Los diputados respaldan la legalización de la muerte asistida en Inglaterra y Gales tras una histórica votación en la Cámara de los Comunes.
corresponsal de salud
@ashishskynewsUna serie de acontecimientos que comenzó con el brutal asesinato de un diputado hace casi 10 años ha provocado hoy un cambio social histórico. Muchos de nosotros jamás volveremos a ver algo así.
La muerte asistida se legalizará en Inglaterra y Gales. Dentro de cuatro años, los adultos con seis meses o menos de vida y que puedan demostrar su capacidad mental podrán elegir morir.
Kim Leadbeater, la diputada que hizo esto posible, nunca tuvo aspiraciones políticas. Anteriormente profesora de salud, la Sra. Leadbeater se presentó a regañadientes a las elecciones después de que su hermana Jo Cox fuera asesinada a puñaladas y tiroteada en un ataque con motivos políticos en 2016. Y fue entonces, según la Sra. Leadbeater, cuando se vio obligada a participar en el debate sobre la muerte asistida. Debido a la gran cantidad de correspondencia de sus electores pidiéndole que defendiera la causa.
Las encuestas han demostrado consistentemente que alrededor del 70% de la población apoya la muerte asistida. Y, en última instancia, es este cambio radical en la opinión pública lo que ha impulsado el voto. Gran Bretaña ahora sigue a Canadá, Estados Unidos, Bélgica, Suiza, Países Bajos y Australia. Todos ellos países con sistemas de salud sofisticados. En ningún lugar se ha revertido la muerte asistida, una vez introducida.
La relación entre médico y paciente también cambiará. Se plantea la pregunta: ¿Es la muerte asistida un tratamiento? No hay una respuesta definitiva. Pero es una conversación que se llevará a cabo. La respuesta final podría tener consecuencias significativas, especialmente en entornos de salud mental.
Aún quedan muchas incógnitas. ¿Quién será responsable de prestar el servicio? ¿El NHS? Existe un fuerte vínculo emocional con el servicio de salud y muchos se opondrían a la medida. Pero otros argumentarán que los pacientes confían en la institución y desearían morir en sus brazos.
El reto para los líderes sanitarios será intentar conciliar las profundas divisiones que existen actualmente en la comunidad médica. Los Colegios Reales han intentado mantenerse neutrales al respecto, pero siguieron desafiando a la Sra. Leadbeater hasta el final.
Sus argumentos sobre la falta de salvaguardias y escrutinio no tuvieron eco entre los parlamentarios. Tampoco lo hicieron las preocupaciones sobre una mayor erosión de los cuidados paliativos. La reiterada insistencia de la Sra. Leadbeater en que «esta es la legislación más examinada del mundo» fue la que más peso tuvo.
Su argumento de que los pacientes no deberían tener que temer muertes prolongadas y agonizantes o planificar viajes a una clínica Dignitas para morir asustados y solos, o verse obligados a quitarse la vida y que sus cuerpos sean descubiertos por hijos, hijas, maridos y esposas porque ya no pueden soportar el dolor, era convincente.
El país le creyó.
Sky News
