Hablar en ‘ayuso’

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Hablar en ‘ayuso’

Hablar en ‘ayuso’

El ayuso es el único idioma reconocido por la presidenta madrileña: una lengua propia construida a base de eslóganes, titulares crispados, formas chulescas y frases sin subordinadas. Porque su Madrid no se subordina a nada ni a nadie. La oración corta vuela mejor como arma arrojadiza. La lideresa es de las que creen que si todos hablamos el mismo idioma nos entendemos mejor, pero basta un paseo por su Asamblea para comprobar que tampoco es así.

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Alberto Estévez / Efe

El reciente episodio durante la conferencia de presidentes en Barcelona fue sintomático de esta nueva (y vieja) política. Bastó que el lehendakari Pradales hablara en euskera para que Isabel Díaz Ayuso, como había amenazado, abandonara la sala. No volvió hasta que el ambiente se despejó de cooficialidad. Convirtió el gesto mínimo de ponerse el pinganillo en una rancia declaración de principios. Hablar catalán, euskera o gallego en un acto institucional no es para ella expresión democrática ni un reflejo de la ciudadanía, sino una afrenta personal.

A la dirigente popular le interesan el gesto, la escena, la reiteración

Lo mismo sucedió el miércoles en el Senado, donde el PP rechazó el uso generalizado de lenguas cooficiales, y Alfonso Serrano, secretario general del PP de Madrid, dijo que no aceptarán que se impongan otras lenguas en el proyecto de un “Estado plurinacional, que no existe”. Como si oír hablar en estos idiomas fuera ya participar de una conjura.

Lee también Polonia, entre dos Europas Marta Rebón
Polish presidential candidate Karol Nawrocki, backed by the main opposition Law and Justice (PiS) party, reacts to the exit polls of the second round of the presidential election, in Warsaw, Poland, June 1, 2025. REUTERS/Aleksandra Szmigiel

Ayuso ha convertido el español en barricada. Las lenguas cooficiales, la diversidad territorial, incluso la cortesía institucional, son para ella adornos provincianos cuando no estrategias de disolución nacional. No reconoce en ellas patrimonio, cultura ni derecho: solo ruido. Tiene tolerancia selectiva: hablad vuestra lengua, pero no delante de mí. Reivindica libertad, pero obvia la de los demás.

A la dirigente popular le interesan el gesto, la escena, la reiteración. Se presenta como la defensora de un país tomado por fuerzas oscuras: progresismo, nacionalismos, multilingüismo. Ha tomado el estado de ánimo del 15-M y lo ha vaciado de contenido. Para indignada, yo. ¿Queréis un viral? Mirad cómo me pongo si me hacen oír catalán. ¿Sirve acaso para pedir una caña en una terraza madrileña, bastión de la libertad? Como mucho el inglés, para una “relaxing cup of café con leche”. El francés, mejor se lo dejamos a Abascal.

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