“No me gusta la jerarquía, trato igual al utillero que al presidente”

La ciudad deportiva de Vilablareix ha sido estos días un hormiguero de gente del club. De responsables de área hasta los jugadores, pasando por la mayoría de departamentos, todos se han exprimido con un objetivo común: cincelar la nueva temporada del Girona que empieza hoy ante el Rayo. Y en el centro del proyecto, a donde conducen casi todos los caminos, está Míchel Sánchez (Madrid, 1975), el entrenador que ha dotado al equipo de una orgullosa identidad con un estilo de juego ofensivo. El técnico, con la agenda apretada, cierra el entrenamiento matinal, se reúne con un jugador y atiende una llamada antes de recibir a La Vanguardia en su despacho.
La falta de gol “Si metemos 10 balones a Abel o Miovski y no marcan, sí les achacaré la responsabilidad”Antes que nada. ¿Está olvidada la trombosis sufrida en mayo?
Sí, tomo una pastilla, pero está controlada y hago vida normal. Mis antecedentes genéticos fueron la principal causa.
Es su quinto año en Girona. ¿Ha cambiado mucho el club?
Hay una estructura muy futbolera, desde el presidente, y ese es el motivo para que el Girona siga creciendo. Ha habido un proceso basado en una idea de juego para consolidarnos en Primera.
¿Y usted ha cambiado?
Estoy feliz por esa idea de fútbol, pero me he ido amoldando a situaciones del juego. Con el tiempo he visto lo crucial que es tener buenas personas en el club y la plantilla. El liderazgo debe partir de la humildad, el trabajo y la empatía.
¿Tiene desgaste?
Como estoy bien no hay desgaste. Pero soy el responsable de las alineaciones y un jugador puede creer que le falto al respeto. Pero si hay unos valores deportivos, mis puertas están abiertas para escuchar. Llevo años con muchos jugadores y hay una relación más de confianza que de entrenador.
En la banda es vehemente, pero parece uno más en el vestuario.
La jerarquía, las empresas piramidales, no me gustan. Trato igual al utillero que al presidente, no le hago de menos a nadie. Todos estamos en un proyecto con nuestra responsabilidad. A veces puede haber incomodidad con un jugador, pero no es desde mi ego ni mi altar, siempre de tú a tú. Esa sensación el jugador nunca la tendrá.
Pese a ello, del año pasado dijo que faltó más equipo y conexión.
El responsable soy yo. No frené las expectativas. No guié a los fichajes a un proyecto nuevo. No logré que la idea de equipo calara.
Uno de los fichajes “Lemar nos dará un salto de calidad y será una de las sorpresas de la Liga”Fue un año histórico, pero duro de gestionar por la Champions.
Fui menos cercano y menos empático porque no tuve tiempo para trabajar y con el vídeo quise corregir situaciones que el jugador no experimentó. Si no las experimenta no las siente suyas. Generó dudas, y si vas a la competición con dudas, no vas seguro ni feliz. Me alejé de los jugadores. Es mi culpa. Es importante que haya una mentalidad colectiva, no 24 opiniones, y ese es mi trabajo.
Habla de diálogo y empatía, pero tácticamente, ¿qué falló?
Al inicio del verano hablamos que faltó finalización y después de perder el balón fuimos el equipo que más goles recibió. Va unido, porque si acabas jugadas no debes presionar. Si un jugador no tiene claro su papel, decide individualmente lo que le va mejor. Creceremos con decisiones colectivas.
También faltó gol y no han llegado jugadores de área.
Confío en la mejor versión de Stuani, Abel Ruiz y Miovski. El club quiere mejorar, pero hay un proceso con cada jugador. Las expectativas no deben devorar a Abel y Miovski. Debemos darles la oportunidad, ver el lado bueno de las personas y el rendimiento que pueden tener. Estoy tranquilo. Es cierto que en ataque no fuimos contundentes y es un tema de equipo. No eludo enfrentarme al jugador. Si metemos 10 balones a Abel y no marca, sí le achacaré la responsabilidad. Tampoco vi al mejor Tsygankov y Asprilla. Los quiero ver ahora, trabajo en ello.
