Trump envía la esclavitud al almacén de los museos

Nada es imposible para el gran hacedor que Donald Trump considera que lleva dentro.
En estos siete meses de presidencia, Trump se ha postulado como decorador en jefe del Despacho Oval, donde, a su gusto, se prodigan ahora los adornos de oro o añadidos dorados como muestra de poder. Algunos críticos observan en ese despliegue “una vergüenza para la historia nacional”.
También ha ejercido de diseñador en jefe al pavimentar el señorial jardín de la Casa Blanca, como si fuera el patio de su mansión de Mar-a-Lago (Florida). Una de las razones que dio consiste en que a las mujeres se les hundían en el césped sus stilettos de tacón de aguja.
Otra habilidad que se empeña en demostrar es su título de curador en jefe de Estados Unidos. Rompiendo las normas de protocolo, Trump ordenó sacar los retratos de sus predecesores Barack Obama y los Bush, padre e hijo (el de Joe Biden no está acabado), de los lugares visibles en los que se exhibían y ocultarlos. El de Obama, por ejemplo, al lado de una escalera de servicio. ¿Hay ahí un mensaje? Ya se sabe que Obama fue el primer negro que residió en la Casa Blanca que no era sirviente.

Visitantes en el exterior del Smithsonian American Art Museum y la National Portrait Gallery del Smithsonian de Washington
ALEX WROBLEWSKI / AFPPero esta capacidad de comisariar el arte expuesto en la residencia presidencial, Trump la quiere llevar más allá e imponerla en los museos del país.
Esa es su gran cruzada, que esas instancias de EE.UU. se ajusten no a los hechos, sino a su particular versión triunfalista de la historia.
En esta línea de lo que considera el wokismo , el mandatario estadounidense ha arremetido contra la Smithsonian Institution (una de las principales instituciones expositivas del mundo, con 21 museos en Washington), una de sus obsesiones.
Hace una semana firmó una orden ejecutiva para que, en un plazo de cuatro meses, se revisen los contenidos de casi una decena de sus museos. Estableció el objetivo de que se había de “garantizar la alineación con la directiva del presidente de celebra el excepcionalismo estadounidense, eliminar las narrativas divisivas o partidistas y restaurar la confianza en nuestras instituciones culturales”.
“El Smithsonian está fuera de control, todo lo que trata es de... lo mala que fue la esclavitud”, ha tuiteado TrumpSolo unos días después, y en un arrebato desde su red social, puso los puntos sobre las íes. Acusó al Smithsonian de centrarse demasiado “en lo mala que era la esclavitud” y no lo suficiente en el brillo de EE.UU.
“El Smithsonian está fuera de control, todo lo que allí se trata es lo horrible que es nuestro país, lo mala que fue la esclavitud y cuán insatisfechos se hallan los oprimidos”, escribió. “Nada se dice del éxito, nada sobre el brillo, nada sobre el futuro”, insistió. “Este país no puede ser woke , porque lo woke está en bancarrota ( Woke is broke , rimó en el tuit). Somos el país más atractivo del mundo (escribió “the HOTTEST”, en mayúsculas) del mundo y queremos que la gente hable de eso, incluso en nuestros museos”, recalcó.

Uno de los montajes del Museo de Historia y Cultura Afroamericana del Smithsonian de Washington
Andrew Lichtenstein/Corbis via Getty Images) / GettyEn ese mismo post, Trump hizo una referencia a las recientes congelaciones de fondos a las universidades y al servicio de bibliotecas en caso de no adaptarse a sus reclamaciones para amenazar así a los museos en general. “He dado órdenes a mis abogados para que vayan a los museos y empiecen el mismo proceso que hemos llevado a cabo en las universidades, donde se han producido enormes avances”, reiteró
Hace cinco años, con la muerte del afroamericano George Floyd bajo la rodilla de un policia blanco, muchas instituciones estadounidenses intentaron, de varias maneras y con diferentes grados de seriedad y habilidad, aceptar el legado del racismo, o el pecado original de la fundación de este país. Justamente una reacción negativa a este ajuste de cuentas ayudó a impulsar a Trump para regresar a la Casa Blanca, desde donde expande la idea de que EE.UU. no tiene nada por lo que pedir perdón.

Retrato de Donald Trump en la National Portrait Gallery, parte de la Smithsonian Institution
WIN MCNAMEE / AFPComo parte de esta iniciativa, el presidente persigue que los museos sean un reflejo de esa ideología con la que se quiere minimizar la historia de los ciudadanos negros en este país. Esto significa que se ha de quitar el foco del papel que jugaron los blancos en el secuestro y explotación de personas negras.
“Es el epítome de la estupidez criticar al Smithsonian por afrontar la realidad de la esclavitud en Estados Unidos”, señaló en The New York Times el historiador Douglas Brinkley. “La esclavitud nos llevó a la guerra civil y es un aspecto definitorio de nuestra historia nacional”, insistió. “Y el Smithsonian trata de manera contundente lo que fue la esclavitud, pero también indaga con igual abundancia en los derechos humanos y en los derechos civiles”, subrayó.
Por mucho que se quiera blanquear lo ocurrido, los expertos tienen muy claro que la verdad de esta nación no se entiende sin abordar plenamente el impacto de la esclavitud.
Bajo el nombre de Smithsonian, y además del zoo en la capital, en Washington se encuentra el grupo museístico, educativo y de investigación más grande del mundo.
En un ataque de ira, Trump amenaza con hacer a los museos lo mismo que ha hecho con las universidadesAunque no forma parte del gobierno federal, recibe alrededor del 53% de su financiación global, que ascendió a unos 1.100 millones de dólares en 2024, mediante asignaciones determinadas por el Congreso. Está gobernado por una junta de regentes entre los que figuran el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, y el vicepresidente del país, JD Vance, además de legisladores de ambos partidos, así como líderes de los ámbitos de la cultura y la empresa.
La conclusión que extraen los analistas del ataque de Trump es que al woke le impone la censura, la lingua franca estética de todos los regímenes autoritarios.

La Estatua de la Libertad transgénero de Amy Sherald
REDACCIÓN / Otras FuentesAmy Sherald ganó mucha fama para su carrera al pintar el retrato oficial de la exprimera dama Michelle Obama, que recientemente ha sido expuesto en el Whitney de Nueva York con gran éxito de convocatoria. Pese a ese reconocimiento, Sherald no dispone de una coraza contra la corriente censora que impone el gobierno de Donald Trump. La artista canceló el mes pasado una exposición en solitario en la National Portrait Gallery, en Washington, después de que el museo le comunicara que se estaban planteando retirar una de sus creaciones. El origen era el retrato de una Estatua de la Libertad transgénero, una de las cuestiones esenciales que estigmatiza la ideología trumpista, para evitar que se enfadara el presidente. Si bien la institución negó la versión de Sherald, la administración Trump cantó victoria. “La Estatua de la Libertad no es un lienzo abstracto para la expresión política. Es un símbolo solemne de la libertad, la inspiración y la unidad nacional que define el espíritu estadounidense”, dijo un abogado de la Casa Blanca.
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