El drama laboral de una ex enferma de cáncer: "Cuando sale el tema, se termina la entrevista"

El programa 'Y ahora Sonsoles' de Antena 3 ha compartido este martes una durísima historia protagonizada por una joven a la que le fue diagnosticado un cáncer cuyo tratamiento la ha tenido apartada de una vida más o menos convencional durante seis años. Sin embargo, las dificultades no han terminado con su curación.
Yaiza Cumelles es la protagonista de este relato que comienza cuando a los 21 años se le detecta el linfoma de Hodgkin, un cáncer del tejido linfático. Este tejido se encuentra en los ganglios linfáticos, el bazo, el hígado, la médula ósea y otros sitios.
Así comenzó su explicación: "A mí me diagnostican de un linfoma muy agresivo. Se complicó un poco el tratamiento, y entonces se me alargó tres años, hasta que por fin pude hacerme un trasplante de médula, que fue lo que acabó con la enfermedad".
Yaiza prosiguió con la narración: "Se alargó 5 años. Pasé de tener 21 a 26, y a los 27 ya empecé a buscar trabajo. Pensaba que sería más fácil, porque todo el mundo se vuelca mucho cuando tienes cáncer. 'Eres una guerrera, una luchadora. Enhorabuena por estar curada'. La mejor. Pero la primera barrera que me encontré era que yo no podía hacer el mismo trabajo".
El mundo laboral se le cerró de par en par, tal y como explicó: "Yo tenía una incapacidad laboral de trabajo físico. Con 20 años, yo era pluriempleada. Trabajaba de camarera, en tiendas, me estaba formando como maquilladora... Todo físico. Y, de repente, lo único a lo que podía aspirar era a un trabajo de oficina. Entonces empecé a buscar y, en la primera entrevista, la primera pregunta fue qué había hecho en los últimos 5 años".
En esas entrevistas de trabajo se encontró con respuestas muy desagradables. "Enhorabuena por haberte curado. Aquí tienes la puerta. Lo rápido que acababa la entrevista cuando salía el tema, el miedo que expresaban abiertamente...", denunció.
Las cosas parecían mejorar, pero no fue el caso: "Conseguí un trabajo y, poco a poco, gracias a una amiga que me recomendó pese a las reticencias de la que iba a ser mi jefa, entré. Pero fue horrible. Porque yo realmente no estaba preparada para reincorporarme al mundo laboral".
Un duro proceso en el que ha tenido que realizar un enorme sacrificio: "Por una parte, yo no quería ocultar que había tenido cáncer. Empecé primero a enmascarar un poco mis síntomas y a decir que sabía más cosas de las que sabía realmente. ¿Inglés? Altísimo. ¿Excel? Altísimo. Todo. Maquillé un poco mis cualidades. Era una necesidad, porque yo tengo los mismos gastos que cualquier otra persona más las medicinas y todos los tratamientos derivados de la enfermedad que necesito pagar".
Finalmente, Yaiza ha confesado el esfuerzo que le supone rendir en el trabajo: "Me costó que me contrataran. Pero, ya una vez en el trabajo, la presión de tener que rendir igual que mis compañeros cuando mis capacidades no eran las mismas... Estaba más cansada, por la enfermedad que tengo en los ojos no podía estar mirando tanto rato la pantalla, tengo artrosis en las manos, me duele teclear... Pero no podía decirle eso a mi jefa. Eso hace que me fuerce a trabajar más que el resto para que no se note".
heraldo