Para (volver a) ver El Eternauta, seis escritores revelan las claves de la serie y la historieta

Dato uno: la serie El Eternauta de Netflix se colóen el top 10 mundial de la plataforma en la categoría de series de habla no inglesa, con 10,8 millones de visualizaciones en todo el mundo. Dato dos: Editorial Planeta volvió a editar la historieta, con guión de Héctor Germán Oesterheld e ilustraciones de Francisco Solano López, pero los ejemplares no alcanzaron para el fervor de los nuevos (y antiguos) lectores que fueron a la Feria del Libro a buscar el suyo. Fue el libro más vendido en ese stand y también en otros que lo ofrecían. Seis escritores consultados por Clarín recorren la potencia en el presente de una obra publicada por primera vez en 1957.
Fotografía de un cartel de la serie El Eternauta intervenido por organizaciones de derechos humanos. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
Osvaldo Aguirre (Colón, 1964), escritor y cronista, tuvo su primer contacto con El Eternauta a través de la revista Skorpio a los 11 o 12 años, aunque admite que inicialmente le impresionaron más otras creaciones de Oesterheld. "Me gustaban más otras historietas, que se reeditaban en la época como Ernie Pike y Sargento Kirk, ambas dibujadas por Hugo Pratt, y Mort Cinder, con las ilustraciones de Alberto Breccia. Estas primeras lecturas me llevaron un poco después, en la adolescencia, a leer la primera parte, la remake en la revista Gente y todo lo que pude leer de Oesterheld, incluso los cuentos que escribió con sus personajes de historieta y los cuentos infantiles".
Osvaldo Aguirre. Archivo Clarín.
Además de su labor como poeta, Aguirre publicó, entre otros libros, las novelas Los indeseables (2008) y Escuela de detectives (2013), los libros de cuentos Rocanrol (2006) y El año del dragón (2011) y las investigaciones Enigmas de la crónica policial (2016), La oscuridad dentro de mí. El relato femicida (2018) y La mujer diabólica. Historia y leyenda de Ágata Galiffi (2019). Dice que la serie le gustó, que es fiel a concepciones centrales de la historieta.
"En particular en el hecho de mostrarnos el impacto de lo extraordinario en los afectos y en la vida cotidiana, como la desesperación de Juan Salvo por encontrar a su familia. Otro gran acierto, me parece, es la actualización de la historia, el hecho de situarla como parte de la historia contemporánea, y eso también tiene que ver con la concepción de El Eternauta", apunta.
La serie El Eternauta. Archivo Clarín.
Aguirre compiló la obra periodística de Francisco Urondo (2013) y el libro de entrevistas Les presentamos a R. J. Walsh (2017), entre otros trabajos de edición.
Ante el antagonismo de lecturas sobre El Eternauta, considera que la obra dialogó con la historia de su época en cada una de sus ediciones, más allá del pensamiento de Oesterheld: "En 1957-1959 con la llamada revolución libertadora; la versión de 1969 para Gente, precedida por sus versiones sobre la vida del Che y de Eva Perón, con el proceso de movilizaciones que estalla ese año; en 1976-1977 con la dictadura y con la resistencia política. En 2010, cuando se generó la imagen del Nestornauta, El Eternauta quedó comprendida en la polarización entre el kirchnerismo y el antikirchnerismo y se generó un debate alrededor de la pertinencia de ese uso del personaje. Hoy interpela con enorme potencia la época que nos toca, por múltiples razones y en particular por su ideología, el concepto del héroe colectivo –que en principio fue una respuesta a la concepción tradicional de la aventura en el comic estadounidense–, la idea de que “nadie se salva solo” le contestan a la ideología neoliberal y al culto del individualismo y vuelven a ser una referencia fundamental en un momento en el que parecía que no existían alternativas al sálvese quien pueda".
Periodista y novelista, Horacio Convertini (Buenos Aires, 1961), descubrió la historieta hace unos 25 años, sin la carga de nostalgia de otras lecturas. "Era un pendiente que recién saldé a principios de los 2000. No me voló la cabeza ni mucho menos. Yo había sido un buen lector de historietas en mi adolescencia y en mi primera juventud, pero luego había abandonado por completo el género, por lo que atribuí esa leve decepción no tanto a la obra de Oesterheld sino a que había perdido interés o costumbre en el formato literario".
El periodista y escrito Horacio Convertini. Foto: Maxi Failla.
