“La República Checa nunca podrá funcionar sin Skoda”

En un país con una fuerte dependencia de la industria automotriz, las convulsiones globales, desde la guerra comercial de Donald Trump hasta la competencia y la automatización chinas, no preocupan realmente a los futuros ejecutivos formados por Skoda Auto en su propia escuela. Este informe del semanario líder "Respekt" lo demuestra.
Es imposible imaginar el éxito económico de la República Checa en las últimas décadas sin el automóvil. En veinte años, su producción anual ha aumentado de 400.000 a 1,4 millones de unidades. El sector emplea a más de 160.000 personas, ofreciéndoles, además de estabilidad profesional y social, ingresos muy superiores a la media [75.128 coronas de media, o 3.005 euros, frente a un salario medio en el país equivalente a 1.670 euros]. Hasta hace muy poco, ser contratado en Skoda Auto, por ejemplo, era garantía de una carrera profesional segura y exitosa.
Pero los tiempos están cambiando. Toda la industria automotriz está experimentando una gran turbulencia, que comenzó durante la pandemia de COVID-19 con la interrupción de las cadenas de suministro internacionales. A esto le siguió la aparición de la competencia china, que, especialmente en el campo de la electromovilidad, se está labrando un lugar cada vez más importante en los mercados europeo y checo. Y ahora, Donald Trump se suma a todo esto.
Las consecuencias empiezan a notarse. Desde 2020, se han perdido más de 80.000 empleos en Europa, y la producción de automóviles disminuye proporcionalmente al auge de China. Dentro de la Unión Europea, la República Checa es el país que más depende de la industria automotriz. Y aunque nadie sabe hoy cómo evolucionará este sector clave, preguntamos a algunos estudiantes que han decidido vincular su futuro a él. ¿Temen perder su apuesta por la estabilidad?
No es muy conocido, pero durante los últimos veinticinco años, el mayor fabricante de automóviles del país ha dirigido una universidad privada en Mladá Boleslav [a 60 kilómetros al noreste de Praga]. Cuenta con unos 1300 estudiantes, destinados a convertirse en los expertos que ocuparán las oficinas y laboratorios donde se define el futuro de la marca. Así es como Skoda Auto forma a sus ingenieros, comerciales y otros especialistas en informática.
Las instalaciones guardan poca semejanza con el rígido entorno de las universidades checas; los espaciosos edificios de la escuela están conectados mediante puentes de cristal a las modernas aulas. Reflejan el éxito de Skoda desde su adquisición por el Grupo Volkswagen alemán en 1991, justo después de la caída del régimen comunista [la "Revolución de Terciopelo" a finales de 1989] en la antigua Checoslovaquia.
Aquí, el orgullo de pertenencia es evidente. En el aparcamiento, a excepción de nuestro Volvo, solo hay vehículos con la famosa "flecha alada" fabricados en fábricas vecinas.
Courrier International