Merkel en acción. El poder está prácticamente perdido.

15 de junio de 2025

La excanciller Angela Merkel con su esposo Joachim Sauer asiste a Nabucco en la Arena de Verona.
Ponchia
Cualquiera que aún busque un tercer o cuarto mandato, puestos permanentes e incluso dictaduras debería recordar que todo pasa, incluso el poder. Nada es para siempre, solo la nostalgia que surge cuando ciertos rostros resurgen de los pliegues de la historia (nostalgia por lo que fuimos, no necesariamente por lo que fueron). Un mundo sin Andreotti, Craxi y Berlusconi parecía imposible. Sin embargo, hoy, cuando incluso Barack Obama sube al escenario, estamos ahí para admitir que no fue tan difícil prescindir de él (y pensándolo bien, en aquel entonces, incluso parecía más alto). O Ángela Merkel, canciller federal de 2005 a 2021, considerada una de las mujeres más poderosas del mundo por cómo dejó la huella de sus uñas en Alemania y toda la Unión Europea. ¿Quién habría imaginado que una noche iría a la Arena de Verona como cualquier amante de la música, con cualquier marido, lejos de la pasarela de la autoridad? Ocurrió, y si a alguien le dio escalofríos, no fue solo culpa de Nabucco. Aquí está, en la normalidad de su pasado, junto al habitual Joachim Sauer, quien ya se había disuelto para no eclipsarla. Absuelta de todas formas en esta encarnación donde el sastre sigue fallando y es quizás el único vínculo con el pasado.
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