Máxima tensión entre el macrismo y Rodríguez Larreta después de su lanzamiento como candidato porteño
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La reaparición de Horacio Rodríguez Larreta, su lanzamiento como candidato para las próximas elecciones y especialmente la batería de críticas con las que se despachó hacia el PRO y hacia la gestión de Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires provocaron una conmoción en Uspallata.
El jefe de Gobierno Jorge Macri eligió no salir a responderte, al menos por ahora, pero sí optó porque lo hiciera la portavoz Laura Alonso, que calificó como “inentendible” la estrategia del ex alcalde porteño de salir a cruzar a sus antiguos socios políticos. Y arremetió: "Es injusto. Nos sorprende la agresividad del ataque porque muchas personas de su equipo trabajan con nosotros".
Los resquemores entre Larreta y Jorge Macri vienen desde hace tiempo y son de público conocimiento más allá de no haber declaraciones públicas de ambos de manera periódicas. Pero este sincericidio del líder del MAD fue más allá y, sienten en el Gobierno porteño, rompió todo tipo de código político.
Las críticas de Larreta a la gestión porteña hasta ahora venían siendo solapadas o a través de indirectas. Nunca había cuestionado a los Macri de forma tan directa, planteando que la Ciudad “no está bien” y que el PRO “perdió la identidad”. La decisión de competir, ya sea como candidato a legislador, diputado o senador, la mastica durante mucho tiempo, pero la terminó de tomar luego de las charlas que mantuvo con vecinos, una constante en los últimos meses.
Larreta, que tiene dirigentes propios en segundas y terceras líneas de la administración porteña, viene a plantear un nuevo desafío para un gobierno de Jorge Macri que decidió adelantar las legislativas locales para intentar frenar el avance de La Libertad Avanza en la Ciudad. No se esperaba que, además del mileísmo y del kirchnerismo, el escenario porteño sumará al larretismo, ya sea a través del propio dirigente o a través de dirigentes cercanos a a él como Emmanuel Ferrario o la senadora Guadalupe Tagliaferri.
Horacio Rodríguez Larreta y Jorge Macri, en otros tiempos.
El escenario de cuartos electorales varía según se analice la legislativa del 18 de mayo o la nacional del 26 de octubre. Los nombres también: hay quienes imaginan incluso un superclásico, improbable pero no imposible, entre Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Rodríguez Larreta por una senaduría.
Más allá de ese panorama; lo concreto es que el PRO arriesgará 18 años de hegemonía en la Ciudad, con la mayoría en la Legislatura de por medio y dos bancas a senadores que en su momento ganó Juntos por el Cambio pero que hoy están a cargo de dirigentes que poco tienen que ver con el macrismo como el radical Martín Lousteau o la citada Tagliaferri.
En ese contexto, la aparición de Larreta convulsiona al PRO, partido del que se jacta de ser uno de sus fundadores pero del que, en los hechos, ya no forma parte. ¿Tendrá al radicalismo de Lousteau nuevamente como aliado? ¿Puede sumar a la Coalición Cívica de Elisa Carrió que acaba de lanzar como candidata a Paula Oliveto? Preguntas que tendrán respuestas en los próximos meses, pero que inquietan a casi todos los actores que quieren jugar fuerte en la Ciudad.
Mientras tanto, el ex jefe de Gobierno seguirá con apariciones en los medios, después de haberle dado una entrevista a Radio con Vos en la que hizo autocracia de su fallido intento presidencial en 2023. El foco de su discurso estará puesto en lo porteño y en recuperar una ciudad que, entiende, perdió su sello en los 15 meses de gestión que lleva Jorge Macri, el candidato que, dice, tuvo que apoyar pero nunca había elegido.
La irrupción de Larreta en la arena política porteña no es el único problema que preocupa a Jorge Macri. El otro foco de conflicto abierto son los cruces repetidos con Patricia Bullrich por la responsabilidad de los presos alojados en comisarías de la Ciudad que deberían estar bajo supervisión del Servicio Penitenciario Nacional.
Parte del enojo con el ex jefe de Gobierno tiene que ver con que hizo mención a ese tema, deslizando críticas a la gestión. Desde Uspallata le dejaron un mensaje, que hicieron trascender: en su último año de jefe de Gobierno, en 2023, sobre 1.700 detenidos en establecimientos porteños, hubo 22 fugas; mayor porcentaje que en 2024, 21 sobre un total de 2.300 reclusos.
Clarin