Como autor de literatura infantil y juvenil, Convertini obtuvo el Premio Sigmar por su novela Terror en Diablo Perdido (2013) y fue mención de honor en los Destacados de ALIJA por El misterio de los mutilados (2014), pero además recibió el Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires, bienio 2008/2009, por su libro de cuentos Los que están afuera y el Premio Celsius a la mejor novela de ciencia ficción de habla hispana, que otorga la Semana Negra de Gijón (España), por Los que duermen en el polvo (2018), publicada en esta editorial.
Ahora, como televidente de la serie, aquella lectura se reactualizó con sus marcas. "Enfrenté la serie sin ser tributario del mito ni de una nostalgia particular: es decir, prendí la televisión ligero de equipaje. Y lo que vi fue un producto técnicamente impecable y narrativamente bueno, con un estándar más bien alto en las actuaciones", opina.
Tampoco le pasa facturas por las licencias en la transposición: "Desde el minuto uno tuve claro que se iba a tratar de una adaptación libre. No me molestó que se trasladara la trama a nuestros días ni que aparecieran personajes nuevos. Entiendo la molestia del fandom, pero con La guerra de los mundos, de Wells, por citar un clásico de la ciencia ficción, se ha hecho varias veces lo mismo. Toda novela que es llevada al cine ingresa a un nuevo lenguaje para convertirse en una obra diferente. Las variaciones y las pérdidas son inevitables".
Convertini considera que la serie reintroduce el mensaje esencial de El Eternauta: la importancia de un Estado funcional y la solidaridad frente a la desintegración. "La grieta es un pacman que se come todo y que cada tanto hasta muerde las pantorrillas de la Selección Argentina. Es lógico que también vaya por El Eternauta, por lo que es pero sobre todo lo que ha representado y cómo se la ha resignificado con los años. Ricardo Darín dijo en una charla con Viva que habían decidido no poner los pies en el plato político. Y aun así, la serie es política en tanto reinstala una idea fuerza (el nadie se salva solo) en una época de deificación del éxito individual. Y viene a decir otra cosa: chicos, podrán odiar mucho al Estado, pero mejor que funcione; miren qué pasa cuando colapsa por completo".
Diseñador, ilustrador y escritor, Pablo Bernasconi (Buenos Aires, 1973) se mueve en el universo gráfico de El Eternauta. Comenzó su trabajo como ilustrador en el diario Clarín en 1998, y actualmente trabaja para diferentes publicaciones de todo el mundo. Sus ilustraciones se publican en The New York Times, The Wall Street Journal, Daily Telegraph y The Times. "La primera vez que descubrí El Eternauta, tendría unos 12 o 13 años. Yo era un ávido lector de historietas de superhéroes, del Hombre Araña o de Batman, de Thor, pero cuando apareció El Eternauta una cercanía con el vocabulario que me produjo mucho placer", comparte.
Pablo Bernasconi. Facebook del autor.
Aquel niño de Bernasconi era tal vez, dice, no haya comprendido bien la historieta en esas primeras lecturas. "Sí sé que me llegaba mucho más que otras historietas, que me gustaban más como estaban dibujadas o como estaban escritas, pero no eran tan empáticas con mi entorno", agrega el autor de libros infantiles como El Brujo, el horrible y el libro rojo de los hechizos, El Diario del Capitán Arsenio, Hipo no nada, El Zoo de Joaquín, Cuero negro vaca blanca, Excesos y exageraciones, Los Súper Premios, Rebelión en Tortoni, El sueño del pequeño Capitán Arsenio, entre muchos muchos otros.
También a Pablo Bernasconi le gustó la adaptación de la serie: "Me gustó la forma, el dramatismo combinado con las actuaciones, por supuesto los efectos especiales me sorprendieron, ya que era un requisito fundamental para llevar a la pantalla semejante obra de ciencia ficción y me interesó mucho también la mirada estética trasladada a fílmico, porque El Eternauta revestía muchas complejidades, que en la serie incluso están superadas", apunta.
El cambio de época no le molesta al escritor e ilustrador: "Llevarlo a la actualidad es una buena manera de acercar al público que no lo leyó, que no sabe de qué se trata, y también de acercarnos a nosotros", agrega.
Ilustrador de libros de otros (María Elena Walsh, Gustavo Roldán, María Teresa Andruetto, Ursula Wolfel), Bernasconi recibió numerosos premios: Zena Sutherland Best Children Book of the Year (The University of Chicago, 2006), por Capitán Arsenio y 7 premios a la excelencia en la SND (Society of Newspaper Design), incluyendo la medalla de oro, entre otros. Dice que su mirada está cerca de la perspectiva de Héctor Germán Oesterheld "con respecto al valor de la comunidad, al valor del grupo, al valor de las diversas opiniones que conforman una inteligencia mayor. El nadie se salva solo me parece que es una bandera que es maravillosa en este tiempo", celebra.
