Francia y Alemania impulsan una agenda pro-empresarial y anti-verde en Europa
Siguiendo los pasos del canciller alemán Friedrich Merz, Emmanuel Macron quiere derogar la directiva europea que obliga a las empresas a vigilar más de cerca su impacto ecológico y social. Los dos países más potentes de Europa nos recuerdan así que priorizan los negocios sobre el medio ambiente, observa la prensa extranjera.
El objetivo es sencillo, pero se esconde tras una de las siglas más bonitas que puede llevar una directiva europea: “CS3D”, de “Directiva de Debida Diligencia Corporativa en Materia de Sostenibilidad”, o “deber de vigilancia” en francés. Adoptada hace un año, el 24 de mayo de 2024, esta directiva exige que las empresas y sus socios upstream (abastecimiento) y downstream (distribución) se preocupen más por su impacto ambiental y social.
El texto, que había generado fuertes divisiones entre patronales y sindicatos, volvió a ser noticia el lunes 19 de mayo. En la cumbre "Choose France" celebrada en Versalles, Emmanuel Macron se pronunció a favor de la supresión total de esta disposición, argumentando que imponía demasiadas restricciones a las empresas europeas en el mercado global.
"Esto le valió el aplauso de los representantes del mundo económico internacional", informa el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung de Alemania . Pero por otro lado, con su cargo, el presidente
Courrier International