Medicamentos biosimilares en México
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Con la llegada de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo a la Presidencia de la República en septiembre de 2024, los conceptos de salud y soberanía sanitaria cobraron un nuevo impulso dentro del Poder Ejecutivo.
La administración actual ha delineado estrategias concretas para fortalecer la industria y la investigación farmacéutica a nivel nacional, integrándolas en el Plan México 2030: Estrategia de Industrialización y Prosperidad Compartida.
Este documento establece una inversión periódica en el sector farmacéutico, con una proyección de 2 mil millones de dólares hacia 2030. Asimismo, plantea un esquema mixto que posiciona la producción y exportación de medicamentos biosimilares en un lugar privilegiado en esta región continental.
Este giro estratégico, que busca optimizar el gasto público en salud, también decide apostar por los medicamentos genéricos en la compra consolidada para 2025-2026.
Eduardo Clark García, subsecretario de Integración y Desarrollo del Sector Salud, ha mencionado a los medios de comunicación que esta medida no solo representa un alivio financiero para el país, sino que también garantiza un mayor acceso a tratamientos esenciales.
Es decir: mientras los medicamentos de patente imponen costos elevados y limitan la cobertura, los genéricos estarían ofreciendo la misma eficacia a precios considerablemente más bajos.
En una comparación específica con Estados Unidos, México ofrece medicamentos biosimilares más económicos que sus versiones de patente. El Bevacizumab, utilizado para tratar varios tipos de cáncer, cuesta un 30 por ciento menos en nuestro país, por su parte, la Somatropina, indicada para trastornos del crecimiento, y el Rituximab, para linfomas y trastornos autoinmunes, también tienen opciones más accesibles.
De estos casos, resalta considerablemente el Adalimumab, usado para la artritis reumatoide, es mucho más barato en México, donde su versión de patente, Humira, supera los 80,000 dólares anuales en Estados Unidos.
La introducción de medicamentos biosimilares en el sistema de salud tiene un impacto positivo en la salud de la población. La reducción en el precio facilita un mayor acceso a terapias avanzadas para pacientes que anteriormente no podían costearlas, mejorando así su calidad de vida y resultados clínicos.
Al mismo tiempo, su manufactura en territorio nacional no solo fortalece la industria farmacéutica local, sino que impulsa la economía y facilita el acceso de nuevos y mejores tratamientos para los pacientes, generando un impacto directo en la salud y el bolsillo de los consumidores.
PJG
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