Inzaghi-Inter, el encuentro de hoy: el técnico cada vez más inclinado a aceptar la propuesta árabe

El 3 de junio de 2021, Simone Inzaghi fue anunciado oficialmente como nuevo entrenador del Inter. Hoy también es 3 de junio. Y después de exactamente cuatro años, la historia puede cerrarse: tras una jornada de reflexión, anoche el entrenador parecía aún más convencido de aceptar el cortejo del Al Hilal. Mucho más fuera que dentro del Inter, en vísperas de la cumbre que hoy, a primera hora de la tarde, Inzaghi mantendrá con la directiva nerazzurri. En resumen: si la noche no ha cambiado las cartas sobre la mesa —algo que nunca se puede descartar—, las probabilidades de un divorcio son mucho mayores que las de una relación que continúe. En esta historia, sin embargo, hay un alivio: mañana por la noche, a más tardar el jueves por la mañana, el cónclave habrá terminado. El Inter ya tendrá entrenador: si no es Inzaghi, será su sustituto, para cuya elección no pasarán más de 24 a 36 horas. De hecho, es inimaginable que un club como los nerazzurri se haya quedado de brazos cruzados en estos días o semanas, o mejor dicho, desde que se hizo pública la oferta del Al Hilal. Por ello, ya se ha debatido sobre una lista de posibles nuevos entrenadores. Es más, se han realizado encuestas. Y los nombres que lideran son dos. El primero, en la pole position, es Fàbregas, con contrato con el Como. El segundo, ya contactado en el pasado y bien recibido en Viale della Liberazione, es De Zerbi, quien aún está vinculado al Marsella, pero se siente atraído por la idea de dirigir al club nerazzurri.
El Al Hilal está convencido de tener el sí de Inzaghi en la mano, con un calendario: firma del contrato mañana, posterior aterrizaje en Riad, reunión/presentación a la afición y, finalmente, el Mundial de Clubes con el nuevo equipo. Tranquilidad. No demasiada, pero tranquilidad al fin y al cabo. Y quizás lo mejor sea centrarse en el Inter. Y en lo que el club nerazzurri pueda gestionar. Si Inzaghi, como parece, hubiera dicho que quería ir a Arabia, la discusión ni siquiera se plantearía. Pero si, en cambio, la decisión durante la reunión de hoy no estuviera clara, los directivos nerazzurri aún pondrían algunas condiciones sobre la mesa. Por ejemplo, les gustaría tener la certeza de tener un entrenador al frente sin dudas, con ganas de continuar, que no imponga condiciones inaceptables; en resumen, que aún crea que puede crecer junto a sus jugadores. Si no fuera así, sería el Inter quien levantaría la mano y diría basta. Esta es la primera condición para pensar que el matrimonio puede continuar. Y luego hay al menos otras tres. En resumen: la renovación del contrato solo se extendería hasta 2027, un año más que la fecha límite actual. Y, de nuevo, el salario se ajustaría (ya se habría activado un aumento de 500 mil euros), pero ciertamente no se modificaría por completo. Para que quede claro: no hablamos de cifras de 8, 9 o 10 millones, las que circulaban en los últimos meses cuando se hablaba de un nuevo contrato. Por último, el mercado. El equipo, finalmente, no sufrirá una revolución. Existe la idea de elevar el nivel de la segunda línea, pero la línea de salida se mantendrá sustancialmente sin cambios. Solo si se llega a un acuerdo sobre todos estos puntos, la historia entre Inzaghi y el Inter tendría margen de maniobra. Y los entrenadores querrán comprender esto bien durante la reunión de hoy: hay que evitar el riesgo, aunque esto aplica a todas las partes implicadas, de comenzar la próxima temporada con el desperdicio de esta. Es decir, un campeonato perdido, mucho más que la final de la Champions League, que no contentó a los entrenadores, un objetivo que se consideraba prácticamente al alcance. En resumen: hay que evitar un escenario, el de un matrimonio que continúa con la sensación de fondo de que nos estamos acercando de todos modos al final de un ciclo.
Hay un entrenador por allá, Inzaghi, cansado de ser siempre considerado el chivo expiatorio de un objetivo no alcanzado. Y ese es el factor que lo impulsa a aceptar Arabia Saudita en estos momentos. Al entrenador le habría gustado ver más reconocimiento por el mérito de haber ganado casi 200 millones de euros solo esta temporada, entre premios y taquilla con la Champions League. Y que, en general, haya llegado a dos finales europeas con un presupuesto de mercado muy limitado en comparación con los grandes equipos europeos. De la serie: es cierto que —dijo el propio Inzaghi— «la facturación y la masa salarial no se reflejan en el campo», pero es más fácil correr si no siempre hay una montaña que escalar, y punto. En esta historia, hay que decirlo, también hay implicaciones extradeportivas. Las de una familia que tiene que mudarse a Arabia Saudita, y las de un hijo del entrenador —Tommaso— que está directamente involucrado en una operación orquestada por él junto con su agente Federico Pastorello. Sin embargo, la sensación es que la final con el PSG ha marcado un límite.
La Gazzetta dello Sport