Las ayudas públicas a las empresas cuestan al Estado 211.000 millones de euros, según un informe de investigación del Senado.

Esto da que pensar a François Bayrou y a su gobierno, una semana antes de anunciar el ahorro de 40 000 millones de euros que pretenden imponer al gasto público. El primer presupuesto público no tiene nada que ver con la educación nacional, ni con la defensa, y mucho menos con el servicio de la deuda. Lo que más le cuesta al Estado son las ayudas públicas a las empresas .
Tras seis meses de trabajo y audiencias , algunas de las cuales fueron muy destacadas con importantes directivos , la comisión de investigación del Senado sobre el uso de ayudas públicas a grandes empresas y sus subcontratistas ha logrado calcular el importe anual de subvenciones, apoyos, exenciones de contribuciones y exenciones fiscales pagadas a las grandes empresas. En 2023, se les asignaron nada menos que 211 000 millones de euros.
- 88.000 millones de euros de gasto fiscal
- 75 mil millones en exenciones de contribuciones a la seguridad social
- 41.000 millones de intervenciones financieras de BPI Francia, el «banco de los emprendedores»
- 7.000 millones en subvenciones a las empresas (excluyendo la compensación por las tarifas de servicios públicos)
"Esta estimación de 211.000 millones de euros del coste anual de las ayudas públicas "en sentido amplio" debe considerarse como un mínimo, ya que para construir esta estimación no se han incluido ciertas ayudas, por falta de datos sólidos y de fácil acceso, en el ámbito estudiado" , subraya el ponente de la comisión, el senador comunista Fabien Gay, también director de L'Humanité .
A estos cálculos se podrían añadir las ayudas directas abonadas por las Regiones (2.000 millones de euros al año), las ayudas de los municipios o comunidades de municipios «cuyo importe no es fácil de determinar según el Tribunal de Cuentas» , así como las ayudas de la Unión Europea en gestión indirecta (incluida la PAC), «cuyo importe anual se sitúa entre 9.000 y 10.000 millones de euros según la Inspección General de Finanzas y las ayudas europeas en gestión directa, difícilmente estimables según la Secretaría General de Asuntos Europeos».
Porque esta es la otra gran lección de este informe. Estas ayudas a las empresas forman parte de un entramado de más de 2200 programas, implementados por el Estado con cargo a sus propios presupuestos y a los de las organizaciones de seguridad social, por las autoridades locales y, en menor medida, por la Unión Europea.
La vaguedad es tan completa que el informe señala, en sus conclusiones, que « no existe una definición jurídica transversal de las ayudas públicas a las empresas, ni de su alcance desde un punto de vista económico». Esto deja al INSEE, la principal autoridad responsable de las estadísticas nacionales, completamente desatendido al respecto. Sin embargo, esta proliferación de fondos públicos a favor de las empresas puede resultar impactante en un momento de «proliferación de planes sociales y generosos pagos de dividendos», señala el informe, que enumera 26 recomendaciones para racionalizar estas ayudas y remediar la falta de transparencia en sus pagos, así como la falta de seguimiento y evaluación por parte de la administración.
L'Humanité