La franquicia 'Alien' captura el momento actual con el control de un nuevo autor

El término franquicia puede generar fatiga entre los espectadores que están hartos de refritos made in Hollywood. Pero Alien: Planeta Tierra, la primera serie ambientada en el universo de terror iniciado con Alien: El octavo pasajero de Ridley Scott, está pensada para ser inmune a la desconfianza. No tiene un mercenario a cargo de la creación sino un autor acostumbrado a redefinir el concepto de adaptación: Noah Hawley, el hombre que se atrevió a reescribir Fargo para ofrecer un clásico televisivo.
¿El principal desafío que se encontró? Ir más allá del terror y de la tensión, ya que no es sostenible depender de los sustos y el suspense. “Convertir una historia de dos horas en un formato de larga duración implica invertir en los personajes y temas durante un largo periodo de tiempo”, reconoce con motivo del estreno de su obra el miércoles en Disney+.

Se trata de una precuela ambientada en el año 2120. Cinco empresas se reparten la superficie y el control de la Tierra con una guerra fría por el desarrollo de la tecnología relacionada con los cyborgs y la inteligencia artificial. Prodigy, fundada por un joven excéntrico, empieza a introducir conciencias humanas en cuerpos sintéticos.
Wendy (Sydney Chandler) es uno de sus primeros modelos: una niña enferma de cáncer que, antes de morir, tiene transferida su conciencia a un cuerpo sintético adulto. Cuando una nave de Weyland-Yutani se estrella en un territorio controlado por Prodigy, Wendy y otros híbridos tienen que enfrentarse a una forma de vida misteriosa y letal. Y, entre la importancia de la inteligencia artificial y la perversión de la acumulación del capital, captura el momento actual.
“Cuando escribí la serie, no existía ChatGPT. Y, cuando empezamos a rodar en 2023, justo teníamos la primera versión. La tecnología ha avanzado tan rápidamente que la serie se ha convertido en una serie zeitgeist”, reconoce. No se considera un visionario: “La idea de un individuo en un mundo corporativo, en el que los ricos se hacen más ricos, siempre había formado parte de Alien: el hombre trabajador siempre está a merced de las grandes corporaciones”.

Se inspira tanto en la película de Ridley Scott de 1979 como en la secuela Aliens dirigida por James Cameron. Se nota en el diseño de la nave que inaugura la serie (y en la que unas criaturas extraterrestres siembran el caos), en los peinados y el vestuario de la tripulación, o el humo de cigarrillo que impregna la sala de reuniones. “Buscaba la autenticidad de que entendemos las películas a fondo. Es un drama en el lugar de trabajo. Rodamos para amplificar la sensación de estar ante una obra de época: decimos que es el futuro pero luce como si fuera el pasado, y de aquí surge una tensión muy interesante”.
Hawley tuvo contacto con Ridley Scott, productor de Alien: Planeta Tierra, si bien nunca tuvo que venderle la idea: “Básicamente le hice preguntas, tanto de su experiencia haciendo las películas como de si le quedaban tramas por explorar, y le comenté mis ideas”.
Títulos más recientes de la franquicia como Prometheus y Covenant están presentes en el diseño más frío y sofisticado de algunos entornos terrenales, especialmente cuando se discute sobre la esencia humana o si la humanidad merece ser salvada, aunque los fans tienen dudas sobre cómo se mantendrá intacto el canon o la mitología de la serie con esta entrega ambientada en la Tierra.
Lo que sí revela Hawley es cuál es la inspiración para la Wendy de Sydney Chandler, que debe coger el testigo de Sigourney Weaver, Noomi Rapace o Cailee Spaeny, y que es una niña de 12 años en un cuerpo adulto creado artificialmente: “En Wall Street siempre hubo la estatua de un toro. En un momento determinado, alguien puso la estatua de una niña pequeña que se encara al toro. Hay algo tan heroico en esa imagen que la colgué en mi pared”.

Él es de la opinión que la Tierra pertenece a las siguientes generaciones a pesar de que los adultos tienen el control: “Nuestra heroína es una niña de 12 años que todavía no se ha conformado con aquello que nosotros como adultos ya hemos asumido: ella quiere solucionar todavía los problemas”.
En este sentido, no presenta una historia futurista y abstracta sino una obra actual sobre “la lucha que tenemos ahora mismo por nuestro planeta”
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