Laurie Anderson: “Nuestra situación no es normal, es la desaparición del gobierno”

Laurie Anderson (Glen Ellyn, EE.UU., 1947) ha sido una pionera toda su vida, mezclando las artes cuando hacerlo era casi una excentricidad, trabajando con la tecnología sonora desde la vanguardia y llegando por sorpresa al éxito masivo en los ochenta –su pieza O, Superman, autoeditada, fue el segundo single más vendido en el Reino Unido–, labrando una carrera que no distingue entre audiovisuales, palabra, música o escena, y usando la inteligencia artificial cuando la mayoría de los mortales no sabíamos qué significaba. Tiene 77 años y bajo una apariencia tranquila, no para. Hace unas semanas estaba en Roma, donde hizo una charla sobre prisiones en el Vaticano invitada por el papa Francisco, hace dos días hablaba con jóvenes artistas en Nueva York y en breve dará otra conferencia en Viena.
21 años junto a Lou ReedAnderson y Lou Reed se conocieron en los años noventa y estuvieron juntos –se casaron en el 2008– hasta el fallecimiento del músico neoyorkino en el 2013. Hace poco explicaba que ha alimentado a una inteligencia artificial con los textos de ambos, y recordaba su gran parecido, aunque ayer reconocía que “no es que tenga la impresión de estar hablando con mi difunto esposo, pero el estilo es el estilo, está conectado a ti”. Sin tapujos, Anderson asume que “cuando vives con alguien durante 21 años y este muere, una parte de ti también muere”. Pero queda su obra, tanto la música como sus textos: “Él era poeta, empezó como poeta, que es lo que siempre quiso ser y fue”.
Anderson es el plato fuerte de la primera jornada, este martes, de Barcelona Poesia –Paral·lel 62, 20 h–, con un espectáculo que lleva por título Progress, título que cuando hablamos, en el hotel de la calle Pelai donde estuvo la redacción de La Vanguardia, no recuerda haber puesto, pero que encuentra apropiado.
¿Planifica sus espectáculos o deja margen a la improvisación?
Intento no planificar mucho, porque es más fácil improvisar.
Quizá por eso no recordaba el título de su espectáculo...
Es que no me gustan los títulos, así que simplemente pego uno como si fuera un sello. Tengo un guion, y haré una canción que se llama justamente Progress, y también algunas piezas, aunque parezca pretencioso, sobre cómo veo los tiempos actuales.
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Podemos hablar de regresión.
El 80% del tiempo tengo en la cabeza la situación en que nos encontramos, porque no es normal, es la desaparición de nuestro gobierno. Hace dos noches fui a un espectáculo precioso del Brooklyn Youth Choir, una pieza preciosa sobre la Segunda Guerra Mundial, y lo consideré como el trasfondo histórico de lo que pasa ahora, que es muy desconcertante. Me contaron que les han quitado la financiación, pero les dijeron que podrían obtenerla si hacían espectáculos que se centraran en el ejército y el cristianismo. Es muy grave.
Es difícil imaginar a Jesús yendo a la guerra.
Sin duda se trata de su versión, que es militante y exclusiva, toda blanca. Quieren música blanca con un Dios que mande. Ya vieron el meme del presidente vestido de papa.
Dijo que era una broma...
Ahora es cultura pop. Al actual presidente de lo que yo denomino los antiguos Estados Unidos no le importa. Es su reinado, pero es un reinado de terror, y la gente tiene mucho miedo. Vas en tren y hay agentes de inmigración arriba y abajo pidiendo los papeles.
Estuvo usted en el Vaticano hace poco.
En marzo estuve en Roma unas semanas, trabajando en un libro, y recibí un mensaje del Papa para que nos encontráramos, que fuera al Vaticano a dar una charla sobre prisiones. Digamos que no soy una gran fan de la Iglesia católica, pero soy una gran fan de la gente que ayuda a la gente. Siempre hay una lucha, independientemente de la organización en que te encuentres, por tener el corazón abierto y no ser aplastado por la burocracia, sea en la Iglesia, un diario, el mundo del arte, todos tienen sus reglas. Él trabajaba por el bien de la gente, y lo respeto.
Se habían conocido antes...
Sí, hace unos años en unas jornadas en que invitó a unos 50 artistas... y solo dos éramos mujeres.
Vaya sorpresa...
Se podrían esforzar más: puedes romper las normas, que fueron hechas por humanos y están hechas para ser rotas por los humanos. Puedes mirar el mundo y decir: eso no es justo, cambiémoslo. De hecho, es lo que está haciendo ahora el presidente de Estados Unidos, dice que las leyes que hay no son buenas, pero sus reglas sí.
Un reinado de terror “Mi imagen del Oeste sería una casita en medio de la nada, con familias disparando”Lo denuncia como artista.
Siempre he hablado de situaciones como esta porque son historias y esta es una historia de cómo Estados Unidos está cambiando. Hay una escena en una película del oeste en que un chico corre al saloon, y grita: “¡Hay problemas en la mina, venid!”. Y todo el mundo deja lo que hacía y corre a ayudar. Eso ya no es una historia americana. Creo que los norteamericanos son muy buenos de corazón, de verdad, pero están atrapados en esta trampa de miedo. Así que ahora mi imagen del Oeste americano sería una casita en medio de la nada, con todas las familias americanas con pistolas en las ventanas disparando a la gente. Eso hoy forma parte de nuestra historia, por mucho que nos guste decir que no lo es. Pero la gente vive en una psicoburbuja, que ha convertido los diálogos en cosas idiotas o en una retórica alocada que ha cooptado el lenguaje de democracia y libertad. Así que intento abordar todas estas cosas como historias porque no quiero dar lecciones políticas.
