Una comisión sin investigación

“Esto es un circo”. Con esta repetida afirmación, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, buscaba ayer desacreditar el objeto de la comisión de investigación celebrada en el Senado por el llamado caso Koldo que arrancó ya hace 18 meses. El líder del Ejecutivo deslizó con sus palabras que su citación se debía más a una maniobra política pergeñada por el PP al contar con mayoría absoluta en la Cámara Alta.
Las comisiones de investigación sirven para fiscalizar asuntos de interés público y buscar responsabilidades políticas. Se presentan testimonios, se va tras información desconocida que sirva para dar luz a ciertos asuntos que preocupan a la sociedad.
El objetivo de la citación de Sánchez era que explicara qué sabía o dejaba de saber sobre los actos irregulares de sus dos ex secretarios de organización José Luis Ábalos y Santos Cerdán, así como del exasesor del primero, Koldo García. El Partido Popular forzó su citación para que además explicara si en su partido existe una caja b con la que se paga con dinero en efectivo.
Sánchez ya dijo que no, el PSOE lo ha negado tanto públicamente como ante el Tribunal Supremo. Por lo que no iba a decir ni más ni menos de lo que ya había dicho: que pagar los gastos en efectivo no es irregular, que todo ese dinero está contabilizado ante el Tribunal de Cuentas, que las cantidades pagadas salían de las cuentas corrientes del partido y que no hay nada sospechoso. La caja b, “las idas y venidas del dinero negro”, no está en la sede de su partido, en la calle Ferraz, “es –dijo– en la calle Génova (sede del PP)”.
La vida disoluta de Ábalos asegura que la conoció después, cuando ya estaba cesado y a raíz de saltar la investigación. Un estilo de vida, con consumo de prostitución, que rechaza y “condena”. El resto, lo niega o no se acuerda, como su relación con el empresario Víctor de Aldama o las entregas de dinero en la sede del PSOE de otra empresaria imputada.
La comparecencia, que duró cinco horas, fue un partido de tenis y un y tú mas con bronca política incluida. El PP habló de las saunas de su suegro fallecido, de su mujer, de su hermano, del viaje de la venezolana Delcy Rodríguez, de las amigas de Ábalos o de la supuesta “fontanera” del PSOE Leire Díez. Sánchez respondió a cada pregunta con un ataque: caso Gürtel, las “magdalenas” de la trama valenciana, la caja b de la calle Génova, el fraude fiscal del novio de la presidenta del PP, Isabel Díaz Ayuso, o los contratos por mascarillas al hermano de esta. Como era de esperar, la comparecencia no sirvió para nada.
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