Las elecciones argentinas de 2025 definirán la estabilidad y el futuro del Gobierno de Milei
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El mundo atraviesa un punto de inflexión y Argentina, con sus próximas elecciones legislativas, se posiciona en el foco de las tensiones globales. La reafirmación del poder estadounidense bajo una nueva era trumpista y la posible posguerra en Ucrania prometen reconfigurar el tablero geopolítico. América Latina enfrenta su propio dilema: crisis económicas, descontento social y el avance de liderazgos populistas de distinto signo. En este marco, Argentina no es una excepción, pero sí un actor clave. En los próximos comicios se definirá no solo la gobernabilidad de Javier Milei, sino también la senda que tomará el país ante el nuevo orden mundial: ¿profundizará su alineamiento con la nueva ultraderecha global o enfrentará los límites de su experimento libertario?
El presidente argentino ha comenzado 2025 retirando al país de la OMS, aplaudiendo las políticas trumpistas, amenazando con salirse del Acuerdo de París, declarando la guerra a la “ideología woke”, reuniéndose con Musk, y en los últimos días, promocionando una criptomoneda fraudulenta que le ha supuesto acciones judiciales y solicitudes de juicio político. Este año Argentina se enfrenta a una elecciones que redefinirán las fuerzas tradicionales -el peronismo dirigido por el Partido Justicialista (PJ) y el centro-derecha liderado por Propuesta Republicana (PRO)- tras la desestructuración que sufrieron con el triunfo de Milei. El 26 de octubre se renovarán la mitad de los diputados del Congreso argentino y un tercio de sus senadores y habrán elecciones legislativas en 12 provincias y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En función de los resultados, el tablero político empezará a estructurarse de cara a las presidenciales de 2027. El PRO, liderado por el expresidente Mauricio Macri, busca articular posibles alianzas dentro del espectro del centro-derecha como ya hicieron en anteriores elecciones con la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica ARI, y sectores del peronismo no kirchnerista. Aunque la incorporación al gobierno de varios dirigentes del PRO y las recientes declaraciones del presidente argentino afirmando que “con el PRO vamos juntos en todos lados o si no iremos separados”, tampoco descartan la posibilidad de establecer alianzas con el partido de Milei, La Libertad Avanza.
La hermana del presidente argentino, Karina Milei, también supuestamente implicada en la polémica de la criptomoneda, está siendo la encargada de la estructuración en todas las provincias del partido libertario que solo cuenta con 39 escaños de un total de 257 en la Cámara de Diputados.
En cuanto al peronismo, la expresidenta y líder del Partido Justicialista desde noviembre de 2024, Cristina Kirchner, está intentando reconfigurar el espacio ideológico peronista que la aupó a la presidencia en dos ocasiones. Los peronistas no-kirchneristas que ya se presentaros a las anteriores elecciones presidenciales sin éxito, bajo el liderazgo del exgobernador de la provincia de Córdoba Juan Schiaretti, han inscrito el partido Hacemos, con el pretenden competir por el espacio de centro y todos los peronistas descontentos con Kirchner.
Actualmente hay un panorama de profunda fragmentación parlamentaria. Los espacios políticos que más arriesgan en las elecciones legislativas son los que resultaron triunfantes en la elección de 2021, es decir, los partidos que integraban la coalición derechista Juntos por el Cambio y la coalición kirchnerista Frente de Todos. El 15 de mayo de 2025 es la fecha límite para que los partidos soliciten el reconocimiento de alianzas o confederaciones ante la Dirección Nacional Electoral. Con dichas elecciones, además del respaldo o rechazo a la gestión presidencial, se sabrá quién domina en la derecha y cuál es la capacidad de supervivencia de Kirchner, posible candidata a las presidenciales de 2027.
Por otro lado, la provincia bonaerense y la capital son clave en todas las elecciones argentinas, ya que aglutinan casi la mitad de la población, aunque algo cambió con Javier Milei. El presidente y su movimiento político causaron en las pasadas elecciones presidenciales una ruptura en la política nacional, y lo hicieron con gran apoyo por parte de los votantes del interior. Aunque Milei haya nacido en la capital, supo expresar el enojo de la Argentina profunda con el área metropolitana bonaerense, que es el territorio emblemático de la pobreza y la inseguridad. En la provincia bonaerense, el kirchnerismo ha sido dominante en las últimas décadas, así como en la capital al centro-derecha. Sin embargo, la capital y la provincia ya no representan las bases de sustentación del gobierno nacional, como se demostró en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, donde el macrismo ganó en la capital, y el kirchnerismo en la provincia. Aunque dado el peso poblacional, Milei tiene allí sus dos batallas electorales clave.
En este año y medio desde el triunfo del libertario, su gobierno ha mostrado capacidad para mantener decretos de necesidad y sostener sus vetos, pero no así para sancionar sus propios proyectos. El Ejecutivo ha reducido a un dígito la inflación mensual, tras alcanzar el 25% en diciembre de 2023, pero está por ver el posible coste social del ajuste fiscal, así como la profundización de las fracturas políticas por el estilo presidencial provocador de Milei. El oficialismo busca lograr en estas elecciones una mayoría parlamentaria que le permita avanzar en las reformas estructurales prometidas, como la privatización de empresas públicas, entre ellas Correo Argentino y Aerolíneas Argentinas. Sin embargo, medidas como esta requieren aprobación legislativa, ya que una privatización vía decreto de necesidad y urgencia podría ser declarada inconstitucional. La oposición, por su parte, aspira a consolidar una mayoría que frene estos decretos y revierta algunos ya impugnados en la Justicia, como los relacionados con la reforma laboral o la privatización de clubes.
¿Cuál podría ser el impacto de las elecciones en las aspiraciones futuras de los candidatos? En las últimas cinco elecciones nacionales legislativas desde 2005, los gobiernos en ejercicio ganaron en dos ocasiones y fueron derrotados en tres. Sin embargo, la derrota del kirchnerismo en 2009 no impidió su reelección en 2011, ni el éxito del macrismo en 2017 garantizó su continuidad en 2019. Un buen resultado legislativo puede fortalecer la capacidad para implementar reformas y ampliar la influencia territorial, pero no necesariamente influye en el cambio o la permanencia del signo político en las siguientes elecciones presidenciales.
¿Logrará el establishment argentino frenar el brutalismo de Milei antes de que provoque un estallido social? La estabilidad relativa de los precios y el tipo de cambio podrían permitirle conservar el apoyo de un sector que valora positivamente estos avances, ya que, en general, el dólar es visto como el principal indicador de estabilidad política y económica en Argentina.
¿Quién se beneficiará de las enormes reservas de litio y gas de una Argentina que aún carece de una industria robusta? En un año electoral crucial para el país, el rumbo de éste se encuentra en una encrucijada en un mundo que redefine sus alianzas. Mientras Milei promete un ajuste tanto interno como externo, su plan de alejar a Argentina de China, abandonando los BRICS, y fortalecer los lazos con la nueva administración estadounidense, apoyado por su buena relación con Musk y Trump, podría tener repercusiones en la explotación de sus recursos naturales, sobre todo en un contexto de creciente competencia por las materias primas. Sin embargo, la incertidumbre generada por la redefinición de las alianzas internacionales y la polémica en torno a la promoción de una criptomoneda fraudulenta por parte de Milei pone en duda su aparente estabilidad. El tiempo, las elecciones y las decisiones del gobierno definirán si Argentina logra aprovechar sus recursos y estabilizar su rumbo o si queda atrapada en la incertidumbre de un mundo en transformación.
lavanguardia