De las oficinas solares al coche eléctrico: así reduce Santander su propia huella ambiental

Iniciativas como el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, que se celebra el 3 de julio, confirman la prácticamente unánime toma de conciencia de los ciudadanos acerca de la necesidad de promover la sostenibilidad y luchar contra el cambio climático. En esta labor deben jugar un papel esencial las compañías y organizaciones, que con sus decisiones pueden contribuir a crear un futuro más esperanzador para nuestro planeta.
Este es el caso de Banco Santander, una entidad que ha trabajado en el desarrollo de una estrategia basada en el Net Zero, fomentando el compromiso de los emisores para establecer retos ambiciosos, coherentes con los objetivos del Acuerdo de París promovido por Naciones Unidas. Asimismo, Santander Asset Management (SAM) forma parte de la iniciativa de engagement colaborativo Climate Action 100+; y en 2023, se adhirió también a IIGCC Net Zero Engagement Initiative.
Hoy, el Grupo cuenta con más de 8.800 kWen instalaciones solares para autoconsumoen Brasil, Chile y sobre todo España. Un37% de la plantilla trabaja en lugares conalgún certificado de construcción, gestiónambiental o eficiencia energéticaEn lo que respecta a la huella ambiental (que lleva midiendo desde 2001), el Grupo se ha centrado en reducir las emisiones de CO2e y compensar las que no es posible disminuir con créditos fuera de su cadena de valor. También ha destinado esfuerzos a gestionar los residuos de manera responsable y concienciar a empleados y otras partes interesadas sobre los problemas ambientales. En 2024, consiguió que un 96% de la energía consumida fuese ya renovable.
Para alcanzar la reducción de consumos y emisiones, ha buscado la eficiencia en los espacios, así como en la gestión de mantenimiento y explotación de oficinas y redes. Y ha apostado por mejoras tecnológicas, como las instalaciones de calefacción, climatización, alumbrado, domótica y control, disponiendo de nuevos sistemas más eficientes a precios más asequibles.

Banco Santander
El último plan de eficiencia en curso, permitió cerrar el pasado año con una inversión acumulada de 38,3 millones de euros, y una reducción anual de más de 69,3 GWh en proyectos de eficiencia de instalaciones. Asimismo, la entidad ha adquirido 213,8 GWh de energías renovables adicionales. Y dispone de 2.103 plazas con puntos eléctricos de recarga habilitados en los garajes de los edificios u oficinas comerciales en todas las geografías; un dato que está muy por encima del objetivo de 1.250 fijado en el plan para 2025. Además de la decidida apuesta por el coche eléctrico, Santander mantiene la política del uso de rutas de empresa colectivas, del trasporte público y de iniciativas de carsharing como modelo más eficiente para los desplazamientos de sus empleados.
Hoy, cuenta con más de 8.800 kW en instalaciones solares para autoconsumo en Brasil, Chile y, sobre todo España, con una electricidad autogenerada total en sus edificios de 18,5 GWh, lo que ha permitido mejorar las cifras de emisiones de alcance 2. Un 37% de la plantilla trabaja en edificios y locales con alguna distinción o certificado ambiental de construcción o de gestión ambiental y/o eficiencia energética (LEED, Breeam21, ISO).
Además de la decidida apuesta por el coche eléctrico, Santander mantiene la política del uso de rutas de empresa colectivas, del trasporte público y de iniciativas de carsharingDesde 2021, las instalaciones de los mercados clave han estado libres de plásticos de un solo uso, para cumplir con el objetivo marcado en 2019. Al mismo tiempo, la entidad lleva a cabo múltiples campañas de sensibilización de los empleados sobre la importancia de reducir el consumo y los desperdicios. Cada filial publica noticias y artículos sobre medio ambiente y las iniciativas ESG del Grupo en su portal interno. En 2024, por decimoquinto año consecutivo, Banco Santander participó en la Hora del Planeta, apagando las luces de sus edificios más emblemáticos.
La organización está ya trabajando en asumir los nuevos retos del Plan de Eficiencia para 2030. En él, se destaca el uso de energías renovables y de autogeneración, mediante paneles solares en los edificios, data centers y locales comerciales de Santander, el uso de energía geotérmica y los contratos para la adquisición de electricidad renovable.
La organización está ya trabajando en asumir los nuevos retos del Plan de Eficiencia para 2030Debemos citar, asimismo, los proyectos de eficiencia de alumbrado y climatización; de telemedida y telecontrol de espacios y redes de sucursales; de mejora de materiales de fachadas; de reforma y actualización de locales comerciales, así como de modernización de instalaciones. Además, el banco presta mucha atención a la comunicación y formación interna, para concienciar e involucrar al empleado en la eficiencia de los consumos de agua, electricidad, papel y el correcto reciclaje. Otros elementos a destacar son la implantación de programas de mejora continua ISO 140001, en edificios, e ISO 50001, en edificios y redes de oficinas de países Santander, reforzando la importancia de la buena gestión de los equipos de inmuebles y el mantenimiento sobre los activos.
