemente a los tribunales. Sus encuentros con Artorius Wesley, un juez benévolo; Muskaan, una joven india en busca de libertad; Adélaïde, una psicóloga; y Joyce, una artista del soul; lo ayudarán gradualmente a construirse de una manera diferente y a comprender que lo que su madre le oculta no es necesariamente una mentira.
Libération