El Gobierno espera un movimiento del Sabadell que facilite el fracaso de la opa

En la implacable batalla en torno al futuro del Banc Sabadell, los protagonistas esperan unos de otros determinadas acciones para entorpecer o facilitar el camino a la opa hostil del BBVA.
Desde el Gobierno de Pedro Sánchez, que está estudiando qué medidas imponer, se ha hecho llegar a Josep Oliu, presidente del Sabadell, que un movimiento accionarial del que emergiera un núcleo duro que blindase a la entidad contra abordajes no deseados facilitaría en gran medida el bloqueo de la opa lanzada por el BBVA de Carlos Torres. Y le rebajaría el coste político. Mensaje explícito recibido y analizado en el cuartel general del banco catalán y que conllevaría que Oliu aceptase perder parte del poder de control que ahora ostenta.
Desde el ámbito próximo al banquero se asegura que el problema de la concentración planteada por el BBVA es que afecta negativamente al interés general, no solo a la competencia, hace desaparecer un banco que funciona y sirve al tejido empresarial. Y que desde esa perspectiva, el Gobierno debe asumir su papel y bloquear la opa.
Y se pone como ejemplo la decisión estos días del Gobierno italiano de imponer a Unicredito unas condiciones durísimas en la opa sobre la Banca Popolare di Milano (BPM). Entre otras medidas, se le exige la venta en nueve meses de su filial en Rusia (con multimillonarias pérdidas aseguradas) y mantener elevadas cuotas de crédito público y privado. Unicredito aun no se ha pronunciado pero las apuestas apuntan a que tirará la toalla.
Reabrir los contactos con el malagueño Unicaja o abrirlos con el gallego Abanca, posibles escenariosEn el caso español, el diagnóstico gubernamental es que el Sabadell se ha quedado descolgado del reducido grupo de la gran banca -Santander, BBVA y CaixaBank- y está perennemente expuesto a padecer ofertas hostiles, españolas o extranjeras, si no refuerza su accionariado. Eso es justamente lo que ha hecho ahora Torres. La única solución sería resolver el problema original. Actualmente, los dos primeros accionistas estables de envergadura del Sabadell son el mexicano David Martínez Guzmán y la aseguradora Zurich, con una participación del entorno del 4% cada uno.
¿Cuáles son las opciones del Sabadell de realizar ahora una operación que facilite un endurecimiento de las condiciones a la opa que impondrá el Gobierno en un plazo de en torno a dos meses y la haga descarrilar?.
Las fuentes consultadas señalan tres: una fusión con el malagueño Unicaja, otra igual con el gallego Abanca o la aparición de un nuevo accionista que se haga con un porcentaje relevante del Sabadell mediante compras directas en el mercado.
La legislación española impone a los gestores de un banco o empresa sobre la que se ha lanzado una opa el llamado “deber de pasividad” que impide, entre otras cosas, a sus administradores realizar “actos dirigidos a fomentar la compra” de acciones por terceros. Es decir, buscar nuevos socios.
El ejecutivo pide al banco catalán que refuerce su núcleo accionarial para hacer frente al BBVAMás debate hay aún sobre el margen legal para negociar una fusión, que en cualquier caso debería ser aprobada por una junta de accionistas y en la que para llegar a buen puerto, la contraparte del Sabadell debería aceptar valorar las acciones de este al precio actual, afectado ya al alza por la presentación de la opa del BBVA. Oliu no podría pedir a sus actuales accionistas que aceptasen un precio inferior.
El banquero, que ya intuía la que se le venía encima, estudió la operación con Unicaja antes de que la opa del BBVA estuviese sobre la mesa. El banco malagueño estaba sumido en una crisis de gobernabilidad tras su fusión en el verano del 2021 con Liberbank, que no superó hasta bien entrado el verano del 2023, cuando se nombró a Isidro Rubiales consejero delegado y a José Sevilla presidente, en este último caso en abril del año pasado, justo un mes antes de la opa del BBVA.
El banco andaluz descartó en ese contexto avanzar en las negociaciones y desdeñó la aproximación de Oliu. Además, una de las condiciones de partida para cualquier operación era mantener la sede de un hipotético futuro banco en Málaga. Algo asumible entonces para Oliu, pues la sede del Sabadell estaba aún en Alicante, pero no ahora, que ha vuelto a Catalunya; ya es imaginable ni posible plantear una nueva salida. De haberse llevado a cabo, el principal accionista de Unicaja, la Fundación bancaria Bancaja, habría pasado a controlar en torno a un 10 o 15% del banco fusionado.
En el caso del gallego Abanca, nada ha sucedido. El banco, resultado histórico de la fusión de las cajas gallegas, tiene como primer accionista al inversor hispano-venezolano Juan Carlos Escotet, que controla el 85%. Porcentaje este último que le daría derecho a una participación muy elevada, hasta del orden del 25%, en caso de fusión con el Sabadell.
El banco catalán pone como ejemplo las duras condiciones de Meloni a Unicredito en su opa sobre BPMLa historia del Banc Sabadell desde que Oliu accedió a su presidencia, en el ya lejano 1999, se resume en dos grandes objetivos subsidiarios; ganar tamaño y colocarse en el pódium de los grandes del sistema financiero español y mientras tanto, o como garantía en el caso de que lo primero no fuera posible, cuajar un núcleo estable de accionistas que disuadiera a otros competidores de más envergadura de intentar comérselo a través de una opa hostil.
El banquero vallesano no ha alcanzado esas dos metas, aunque puede presumir de llevar prácticamente dos décadas escapando de los abrazos del oso que le han lanzado diferentes bancos españoles y extranjeros. Desde La Caixa de Isidro Fainé al más actual, en dos ocasiones, del BBVA de Torres.
Por el camino, sacó el Sabadell a bolsa; absorbió una larga lista de bancos (Asturias, Guipuzcoano, Atlántico, Lloyds); se adjudicó otros quebrados en el estallido de la burbuja inmobiliaria (la CAM valenciana supuso un salto importante) e intentó el salto a la banca internacional en EEUU y el Reino Unido.
Atrás quedan pactos accionariales como el de La Caixa de Josep Vilarasau, que llegó a tener un 15% del banco vallesano, a cambio de cederle el Herrero asturiano, justo al comienzo de este siglo. También se alió con un sector de la burguesía barcelonesa más adinerada ( José Manuel Lara, Isak Andic, Joaquín Folch-Rusiñol), que se dejó hasta la camisa en la tentativa a causa de la crisis financiera del 2008. Acabó buscando nuevos socios allende los mares, en México y Colombia. Pero al final, no consiguió estabilizar un núcleo que asegurara la independencia.
Los gestores del Sabadell aseguran que el “deber de pasividad” legal limita su capacidad de acciónSobre esa debilidad se asienta la ofensiva a vida o muerte del BBVA de Torres. Más de la mitad del capital del Sabadell está en manos de los llamados inversores institucionales, fondos y bancos de inversión, desinteresados de la gestión, sin arraigo territorial ni anhelos de influencia política y que solo trabajan con ratios escupidos por asépticas hojas de cálculo. En sus manos ha quedado en gran medida el futuro del centenario banco catalán. Además de los minoristas particulares, estos sí mucho más comprometidos.
El BBVA, por su parte, reclama al Gobierno que no interfiera en la operación, acepte la resolución de la CNMC y de luz verde sin añadidos a su oferta por el Sabadell.
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