Por lo que respecta a la reducción de emisiones directas, la organización ha tomado iniciativas como monitorear las posibles fugas de refrigerantes en sistemas de climatización o sustituir las calderas convencionales de gasoil o gas por sistemas con tecnologías de bomba de calor eléctrica, allí donde la climatología lo permite. En resumen, toda una batería de medidas que confirma la voluntad de Banco Santander de dar ejemplo en materia de sostenibilidad y control medioambiental, para promover la conciencia social en un asunto crucial que nos concierne a todos.
La relación con otros actores claveEn Banco Santander están convencidos de que no basta con alcanzar sus propios objetivos. Tampoco es suficiente con desarrollar una política medioambiental que sirva de ejemplo o inspiración para otras compañías. Además, es necesario apoyar la transición energética de sus clientes y contribuir de forma constructiva al debate público, ayudando a los responsables políticos y los reguladores a adoptar un enfoque común en materia de legislación.
El sector financiero es, sin duda, un gran “facilitador”, pero no puede ser el único motor en las inversiones hacia un modelo bajo en carbono. Por eso, es necesario que se reconsidere el enfoque regulatorio actual, especialmente centrado en las finanzas. Es fundamental reconocer el papel de los bancos en el apoyo a empresas con altas emisiones en su evolución hacia modelos de producción mucho más limpios. Evidentemente, esto puede significar que se produzca un momentáneo aumento de las emisiones financiadas de estas entidades, a medida que se colabora con las empresas que están encarado la transición energética. Pero eso no debe entenderse, en ningún caso, como una desvinculación de los objetivos comunes, sino como todo lo contrario: una asunción plena del reto de alcanzar una economía mucho más sostenible en un futuro próximo.
Es fundamental reconocer el papel de los bancos en el apoyo a empresas con altas emisiones en su evolución hacia modelos de producción mucho más limpiosEl gran reto es establecer las palancas adecuadas para facilitar la transición de toda la economía mundial. Esto incluye la revisión del actual marco de financiación sostenible. Es necesario señalar que, hasta la fecha, se han logrado grandes progresos en ámbitos como la presentación de informes sobre cuestiones de sostenibilidad, las taxonomías para clasificar las actividades verdes y la financiación. Asimismo, el objetivo de la Comisión Europea de racionalizar y consolidar múltiples requisitos para las empresas es muy positivo, a juicio de la entidad.
La reducción de la complejidad y de la carga reguladora sería un factor dinamizador para la aplicación del marco, que permitiría que la transición contribuya positivamente a la competitividad y al crecimiento de las empresas. Asimismo, es importante señalar que contar con un marco de estas características no debe suponer un aumento de los requisitos de capital vinculados a los factores de riesgo ESG (siglas que sirven para aludir, en inglés, a los criterios ambientales, sociales y de gobernanza), ya que el marco prudencial ya tiene en cuenta su impacto. De hecho, el aumento de las necesidades de capital sería más bien contraproducente y añadiría inevitables obstáculos a la transición, especialmente en los países emergentes y en las empresas pertenecientes a sectores de alto consumo de carbono.
Banco Santander colabora con actores internacionales y locales para avanzar en los objetivos globales y de la compañía, en línea con el ODS 17En definitiva, lo más deseable para todos es que las autoridades puedan colaborar todo lo posible con las empresas y organizaciones en la elaboración de un marco regulador que proporcione las herramientas adecuadas para financiar la transición de la economía a nivel mundial. Sin lugar a dudas, a juicio de Banco Santander, las alianzas con otras empresas y gobiernos deben servir para compartir las mejores prácticas y aprender de otras experiencias, con el fin de acelerar el progreso hacia un modelo que verdaderamente confirme su utilidad a la hora de proteger la naturaleza y hacer frente a los retos derivados del cambio climático. Por esta razón, el Grupo participa en diferentes organizaciones, alianzas y grupos de trabajo relevantes. Actualmente, por ejemplo, colabora con actores internacionales y locales (asociaciones sectoriales, think tanks, universidades, pares y otros) para avanzar en los objetivos globales y de la compañía, en línea con el ODS 17 (Objetivo de Desarrollo Sostenible) sobre Alianzas para lograr los objetivos. Asimismo, participa con organizaciones líderes en la tarea de mejorar la gestión de los bancos frente al cambio climático y la naturaleza. Por ejemplo, el World Economic Forum – International Business Council (IBC). La entidad bancaria ha colaborado concretamente, en el proyecto Transforming Energy Demand, cuyo objetivo es identificar vías para que las compañías puedan reducir la intensidad de la demanda energética y así contribuir a la transición energética global.
El IBC reúne a 130 CEO y presidentes de empresas de diferentes sectores, de mercados desarrollados y emergentes, en todos los continentes. Los miembros de este grupo son responsables de cerca del 3% del consumo energético mundial. El hecho de que hayan decidido unir esfuerzos es una cuestión relevante, ya que de ellos depende, en buena parte, la evolución hacia un modelo económico que pueda hacer realidad los objetivos de la Agenda 2030, de “lograr un futuro mejor y más sostenible para todos”.
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