Fin de la vida: los diputados aprueban el derecho a la muerte asistida

El sábado 17 de mayo, los diputados aprobaron la creación de un "derecho a la muerte asistida" y restablecieron el principio de que los pacientes deben autoadministrarse la sustancia letal, excepto cuando no puedan hacerlo, durante el examen del proyecto de ley de Olivier Falorni.
El artículo que crea este derecho fue aprobado por 75 votos a favor y 41 en contra. La votación sobre el texto completo relativo al "derecho a la muerte asistida" está prevista para el 27 de mayo. La cámara retomó la versión aprobada en comisión a mediados de abril, que otorgaba a la persona que deseara recurrir a la muerte asistida la libertad de elegir entre la autoadministración del producto letal y la administración por un médico o enfermero.
Este sábado, los diputados aprobaron una enmienda del gobierno que especifica que esto solo será posible cuando el paciente "no sea físicamente capaz de hacerlo", volviendo a la versión inicial.
"La posición del gobierno es decir que el principio es la autogestión, la excepción es el apoyo", declaró la ministra de Salud, Catherine Vautrin, en la cámara.
Para varios diputados, esto supuso "un punto de ruptura en el equilibrio del texto", en palabras de la diputada de Horizons y exministra de Salud, Agnès Firmin Le Bodo, quien defendió la necesidad de "escuchar a los sanitarios en la construcción de este texto".
Por el contrario, el autor y ponente del texto, Olivier Falorni, expresó su "desacuerdo" con el cuestionamiento de la "libre elección", recordando que éste era uno de los "puntos cruciales" de la Convención Ciudadana que había sido creada por el Presidente de la República para reflexionar sobre el tema.
Lo que "temo", explica Olivier Falorni, "es que un "paciente que ha dicho 'sí, doctor, lo quiero, persisto, mantengo, quiero ayuda para morir'" pueda al final ser "incapaz de hacerlo por "diversas razones", como la "ansiedad" o el "estrés".
Para Catherine Vautrin, la autoadministración se traduce en actuar hasta el último momento la "voluntad" del paciente de morir. Pero quizá “efectivamente, el caso del paciente que dijo sí, me autoadministro, pero que al momento de tomar el producto, por ejemplo, o inyectárselo no es capaz, quizá requiera un apoyo en ese momento”, sugirió.
"Si dejamos que el médico determine qué constituye una incapacidad física para hacerlo", algunos podrían considerar el estrés como uno de ellos, mientras que otros tal vez no. "Esto no es aceptable", se preocupó el diputado del Partido Socialista Stéphane Delautrette.
Se rechazó una enmienda que pretendía permitir que un “familiar” administrara el producto letal. Como otro que desea abrir la posibilidad de la muerte asistida teniendo en cuenta las directivas anticipadas. Por la tarde, la Cámara comenzó a discutir otro artículo clave, el que define los criterios de elegibilidad para la muerte asistida .
El texto de la comisión prevé cinco criterios acumulativos: tener al menos 18 años; Francés o residente en Francia; padecer una «enfermedad grave e incurable, cualquiera que sea su causa, que ponga en peligro la vida, en fase avanzada o terminal»; este último causa “sufrimiento físico o psicológico” resistente al tratamiento o insoportable; poder expresar la propia voluntad de manera libre e informada.
Poco antes de medianoche, una enmienda que pretendía abrir el acceso a la muerte asistida a partir de los 16 años, con el consentimiento de los padres, propuesta por el diputado rebelde Hadrien Clouet, fue rechazada.
Más temprano ese mismo día, los parlamentarios debatieron la definición de muerte asistida y su semántica, y algunos opositores intentaron, sin éxito, reemplazarla con los conceptos de "suicidio asistido" y "eutanasia".
Otros han querido cuestionar la noción de un "derecho" a la muerte asistida, creyendo que "un derecho" era ir demasiado lejos y prefiriendo la simple "libertad" que ofrece una posibilidad. La derecha sufrió los mismos reveses cuando quiso aclarar el concepto de asistencia "activa" a la muerte.
«La muerte asistida ya existe. Y todos los médicos y enfermeros la practican. Proporcionamos asistencia sin causar la muerte», se preocupó Philippe Juvin (Les Républicains).
"Administrar una sustancia letal, ¿cómo puede ser útil? Siempre será administrar la muerte", se enfureció Christophe Bentz (Agrupación Nacional).
Trascendiendo las divisiones políticas, se espera que el proyecto de ley sobre la muerte asistida continúe siendo intensamente debatido en la cámara el lunes a partir de las 9 a.m. Aún quedan por considerar unas 1.774 enmiendas.
BFM TV