Los monstruos de la razón

El sueño de la razón produce monstruos. Nos lo avisó Francisco de Goya en uno de los aguafuertes de su serie Los caprichos, donde se ve a un hombre apoyado en una mesa con el rostro oculto por sus brazos. De lo que no nos advirtió el pintor aragonés es de las pesadillas de la sinrazón, que reproducen engendros más horribles.
Víctor de Aldama
Chema Moya / EfeEste miércoles, la socialista Leire Díez convocó a la prensa para defender sus investigaciones de las cloacas del Estado –“no soy ni fontanera ni cobarde”–, con las que pretendía manchar al jefe de la UCO, y allí se presentó Víctor de Aldama, un empresario (perdón, comisionista) corrupto, que el juez dejó en libertad porque le aseguró que iba a colaborar en el llamado caso Koldo, aunque solo ha aportado acusaciones y ninguna prueba.
No estaba invitado al acto, ni se le esperaba (¿o sí?), pero apareció para reventarlo, convirtiéndolo en un esperpento, que hubiera inspirado a Valle-Inclán, que plasmó como nadie las situaciones grotescas. No se limitó a un cameo en el sainete, sino que se erigió en el protagonista del delirio al grito de “a ver si de una vez el señor Feijóo hace lo que tiene que hacer y saca a este Gobierno”, lo que no queda claro si para eso salió de la cárcel.
Aldama salió libre tras la promesa de colaborar en el caso Koldo, pero no ha aportado una sola pruebaY es que nadie, como no sea un monstruo más de los que produce la razón o la locura, entiende que la Fiscalía Anticorrupción facilitara la salida de la prisión de Aldama, adonde el juez le había enviado por el fraude en hidrocarburos (habría dejado de pagar 180 millones en IVA), ante su promesa de que colaboraría con la justicia para aportar luz en el caso Koldo, una investigación sobre corrupción que implica al exministro José Luis Ábalos. Pero medio año después de conseguir la libertad, no ha aportado una sola prueba que implique a nadie del PSOE, aunque ha hecho varias giras por las emisoras de radio y televisión, al tiempo que daba entrevistas de prensa. Incluso se ha hecho acompañar por Daniel Esteve, el propietario de Desokupa, a modo de escolta, con quien ha protagonizado otros bochornos.
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Y ahí está Aldama, como la Puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo como un hombre libre a cambio de contarlo todo. Pero de momento solo ha aportado cuentos de monstruos. De mal guionista y sin ilustraciones.
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