Destino final de pieza maya repatriada en museo de la región Puuc, en Yucatán

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Destino final de pieza maya repatriada en museo de la región Puuc, en Yucatán

Destino final de pieza maya repatriada en museo de la región Puuc, en Yucatán

Destino final de pieza maya repatriada en museo de la región Puuc, en Yucatán

▲ En colaboración con un museo de Estados Unidos, se investiga dónde está una de las mitades del panel en bajo relieve tallado sobre piedra caliza.Foto Jorge Ángel Pablo García

Reyes Martínez Torrijos

Periódico La JornadaJueves 22 de mayo de 2025, p. 3

El destino final de la pieza maya que el Museo Nacional de Arte Mexicano (NMMA, por sus siglas en inglés), en Chicago, devolverá a nuestro país será un museo de la región Puuc, en Yucatán, luego de que se presente al menos un año en el recinto estadunidense y por otro periodo en el Museo Nacional de Antropología, confirmó Diego Prieto, titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En entrevista con La Jornada, el funcionario dijo que, en colaboración con el museo de Estados Unidos, se investiga dónde está la otra mitad del panel en bajo relieve tallado sobre piedra caliza en el periódico clásico tardío o clásico terminal (entre los años 600 y 800 de nuestra era).

Prieto remarcó la importancia de que estas piezas estén lo más cerca posible de las comunidades que les pueden asignar un valor y un simbolismo activo, desde el punto de vista de la afirmación cultural de las comunidades y pueblos que devienen de esas civilizaciones originarias.

El antropólogo se mostró optimista en continuar con la repatriación de piezas del patrimonio mexicano, que en lo que va del presente sexenio ha resultado en la restitución de alrededor de 2 mil bienes culturales, arqueológicos, históricos y etnográficos.

Refirió que están intensificando gestiones como la que persigue repatriar el Códice Borbónico, que en la actualidad se encuentra en la Biblioteca de la Asamblea Nacional de París. Informó que se reunió con Elena Espinosa Morales, secretaria de la Comisión de Cultura y Cinematografía para sugerir muy respetuosamente a la Cámara de Diputados que de legislativo a legislativo se refuerce la petición.

Contó que se va a tratar de reactualizar la petición desde el Ejecutivo que se hizo en 2020, a través de una carta del presidente Andrés Manuel López Obrador, solicitando la restitución.

Prieto informó que hoy habrá una ceremonia con el ministro italiano de Relaciones Exteriores en el Museo Nacional de Antropología donde se presentará una pequeña muestra de las últimas piezas que han sido restituidas desde esa nación.

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Douglas Massey, premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales

El demógrafo estadunidense es experto en fenómenos migratorios

Armando G. Tejeda

Corresponsal

Periódico La JornadaJueves 22 de mayo de 2025, p. 4

Madrid. El sociólogo y demógrafo Douglas Massey, un experto en fenómenos migratorios, fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales en reconocimiento a su labor intelectual que ha facilitado la comprensión de las migraciones internacionales. Massey, nacido en Estados Unidos en 1952, ha publicado numerosos ensayos y libros, además de crear proyectos vitales como el Mexican Migration Project y el Latin American Migration Project, en colaboración con Jorge Durand, que han proporcionado datos valiosos sobre los patrones migratorios en América Latina.

El jurado del premio estuvo integrado por académicos, intelectuales y escritores como Javier Echeverría, Marta Elvira Rojo, Juan Pablo Fusi Aizpurúa, Pablo Hernández de Cos, Silvia Iranzo Gutiérrez y Ricardo Martí Fluxá, entre otros. La elección de Massey la justificaron en un acta en la que señalaron que a partir de la concepción del hombre como una especie migratoria y a través de una destacada trayectoria investigadora, Douglas Massey ha realizado aportaciones fundamentales a la comprensión de las migraciones internacionales y sus consecuencias en la segregación urbana y la estratificación social, procesos acentuados por las dinámicas globalizadoras.

Además explicaron que “con amplio impacto en el conjunto de las ciencias sociales, Massey ha construido un modelo teórico del más exigente rigor académico, que nos permite interpretar las sociedades contemporáneas –en las que las migraciones han devenido un factor estructural–, con una mirada sosegada, racional y empática”.

Massey fue presentado al premio como propuesta de Alejandro Portes, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2019 y fue elegido de un total de 40 candidaturas de 15 nacionalidades distintas. El sociólogo estadunidense obtuvo su licenciatura en sociología, sicología y español en la Western Washington University en 1974. Posteriormente completó su maestría en 1977 y su doctorado en sociología en 1978 en la Universidad de Princeton.

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▲ El también sociólogo ha creado proyectos como el Mexican Migration Project y el Latin American Migration Project.Foto cortesía del Premio Princesa de Asturias

Comenzó su carrera docente en esta última institución, donde actualmente Henry G. Bryant es profesor de sociología y asuntos públicos. Además, ha sido director de la Oficina de Investigación Poblacional y del Programa de Estudios de Población en la misma universidad.