¿Una gran América? “¿Cuándo fue genial? ¿En los cincuenta, esa imagen ridícula de una familia blanca feliz donde el padre manda?”Todo es política, al fin y al cabo.
Desde luego. ¿Cuál es la historia del progreso para hacer que América vuelva a ser grande? ¿Cuándo fue genial? ¿En los años cincuenta, con la imagen ridícula de una familia blanca feliz donde el padre manda?
Usted ha sido pionera en unos cuantos campos artísticos.
No sé qué es el progreso ni me importa ser la primera, me gusta explorar cosas. Si soy la última, no me importa, porque para mí es nuevo, y todo el mundo tiene su propia idea de lo que es nuevo, y me encanta ver gente inventando cosas, es muy bonito.

Laurie Anderson
Xavi JurioTambién ha trabajado mucho con la tecnología, y con inteligencia artificial.
Los músicos hemos trabajado durante muchos años, quizá 50, incluyendo arpegios y todo tipo de cosas generadas para hacer música, así que no da miedo. Una vez se convierte en lenguaje, es algo muy diferente, pero solo porque la gente no juega lo bastante con el lenguaje, no ven la diversión en lo tonta que puede ser la IA, que a veces puede ser una gran poeta, así que mañana quizá leeré un poco de poesía generada por IA, porque es extravagante y puede ser una buena colaboradora.
El gran robo “En los ámbitos laborales, la IA destruirá la economía; ya lo está haciendo”A mucha gente le da miedo la IA.
Es curioso. Creo que quien programa los algoritmos de ChatGPT es un poco budista, porque su esencia subyacente es la interconexión sin confrontación, no es combativo, pero no podemos contar con que sea una máquina de la verdad, es solo un juguete, aunque es un juguete peligroso, y en ámbitos que no sean el arte, en los ámbitos laborales, destruirá la economía. Ya lo está haciendo.
Privatiza el conocimiento.
Parte de la destrucción de nuestro gobierno tiene que ver con las empresas que vendrán: se cargan el servicio postal, pues ya inventarán otro, pero su motor será la IA, y lo mismo con el servicio de salud y la educación. Todo será sustituido por empresas corporativas y privadas con fines de lucro. Eso de los derechos y la libertad es para mí una pantalla de humo para esconder el robo mayor de la historia.
Lo importante son las historiasDespués de todo lo que ha hecho, ¿cómo se definiría, como música, cantante, performer, poeta, artista?Primero, para mí, son las historias, y las puedes contar en una pintura, música, película, o simplemente decirlas, pero ese es el motor. Ahora, de hecho, trabajo en un libro de historias sobre historias, es lo que estuve haciendo en Roma. Una de ellas es Al faro, de Virginia Woolf, donde hay una escena maravillosa que tiene que ver con el cambio de narración, porque al fin y al cabo, me interesan cosas como qué parte de uno es la narrativa o qué cantidad de ficción hay. Porque por supuesto, todo es ficción cuando narras.¿Esta entrevista también será ficción?Claro, la forma es ficción. Pero vamos, a mí lo que me importa es la comunicación, contar historias.Dice que no aboga por la autoexpresión, pero su obra mantiene mucha coherencia.Es que cada uno tiene su estilo, que es distinto de la personalidad o incluso del branding. Cuando empecé a hacer discos, me preguntaban cuál sería mi estilo. Me definí tomándomelo en broma, con fotos haciendo el tonto, como un dibujo animado. Creo que los artistas jóvenes ahora se toman el branding muy seriamente, la forma como son percibidos. Hablando el otro día con estudiantes, están aterrados por cómo les verán los demás, cómo les definirán, están realmente atrapados en lo el capitalismo tardó, vendiéndose a sí mismos. Se venden como productos y tienen que tener una marca coherente. Todos los influencers y líderes de opinión se crean una marca, y quedan atrapados en su marca. Eso es terrorífico, porque ya es bastante difícil entenderte a ti mismo o escuchar tu propia voz, y si confías en que otras personas te definan, estás perdido porque no te conocen. Te puedes llamar artista o lo que sea, pero en realidad a poca gente le importa cómo te llames a ti mismo.¿Le costó hacerse un nombre o le salió natural?Mira, la cuestión es que soy una snob, lo reconozco. En cuanto cuando a la gente le empezaron a gustar mis cosas, pensé: “¿Qué os pasa?”. Yo quería ser exclusiva.Los happy few.Así que nunca fue mi objetivo llegar a nadie. De hecho, pensé: cuanta más gente le guste tu trabajo, peor será probablemente. Pero eso solo es esnobismo, e intento superarlo.Se trataba de buscar un camino propio...¿Hay que ser el mejor, el más brillante, extravagante? Bueno, puede estar bien, a veces funciona y es fantástico. No tengo ninguna regla al respecto, sea lo que sea que la gente quiera probar, estoy abierta a ver qué hacen. No los juzgo, de verdad.
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