¿Y si parece un catarro y no lo es? "Siempre se debe preguntar al paciente por viajes que ha hecho"

Aunque pueda parecer un catarro común o una indigestión pasajera, detrás de una fiebre, una tos o una diarrea puede camuflarse una enfermedad más grave y desconocida; diagnosticarla es importante para la salud pública y la del paciente, y en ello los viajes que haya hecho pueden dar al médico la pista definitiva.
"Nunca se piensa en el viaje o en el país de procedencia, pero habría que incorporarlo como un dato más en la práctica clínica habitual", subraya a EFE la médica infectóloga María Velasco, que desde junio preside el Grupo de Estudio del Sida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
Igualmente, cualquier persona que haya desarrollado sintomatología, en especial fiebre, debería informar a su médico de los lugares visitados en los últimos 12 meses, sobre todo a zonas tropicales o países en vías de desarrollo, según recomienda el Ministerio de Sanidad.
Saber tirar del hiloLas enfermedades importadas han ido emergiendo debido a los movimientos migratorios, el turismo y la cooperación internacional. Buena parte se transmiten por las picaduras de mosquitos, que hoy celebran su día mundial en recuerdo del descubrimiento que el 20 de agosto de 1879 hizo el médico británico Sir Ronald Ross de que las hembras de los del género 'Anopheles' transmiten la malaria entre humanos.
Esta especialista en Medicina Interna con formación específica en Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical pone además el ejemplo del dengue, una enfermedad endémica en América, Asia, este del Mediterráneo, Pacífico occidental y África que transmiten los mosquitos del género 'Aedes' como el tigre y de la que actualmente existe un importante brote en numerosos países.
La mayoría de las veces se pasa de forma asintomática, pero pasarlo una vez no impide pasarlo más veces, con la particularidad de que cuantas más veces se pasa, más grave puede resultar, hasta el punto de poder desembocar en un dengue hemorrágico.
No existe tratamiento específico para esta enfermedad de enorme impacto de salud pública, aunque ya hay una vacuna disponible que está especialmente indicada a las personas que han tenido una infección previa.
En general, las enfermedades transmitidas por mosquitos, sea dengue zika, chikungunya, virus del Nilo occidental y otras tantas, presentan unos síntomas similares que son parecidos a los del catarro común, pero no todas son iguales.
"Ante fiebre, erupción cutánea y leucocitos y plaquetas bajos, hay que meter en el bombo de enfermedades posibles el dengue", ejemplifica.
Pero "no hay una varita mágica. En medicina hay que pensar en muchas cosas (...). Y esa es la tarea del médico, saber tirar del hilo para llegar hasta el diagnóstico", puntualiza.
Lugar, momento y duración del viajeY para eso "es muy importante que se incorpore la pregunta sobre el viaje a las habituales preguntas que hace un médico cuando está valorando una persona". Saber el tiempo que ha permanecido también proporciona información muy útil.
Las enfermedades transmitidas por mosquitos suelen tener periodos de incubación cortos, "en menos de un mes dan la cara", salvo la malaria, que por lo general es de 7 a 30 días, aunque puede llegar a prolongarse durante años.
Hay otras de duración muy variable, como la rabia, en su caso transmitida por la mordedura de animales infectados: está entre tres y ocho semanas, pero puede ir de dos días hasta más de siete años, dependiendo de la gravedad de la herida, su ubicación y la distancia del encéfalo, la cantidad y la cepa de virus, la protección conferida por la ropa y otros factores.
Conocer el diagnóstico es importante para mejorar la salud del paciente, y es primordial para evitar que enfermedades ya erradicadas se reintroduzcan. Actualmente, los entomólogos vigilan atentamente el mosquito anopheles.
El Grupo de Estudio de Patología Importada (GEPI) de la SEIMC "está haciendo un esfuerzo adicional" para intentar dar a conocer a los profesionales sanitarios este tipo de enfermedades, sobre todo a los de Atención Primaria, porque es donde primeramente los pacientes suelen acudir.
La experta insiste, en este sentido, en la necesidad de que se reconozca la especialidad de enfermedades infecciosas para poder formar profesionales y dar una atención adecuada al cada vez más creciente número de viajeros internacionales y personas de otros países.
En cualquier caso, todo aquel que vaya a iniciar un viaje a destinos exóticos o afectados por brotes debería consultar antes en un centro especializado en medicina del viajero o de vacunación internacional unas ocho semanas antes de partir para informarse sobre la situación y prevenir sustos.
Evitar agua que no sea embotellada, incluso el hielo, y los alimentos crudos y la fruta que no haya pelado y lavado uno mismo o la comida de la que no se tenga garantía de que ha sido conservada a una temperatura estable, así como ponerse las vacunas indicadas, prepararse un botiquín y, en el caso de los enfermos crónicos, llevar su medicación por duplicado son algunos de los consejos que todo viajero escuchará del médico.
También tener cuidado con las aguas en las que se va a uno a dar un baño y, cómo no, evitar la picadura de mosquitos, mediante camisetas y pantalones largos, sobre todo al amanecer y al anochecer, cuando más activos son, durmiendo con mosquiteras o aire acondicionado cuando sea posible y echarse repelente.
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