Rigor académico con un enfoque accesible

Reconocido por su enfoque multidisciplinar, Massey ha realizado contribuciones significativas en áreas como la migración internacional, la segregación residencial y la estratificación social. Su obra ha sido fundamental, según los especialistas, para comprender las dinámicas de la migración internacional y la segregación urbana, combinando rigor académico con un enfoque accesible que ha influido tanto en el ámbito académico como en la formulación de políticas públicas.

A lo largo de su carrera ha ocupado posiciones destacadas en diversas organizaciones académicas y ha recibido numerosas distinciones, como el doctorado honoris causa por las universidades de Pensilvania y Ohio State. Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la Academia Estadunidense de las Artes y las Ciencias, la Sociedad Filosófica Estadunidense y la Academia Europea, entre otras instituciones.

Ha recibido numerosos galardones, incluyendo el Premio de Reconocimiento de Destacado Mérito del Consejo Cultural Mundial de México en 2008 y el Premio Bronislaw Malinowski de la Society for Applied Anthropology, otorgado junto a Jorge Durand por su trabajo colaborativo en el Mexican Migration Project, entre otros.

Éste ha sido el tercero de los ocho Premios Princesa de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su edición 45. Anteriormente fueron otorgados el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades al filósofo y ensayista alemán de origen sudcoreano Byung-Chul Han y el Premio Princesa de Asturias de las Letras al escritor español Eduardo Mendoza. El galardón lo recibirán, como cada año, en una gala oficial en el Teatro Campoamor de Oviedo.

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Afp

Periódico La JornadaJueves 22 de mayo de 2025, p. 4

Jaimanitas. En 1994 el artista cubano José Fuster decoró con mosaicos la entrada de su casa en el pueblo de Jaimanitas; 30 años después, el contagio hizo efecto: esa comunidad se ha transformado en una gigantesca y exuberante obra de arte.

Ubicado en el oeste de La Habana, este modesto pueblo de pescadores podría haber permanecido en el anonimato, como tantos otros, si este artista no hubiera radicado allí.

Cada semana, un millar de turistas visita el lugar para admirar fachadas, edificios, esculturas, portales cubiertos de cerámica o mosaicos, en una explosión de colores y de formas surrealistas.

Cuando se mudó a Jaimanitas, Fuster, nacido en 1946 en Caibarién (centro), ya era un artista reconocido, con una extensa carrera como pintor, grabador y ceramista. Pero los formatos de las telas, de las cerámicas me parecían chiquitos, explica el artista a la Afp.

Empezó decorando la entrada de su casa, luego el patio y terminó transformando su hogar en una auténtica obra de arte, que ahora sirve de museo de su propia obra: murales, esculturas gigantes, mosaicos, cerámicas pintadas y poemas grabados.

Entre ellas, la Mesa cubana rinde homenaje a figuras y emblemas de la historia del país, mientras la Torre del gallo es una obra de 4 metros de altura revestida de azulejos de colores.

La gente piensa en Gaudí por la técnica (del mosaico), pero el concepto es Brâncusi, explica el artista de 79 años en referencia al arquitecto catalán Antoni Gaudí y el escultor rumano Constantin Brâncusi.

Un viaje en 1976 a Târgu Jiu, en el oeste de Rumanía, donde Brâncusi realizó un conjunto monumental, le sirvió de inspiración.

Vi lo que hizo (Brâncusi) en el pueblo. Me costó casi 20 años madurar la idea, comenta Fuster que, lejos de la sobriedad rumana, ha dado rienda suelta a una profusión de colores de un barroquismo total.

El arte naif de Fuster bebe de la realidad cubana. Recurrentes palmeras, gallos y figuras de campesinos, acompañados de refranes populares, frases improvisadas y guiños poéticos, integran su universo visual, de cuyo centro emergen elefantes rosas y fuertes alusiones a la revolución cubana de 1959.

Por doquier, las obras están adornadas con un sinfín de detalles. Dos excéntricas paradas de autobús marcan la entrada al pueblo; en tanto, la nueva casa del artista, ubicada frente al mar, es una obra en constante evolución.

No tenía idea de que podía crear tanto. Esto se convirtió en un tipo de contagio. La gente venía a pedir cosas, cuenta Fuster, que, debido a sus problemas de movilidad, se desplaza por el pueblo en un carrito eléctrico.

El artista, que afirma financiar su labor en el pueblo mediante la venta de sus cuadros y sin ayuda de las autoridades, ha decorado decenas de casas, a menudo rebautizadas en referencia a la identidad de sus habitantes.

El Mexicano, cuyo nombre real es Jorge González (79), dice vivir en una obra de arte. Gracias a Fuster, su casa, antes de madera, ahora es de cemento y está cubierta de mosaicos.

En Jaimanitas nos llevamos muy bien y aquí todo el mundo prácticamente cooperó, precisa González.