¿Qué espera de los fichajes?
Vitor Reis es veloz, inteligente, con salida de balón y un corrector. Es top. Lemar nos dará un salto de calidad y será una de las sorpresas de la Liga. Rincón es un lateral profundo. Y Witsel tiene personalidad, salida de balón y es físico.
¿Y Joel Roca?
Creció en el Mirandés. Es vertical, con gol, agresivo, con personalidad y una mentalidad buena. Espero que tenga un gran futuro aquí porque además es de la casa.
¿Está contento con la plantilla?
Sí, porque tenemos la misma base. Ahora faltan las pinceladas necesarias para dar un salto de calidad.
¿Qué fichajes faltan?
Un lateral zurdo si sale Miguel, un delantero y un futbolista que juegue en tres cuartos de campo.
Filosofía colectiva “El talento está bien, pero la seguridad a un jugador se la dan los otros diez jugadores”Debutan contra el Rayo, siempre especial para usted.
Mis padres y hermanos viven en Vallecas. En el club hay mucha gente de mis etapas allí. Ser vallecano y canterano tiene un vínculo especial con el barrio y con el club.
¿Le empezaron a llamar Míchel en el barrio?
Teníamos un equipo de fútbol sala con amigos, y a uno le decían el Buitre. Yo era el 8 y me llamaron Míchel como el del Madrid.
¿Ya tenía entonces esa pasión por este estilo de juego ofensivo?
Mi pasión por el fútbol nace con Maradona. Después con la Quinta del Buitre y el Dream Team. Dos estilos alejados de la furia española. Como jugador ya compartía ese estilo. De técnico empecé con Paco Jémez. Fui director de metodología del Rayo y desarrollé en la cantera el estilo ofensivo que hacía Paco en el primer equipo. Esos años me dieron mucha información. No quiero éxitos personales, mis pilares son el desarrollo del jugador, que el equipo crezca y dominar la competición.
¿Es más difícil este estilo con un equipo pequeño como el Girona?
No sé hacerlo de otra forma. Jémez decía: “No sabéis (los jugadores) de lo que sois capaces porque nadie os ha dicho que lo hagáis. Os daré todo el abanico de opciones para que lo hagáis. La decisión es vuestra”. Trabajo, no improviso. El talento está bien, pero hay que hacer crecer al compañero y entender el juego. La seguridad a un jugador se la dan los otros diez. Otro técnico, Iriondo, me decía: “El campo tiene 105 metros de largo por 68 de ancho. Mucho espacio para ocupar 11 jugadores contra 11. Es geometría y aritmética”.
Le queda un año de contrato y se le ve bien aquí. ¿Renovará?
No hemos hablado. Estoy feliz, entrenar aquí es maravilloso, pero en el fútbol nunca se sabe.
¿Ha viajado por la provincia de Girona?
Hay muchas opciones. La ciudad es maravillosa. La Costa Brava es increíble. Me encantan Calella, Cadaqués, Sant Feliu... La zona volcánica y la montaña. Camprodon, Setcases… La gastronomía.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Aprendo inglés, juego a pádel, leo, el gimnasio... Soy fan de los Roca y voy mucho a Can Manolo con la familia y amigos. También camino mucho por el Camí de Ronda.
Su hijo Álex está en las inferiores del Madrid y Miguel Ángel en el Girona B. ¿Quiere entrenarlos?
No, me resulta difícil. Que hagan su camino. Les ayudo en lo que puedo, más que profesional, personal. No puedo ser objetivo, aunque crea que sí. Algún día le preguntaré a Simeone cómo lo hace.
El año pasado habló de Europa. ¿Cuál es el objetivo este curso?
Primero consolidarnos en Primera. Y siempre me pongo el reto de estar entre los diez primeros. Después la Liga te pone en tu sitio.
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