La serie El Eternauta. Archivo Clarín.
Y concluye: "Entiendo que sea antagónica a muchas fuerzas políticas o intelectuales, pero también celebro que ese antagonismo la pongan en primer plano y nos hagan hablar de eso, con el respeto que merece una obra así y sobre todo con el respeto que merece la trágica historia de los autores de una obra así. Creo que es fundamental que reconozcamos en la historieta argentina parte de la historia argentina".
En la librería y espacio cultural Salvaje Federal de Almagro se está organizando una actividad titulada El Eternauta: detrás de la nevada hay un mundo. Se trata de una charla taller de lectura y análisis de la obra de Héctor Germán Oesterheld y su coordinador será el escritor y periodista Juan Carrá (Mar del Plata, 1978), cuyos textos pueden leerse en Página/12, Perfil, El Guardián, Ñ, Anfibia, Maleva, Caras y Caretas y Clarín, entre otros medios.
"Me encontré con El Eternauta de manera casual en la casa de mi tío. Aunque en ese momento me dedicaba a otra cosa, me encontré con un texto que me interpelaba desde lo político, un texto de ciencia ficción que trabajaba claramente en un marco alegórico y que me hablaba no solo de lo que se estaba viviendo en las calles en el 2001, sino también de lo que se venía viviendo desde la década del minimismo", recuerda.
El libro lo llevó al autor. Y la vida del autor lo llevó a otras versiones y otros trabajos. "Lo que sí rescaté inmediatamente del texto original es la construcción del héroe colectivo, en contraste con otras historietas que uno podía leer, y sobre todo la idea de que ese héroe colectivo estaba formado por personas comunes, sin ningún superpoder", apunta Carrá, que se tomó el trabajo de visitar las localizaciones en las que se situaba la historia: la glorieta de Barrancas de Belgrano, la cancha de River o el Congreso.
El autor de las novelas Lloran mientras mueren, Lima, un sábado más y Criminis causa, valora la transposición de la serie: "Me parece un acierto, hay una decisión narrativa muy interesante en el desplazamiento de temporalidad", confirma.
Y sigue: "Es clarísimo cómo acá se va conformando también con todos los sujetos desplazados, corridos del centro. Por ejemplo, la incorporación de un excombatiente de Malvinas, que entra al relato como trauma y no como heroísmo. También la incorporación de migrantes extranjeros precarizados al héroe colectivo. Y además que en la construcción del héroe colectivo, las mujeres juegan un rol, cosa que en el texto original no sucede".
Carrá observa también cuáles son los signos con los que se marcan ideas de negatividad y valora "que sea una serie que tiene permanentemente una identidad en el lenguaje, o sea, permanentemente la serie tiene verosímiles del lenguaje, los diálogos son bien propios de esos personajes argentinos y no están neutralizados para la difusión de mercado".
Por último, cómo interpretar la puja políticoideológica por su sentido: "Es importante tener en cuenta que El Eternauta es, ante todo, un clásico de la literatura argentina. Y en ese sentido todo texto literario que logra en algún punto ese canon siempre tiene algo para decir en el momento que sea leído, no importa el tiempo que haya pasado desde su producción. Desde mi punto de vista, es una obra que no puede ser leída sin un cariz político. No se puede desconocer la trayectoria militante de Oesterheld, no se puede desconocer incluso que lo que él refleja en ese texto es claramente un sentir de época".
Ricardo Darin durante la filmación. Reuters Cortesía de Netflix/Handout via Reuters.
Y ese sentir de época "permanentemente nos interpela como sociedad –dice Carrá– porque lo que nos está proponiendo es la idea de que nadie se salva solo. La idea del colectivismo, la idea de que realmente la organización de las personas comunes es lo único que puede salvar a una sociedad. Ese mensaje resuena en la actualidad. Y por lo tanto, es una obra que va a intentar ser disputada en formas de sentido. Algunos van a intentar vaciarla y proponer que solo hay ahí una historia de ciencia ficción y otros intentarán darle un sentido de lectura más contextualizado y más potente".
Fermín Eloy Acosta (Olavarría, 1990) es escritor y guionista y ganó la segunda edición del Premio Hebe Uhart Novela 2024 de Ediciones Bonaerenses con la obra Las visiones venenosas. Llegó a El Eternauta gracias a una colección que salió con Clarín. "Creo que tenía 17 o 18 años y recién había venido a vivir a Buenos Aires, desde Olavarría. Recuerdo una lectura apasionada, muy entretenida, con muchos giros argumentales, con un dibujo profundamente expresivo y un diseño de espacios y personajes muy intrigante, muy interesante", comparte.
