Cuestión de (des)confianza

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Cuestión de (des)confianza

Cuestión de (des)confianza

La inestabilidad ha sido protagonista de la actual legislatura y ha dificultado que el Gobierno puede desarrollar su agenda política. No ha conseguido ni un presupuesto y los reveses del Ejecutivo en el Congreso han sido constantes ante una mayoría de investidura con intereses opuestos, una oposición del PP implacable y, sobre todo con un apoyo de Junts voluble. La convivencia con los aliados no ha sido fácil y ahora la confianza ha saltado por los aires tras conocerse el último caso de corrupción que salpica directamente al PSOE.

Jordi Turull y Miriam Nogueras con Pedro Sánchez en la Moncloa

Jordi Turull y Miriam Nogueras ayer con Pedro Sánchez en la Moncloa

Dani Duch
Junts está atrapado entre un PSOE salpicado por la corrupción y un PP que le niega el catalán

Los socios de investidura se encuentran en una difícil tesitura: apoyar a un PSOE bajo la sombra de la corrupción o dejar caer al Gobierno y dar pista libre a PP y Vox. De momento, y a la espera que no aparezcan nuevos audios o whatsapps optan aún por la primera opción. Así lo demostró ayer Junts que inauguró la ronda de contactos con Pedro Sánchez.

Los posconvergentes tienen muchas carpetas abiertas con el Ejecutivo que no logran materializar. La amnistía, la inmigración, el catalán en Europa...son cuestiones que están sobre la mesa desde hace meses, pero no hay forma de concretar. Ahora con el problema añadido de que el negociador en el que confiaba es el presunto cabecilla de un trama corrupta que lo ha paralizado todo. Las conversaciones con Santos Cerdán siempre habían sido fluidas y su presencia había sido un desengrasante en las situaciones difíciles.

Los encargados de recordarle las cuentas pendientes a Sánchez fueron Jordi Turull y Miriam Nogueras que reclamaron garantías y un nuevo interlocutor para acelerar los temas abiertos. Los posconvergentes están atrapados entre un PSOE salpicado por la corrupción y un PP que les niega cualquier aspiración e incluso les ha amenazado con ilegalizarlos como partido político. A Junts le escuece la actividad desplegada por los populares en Europa para descabalgar las opciones de que el catalán sea lengua cooficial y eso será difícil de perdonar. Al menos de forma inmediata, por lo que no tienen más remedio que darle aire a Sánchez.

A excepción de Podemos y BNG con posiciones más duras con el Gobierno, la actitud de Junts es similar a la de ERC que ambiciona el traspaso de Rodalies y la financiación singular o la del PNV que aspira a culminar el Estatuto de Gernika...casi todos tienen carpetas pendientes. Sánchez no prevé someterse a una cuestión de confianza, sería difícil que le volvieran a dar un cheque en blanco, pero no descartaría empezar a negociar unos presupuestos en los que los aliados se tengan que mojar. Esta sí que sería una verdadera cuestión de confianza, si el “triángulo tóxico” no acaba por implicar al Gobierno.

lavanguardia

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