Del ‘Gernika’ al penacho de Moctezuma, los museos piden proteger las obras

El patrimonio cultural se ha convertido en un fértil campo de batalla política en las últimas décadas, las de las guerras culturales. A la mayor apreciación del valor simbólico de las obras de arte se le ha añadido la expectativa al alza de otro de sus valores: el turístico. Y todo en un contexto donde los vientos ideológicos, como los de la descolonización de los museos, han soplado a favor del retorno de las piezas a sus lugares originales.
El resultado ha sido un aumento de las reclamaciones de retorno, temporal o definitivo, de múltiples obras de arte, desde el Gernika de Picasso a la Dama de Elche. Desde la momia guanche que acaba de retirar de exposición el Museo Arqueológico Nacional –por la nueva política sobre restos humanos del Ministerio de Ernest Urtasun– y que es reclamada por Canarias, al llamado tesoro Quimbaya que alberga el Museo de América de Madrid, reclamado por Colombia. Desde los mármoles del Partenón de Atenas que alberga el Museo Británico al penacho de Moctezuma que se halla en Viena. O los bronces de Benín, producto del saqueo británico de 1897.
El Estado y la Generalitat valenciana pactaron en octubre una comisión técnica para estudiar una cesión de la Dama de ElcheUnas reclamaciones con casuísticas diversas al ser adquiridas –aunque para algunos hasta las conseguidas legalmente muchas veces lo fueron en condiciones de desigualdad– y cuyas reclamaciones en algunos casos ya reciben respuestas positivas, como en los informes estatales sobre descolonización de los museos de los Países Bajos y Francia. En otros casos, sin entrar en el fondo en la petición, es la extrema fragilidad de las piezas el criterio central que se aduce para no trasladarlas.
Así ha sucedido en España con el Gernika de Picasso, reclamado por el País Vasco para su regreso temporal o definitivo en diversas ocasiones, incluida la inauguración del Guggenheim, donde el arquitecto Frank Gehry había dedicado una sala a la obra. El gobierno de España siempre ha recordado sus condiciones de conservación extremadamente difíciles como motivación para no moverlo.
Lee tambiénY en octubre del año pasado, tres semanas antes del horror de la dana, Pedro Sánchez y el valenciano Carlos Mazón acordaron que Estado y Generalitat crearán una comisión técnica para analizar la viabilidad de una cesión temporal de la Dama de Elche. El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, afirmó que el Gobierno comprendía la petición de los territorios de tener “obras maestras”, pero advertía que se deben respetar los “criterios técnicos” y el “posible daño al patrimonio” al acometer traslados.
La defensa del Reino Unido de los mármoles de Elgin del Partenón se ha centrado, entre otros aspectos, en que fueron rescatados en una Atenas ocupada por los turcos en la que el Partenón había sido usado de mezquita y polvorín y destruido por un bombardeo veneciano y en que habían estado mejor preservados en el Museo Británico. Y el presidente mexicano Manuel Andrés López Obrador dio la batalla por el penacho de Moctezuma en el Museo del Mundo de Viena. La respuesta fue que es demasiado frágil y dentro del museo no se atreven ni a moverlo de planta y se ha acondicionado su vitrina de tal modo que de haber un terremoto en Viena no se movería.
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