El escritor Fermín Eloy Acosta nacido en Olavarría en 1990. . Archivo Clarín.
Y recuerda que esa historieta "fue una de las primeras incursiones en la ciencia ficción local y en poder pensar que era un género con el que se podía trabajar y con el que se podía pensar sin perder la autenticidad del universo rioplatense".
El autor de la novela Bajo lluvia, relámpago o trueno (2019, Entropía), ganadora del Premio del Jurado de la Bienal de Arte Joven, traducida al portugués y editada en Brasil en 2024, dirigió la película Museo de la noche (2024) y sobre la serie dice: "No es una serie que politiza en el sentido partidario los acontecimientos y eso lo hace mucho más interesante. Es relativamente ambigua, porque por un lado construye esa idea de fuerzas colectivas y de resistencia común, que la vuelve tremendamente emotiva. Pero la serie es bastante sagaz, porque las cosas no se vuelven evidentes, no hay tampoco una construcción alegórica ni simbólica sobre los acontecimientos. Esa ambigüedad claramente la vuelve potente para pensar metáforas de resistencia, metáforas de opresión, metáforas de luchas, ese nosotros y ese ellos que aparece constantemente".
Tambien Fermín Eloy Acosta considera que transposición "toma decisiones sumamente acertadas que tienen que ver con poder ubicar el relato en una serie. Sé que el relato original trabajaba a partir del eco de los bombardeos de Plaza de Mayo o incluso de traumas sociales ligados a la sucesión de los golpes militares y creo que acá eso emerge corrido, más bien en relación al trauma de la Guerra de Malvinas. Y creo que hay algo de esa decisión que es un punto de sutura sumamente interesante", explica.
El eternauta, showcase. Archivo Clarín.
Y asegura que la disfrutó: "No buscaba necesariamente o únicamente la fidelidad, sino pensar esa obra como una caja de resonancias que pudiera ser pensada y actualizada en el presente, que presentifica también".
Roberto Chuit Roganovich (Córdoba, 1992) es doctor en Letras por la Universidad Nacional de Córdoba con una beca del Conicet, docente y tallerista. "Descubrí a El Eternauta durante la temprana adolescencia. Venía ya de consumir otras obras canon de la ciencia ficción audiovisual, sobre todo norteamericana, desde Star Wars a Alien, y descubrí que había algo ahí que me interesaba muchísimo. En el campo de la literatura pasaba lo mismo: mi abuela me acompañaba a las librerías de saldo a buscar libros de ciencia ficción. En una de esas salidas, apareció El Eternauta, en una edición bastante vieja. Y me volví fanático", recuerda.
Roberto Chuit Roganovich. Foto: Fernando de la Orden.
Chuit Roganovich tiene un premio por cada uno de sus tres libros. Con sus cuentos Todos los terneros y los pumas ganó el concurso de Letras del Fondo Nacional de las Artes en 2023. Con su novela Quiebra el álamo, el concurso Futuröck de Novela en 2022. Y con su novela Si sintieras bajo los pies las estructuras mayores, el Premio Clarín de Novela 2024.
Sobre la serie de Netflix es categórico: "Me fascinó. Ya la vi dos veces. Sobre las interpretaciones no puedo decir nada: todas me parecieron magistrales. A Ariel Staltari lo amo. No solo por su participación en Okupas, una de las mejores series que hicimos, sino por su propia trayectoria: un pibe de barrio, con el que me identifico, que quiso "probar" con la actuación, donde terminó siendo excelente, y que, además, terminó por convertirse en un escritor genial".
Dice el escritor que no es un purista de la fidelidad: "Esas discusiones me aburren. Todos los cambios que se hicieron respecto del cómic me parecen acertadísimos: que Salvo sea un veterano de Malvinas siento que hace incluso más justificado y coherente su protagonismo que en la historia original", agrega.
Concluye considerando las interpretaciones interesadas como cómicas, "por no decir triste –puntualiza–. La posición de los militantes hardcore de La Libertad Avanza respecto de la adaptación fue tan mutante y cambiante en tan poco tiempo que era divertido verlos a hacer malabares".
La portada china de El Eternauta. Foto: Lucida
Para Chuit Roganovich, "la serie habla de algo que se encuentra a las antípodas del espíritu liberal libertario. El Eternauta habló en ese entonces y habla también ahora de principios muy básicos: no se puede ser feliz en soledad, no se puede construir nada desde las islas de la subjetividad y el individualismo radicalizados, no es posible pensar un futuro sin un sentido desarrollado, verdadero, éticamente comprometido de la comunidad", concluye.
Clarin