Meloni, cauteloso con Trump, se centra en Irán con Merz y Starmer

El momento crucial en el G7 para Giorgia Meloni es su reunión con Donald Trump. No está claro si será una reunión bilateral real o un momento más informal. Seguramente habrá contactos —afirman fuentes italianas en vísperas del inicio de la cumbre en Canadá— que inevitablemente se centrarán en la nueva guerra entre Israel e Irán, en un escenario aún más conmocionado por el anuncio del presidente estadounidense sobre la apertura a un papel de mediador para Vladimir Putin en este conflicto. Una postura que también ha sorprendido a Roma. Este escenario complica aún más las negociaciones entre los sherpas de los siete países, en las que participa Fabrizio Saggio, asesor diplomático del Palazzo Chigi. La situación exige cautela. Incluso para quienes, entre los otros seis presentes, como Meloni es probablemente la líder políticamente más cercana a Trump. La primera ministra (quien, como en otras reuniones internacionales, trajo consigo a su hija Ginevra a Kananaskis) ha dictado a su gobierno en los últimos días una línea centrada en la necesidad de desescalar la tensión y mantener abierta la vía del diálogo. Pero la idea de Trump de que Putin, considerado por Italia responsable de la agresión contra Ucrania y el principal obstáculo para la paz, pudiera mediar es una novedad que podría, como mínimo, generar incertidumbre, si no vergüenza. Por ahora, no hay comentarios del Palazzo Chigi. Durante meses, el primer ministro ha estado convencido de que no es útil responder de inmediato a los anuncios del magnate. Veremos cuáles serán realmente las indicaciones del presidente Trump, se limitan a decir fuentes italianas. Esperamos las reuniones bilaterales de Estados Unidos con los distintos líderes, y luego la cena de trabajo de mañana por la noche, dedicada a cuestiones geopolíticas y, por lo tanto, a todas las crisis, empezando por la de Teherán y Tel Aviv.
El objetivo es alcanzar ese momento con una postura coordinada con los socios europeos, y las reuniones bilaterales con el canciller alemán Friedrich Merz y el primer ministro británico Keir Starmer, previstas en la agenda de Meloni para este primer día en las Montañas Rocosas de la provincia de Alberta, apuntan en esa dirección. Queda por ver si también habrá una con Emmanuel Macron o una reunión entre europeos. El próximo objetivo, según filtraciones de fuentes italianas, es alcanzar una coordinación general con Washington, con el que "no hay desalineamiento". Mucho depende de la dirección que tome el debate. Pero, sin duda, subrayan las mismas fuentes, es importante que el G7 dé indicaciones claras sobre esta crisis, "también por la importancia que este formato debe seguir teniendo". Las conversaciones sobre Oriente Medio se entrelazarán inevitablemente con las sobre Ucrania, tema central de una sesión de trabajo específica el martes, con el presidente Volodímir Zelenski, quien también podría reunirse con Meloni. Y el epílogo del G7 no es menos incierto en el capítulo arancelario, a unos veinte días de que expire la suspensión de los aranceles estadounidenses hacia la UE: el tema estará en el centro de las discusiones entre los líderes europeos, pero aún está por ver -explican quienes siguen de cerca los expedientes sobre la mesa- si habrá espacio para abordarlo también con la contraparte estadounidense.
En esta víspera dominada por las incertidumbres, Meloni reivindica dos resultados: la elección de la presidencia canadiense de tratar la cuestión migratoria en continuidad con el G7 italiano, y la de aprobar una declaración ad hoc al final de la cumbre.
ansa