Hace unos años, durante el breve deshielo diplomático entre Estados Unidos y Cuba, este humilde trabajador vio desfilar frente a su casa a estrellas estadunidenses como Madonna y Sean Penn, entre otras, atraídos por la magia de Fusterlandia.

Así fue como un periodista estadunidense bautizó hace unos años el reino de Fuster. El nombre pegó de inmediato, pero no gasté dinero en hacer propaganda. Se hizo sola, asegura el artista.

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Un espectáculo centenario reúne en Tokio a las últimas geishas

Ni los mismos japoneses las comprenden del todo: especialista

Afp

Periódico La JornadaJueves 22 de mayo de 2025, p. 5

Tokio. En el lustroso parquet de una sala en lo alto de un discreto edificio de Tokio, las últimas geishas de la capital japonesa se deslizan con pasos milimetrados al ritmo de la música y perpetúan un arte ancestral en declive.

Bajo la atenta mirada de sus maestros, las geishas del barrio de Shinbashi, cerca del Palacio Imperial, repiten a diario estas coreografías para el Azuma Odori, un espectáculo de danza nacido hace un siglo.

En ocasión de este centenario, desde ayer y hasta el martes, gei-shas de 19 regiones de Japón comparten escenario por primera vez con sus compañeras de Shinbashi, ahora reducidas a una cuarentena.

Estas mujeres son las últimas guardianas de un arte en peligro, herederas de una tradición milenaria que Japón a veces ya observa como un espectro del pasado, explica a Afp el escritor y especialista de este tema, Hisafumi Iwashita.

Los japoneses mismos tienen dificultades para comprender o no conocen bien la verdadera realidad de las geishas, explica.

Los estereotipos son numerosos. En el imaginario colectivo a menudo las consideran cortesanas. Sin embargo, en japonés, la palabra geisha significa persona del arte, un hombre o una mujer formada en las artes tradicionales niponas.

La función de las geishas va más allá de simplemente bailar y cantar, insiste Iwashita.

Estamos allí en primer lugar para acoger y entretener a los clientes en los restaurantes tradicionales llamados ryotei, confirma Koiku, una geisha de Shinbashi.

Renacimiento de posguerra

Vestida con un kimono oscuro realzado con un obi (cinturón) con motivos primaverales, Koiku decidió hacerse geisha para vivir de su pasión por la danza y la música.

En general, hacen falta 10 años para ser considerada competente, confía esta veterana que lleva más de tres décadas participando en el Azuma Odori.

En este mundo cerrado, el espectáculo ofrece al gran público una rara ocasión de apreciar este arte tradicional en la escena del Shinbashi Enbujo, un teatro construido con este fin en 1925.

En este centenario, la llegada de geishas de todo el país permite descubrir los estilos y tradiciones típicas de cada región en dos representaciones diarias de más de una hora y media.

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▲ Desde ayer y hasta el martes, geishas de 19 regiones de Japón comparten escenario por primera vez con sus compañeras de Shinbashi, lo que permite descubrir los estilos y tradiciones típicas de cada zona en dos representaciones diarias de más de una hora y media.Foto Afp

En Kioto, la danza se considera el arte principal. Por contra, en Tokio, las geishas se distinguen por su habilidad con el shamisen (un instrumento de cuerdas japonés) y sus cantos, explica Hisafumi Iwashita.

En los inicios del espectáculo, las geishas de Shinbashi entretenían en banquetes oficiales a los nuevos dirigentes llegados a Tokio, convertida más de medio siglo atrás en capital de Japón en detrimento de Kioto.

Estas mujeres desempeñaron un rol esencial en la definición de la cultura japonesa moderna, afirma el experto.

El teatro Shinbashi Enbujo, inau-gurado en la primera edición del Azuma Odori hace cien años, fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en 1948.

Después del conflicto, el espectáculo renació y su escenografía influyó al teatro tradicional kabuki. Pero empezó a perder popularidad entre los años 50 y 60 porque el público prefería espectáculos más simples, explica Iwashita.

El mundo ha cambiado

En Tokio, como en el resto del archipiélago, el arte de las geishas está amenazado a desaparecer.

Hace un tiempo éramos todavía 100, luego 60... y el número continúa disminuyendo, se inquieta Koiku, para quien es esencial encontrar soluciones antes de que sea demasiado tarde.

Para Iwashita, el declive de las geishas en la capital responde sobre todo a la desaparición de la clientela adinerada que sostenía antes su negocio.

Un punto de inflexión fue en 1993, cuando el primer ministro, Morihiro Hosokawa, llamó a terminar con las cenas oficiales en los ryoteis en un contexto de grave crisis económica.

Un golpe duro para la industria, afirma Iwashita.

El mundo ha cambiado y, con él, la forma de recibir a los clientes, lamenta Koiku. Ahora, las empresas organizan ellas mismas recepciones en sus locales o en otros lados, continúa.

El futuro de la profesión es incierto, alerta Iwashita. El hecho de que un teatro así exista todavía y acoja la edición centenaria del Azuma Odori es un milagro.

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