ESPECIAL DEL CONGRESO DE AIOM: Cada cigarrillo roba 20 minutos de vida, lo que le cuesta al NHS 25 mil millones de dólares.

(Por Manuela Correra) Cada cigarrillo consume un promedio de 20 minutos de vida (22 para las mujeres y 17 para los hombres), y las enfermedades relacionadas con el tabaco causan 93.000 muertes al año solo en Italia. El coste anual para el Sistema Nacional de Salud supera los 24.000 millones de euros. Estas tres cifras, por sí solas, justifican la iniciativa impulsada por la Asociación Italiana de Oncología Médica (AIOM), junto con destacadas fundaciones oncológicas (Fondazione AIRC, Fondazione Umberto Veronesi, Fondazione AIOM): una campaña de recogida de firmas para una ley antitabaco con el objetivo de lograr precios que reduzcan el consumo, aumentando el precio del paquete en 5 euros. La iniciativa, presentada hoy en una conferencia del Senado en vísperas del 27º congreso nacional de la AIOM, que se celebrará del 7 al 9 de noviembre en Roma, pretende recoger 50.000 firmas certificadas antes de primavera para una ley que aumente los impuestos especiales sobre todos los productos —incluidos los cigarrillos electrónicos y el tabaco calentado— con el fin de desincentivar el tabaquismo, principal factor de riesgo de cáncer. Tras recoger 50.000 firmas, la vicepresidenta del Senado, Mariolina Castellone, señaló: «El Parlamento debe debatir el proyecto de ley de iniciativa popular en un plazo de tres meses. Este es el camino a seguir». Los beneficios son evidentes: «Con un aumento de 5 € por paquete, además de reducir el número de fumadores, se recaudarían aproximadamente 12.000 millones de euros para la prevención. Esto», recalcó, «en comparación con una disminución de 2.000 millones de euros el año pasado, según Gimbe, destinada específicamente a la prevención». Esta no es una batalla nueva para la AIOM, que hoy, sin embargo, se une a otras organizaciones oncológicas para implementar una petición —un aumento en el precio de los cigarrillos para financiar el Sistema Nacional de Salud y la prevención— que cuenta con el apoyo del 60% de los italianos, según una reciente encuesta de Doxa. «Tras más de un año de conversaciones con representantes gubernamentales», explicó Franco Perrone, presidente de la AIOM, «nos hemos dado cuenta de que el gobierno se encuentra inevitablemente atrapado entre diferentes intereses que dificultan la adopción de soluciones drásticas. Sabemos que en Italia existe una cadena de suministro de tabaco con trabajadores, tanto hombres como mujeres, y esto debe respetarse, pero también se está produciendo una reconversión del sector a nivel mundial, y no se pueden ignorar las 93 000 muertes anuales». En realidad, según Perrone, este conflicto entre salud y economía es solo aparente, ya que aumentar el precio de los cigarrillos reduciría la carga de morbilidad, liberando más recursos en beneficio de todo el sistema. El peligro también proviene de los nuevos dispositivos, como señala Giulia Veronesi (Fundación Veronesi): «Un fumador pierde, en promedio, 10 años de vida en comparación con un no fumador, y para los jóvenes el peligro también proviene de los cigarrillos electrónicos: los datos científicos iniciales muestran que los cigarrillos electrónicos aumentan el riesgo de cáncer, enfermedades pulmonares y cardiovasculares. Además, la nicotina que contienen crea adicción en los jóvenes y actúa como puente hacia el tabaquismo tradicional». La postura de las grandes tabacaleras multinacionales también tiene un peso considerable: «Debemos desmentir los falsos mitos que promueve la industria», afirma Maria Sofia Cattaruzza, del Departamento de Salud Pública de la Universidad Sapienza de Roma. «De hecho, diversos estudios internacionales demuestran que el aumento del precio de los cigarrillos no perjudica la economía, no reduce la recaudación fiscal ni incrementa el comercio ilegal». Cabe mencionar que, en Italia, los impuestos especiales sobre el tabaco se encuentran entre los más bajos de Europa: 3,19 euros por paquete, frente a los 7,45 de Francia y los 9,92 de Irlanda. Dos países que en los últimos años han introducido aumentos significativos en los precios del tabaco y en ambos, según concluyen los expertos, se ha producido un descenso en el número de fumadores habituales.
ansa



