¿Qué funciona para el dolor lumbar?

Que levante la mano el que no haya tenido nunca dolor lumbar. Este síntoma, que afecta a casi el 80% de la población alguna vez en su vida, es la segunda causa más frecuente de visitas al médico. Con más de 2 millones de consultas al año en Atención Primaria, representa la principal causa de incapacidad laboral en personas menores de 45 años.Desde 2017, el número de casos de lumbalgia ha superado los 500 millones de personas. En 2020, había aproximadamente 619 millones de casos de dolor de espalda y se calcula que en 2050 serán 843 millones en todo el mundo, de acuerdo con el informe 'Global Burden of Disease 2021', publicado a finales de 2023 en «The Lancet Rheumatology». El informe señala que al menos un tercio de la carga de discapacidad asociada al dolor de espalda era atribuible a factores laborales, al tabaquismo y al sobrepeso.
«Es tremendamente frecuente. Entre las causas hay muchos factores. Algunos son puramente estructurales: dentro de la columna hay una lesión, como una fractura o una hernia de disco, que produce dolor. Pero en la mayoría de los casos es un conjunto de factores reversibles que tienen que ver con el tono muscular, la falta de actividad física o las malas posturas continuadas, que hacen que los músculos dejen de funcionar y acaban produciendo dolor», explica el doctor Luis Álvarez Galovich, presidente la Sociedad Española de Columna Vertebral GEER.
El experto asegura que, en la mayor parte de los pacientes, el dolor desaparece, pero que pueden volver a experimentarlo más adelante. «Es frecuente que a lo largo de la vida tengas 2-3-4 episodios importantes», asegura el doctor. Esta epidemia tiene su origen, continúa, en el estilo de vida sedentario que llevamos. «La columna está hecha para estar de pie. Cuando el hombre evoluciona desde simio a homo erectus, se coloca de pie, camina y se mueve. Para eso, la columna adquiere una forma específica y unos sustentos que son todos los músculos y ligamentos que permiten mantener la cabeza y la pelvis es una posición erguida. Actualmente, con la vida sedentaria, tenemos menos actividad física. Esos músculos hechos para sujetarnos, si no los ejercitas, si no tonificas, cada vez que quieras hacer un sobreesfuerzo, se quejan, se irritan y acaban produciendo dolor. Esa una de las causas más frecuentes», afirma el presidente de la Sociedad Española de Columna Vertebral GEER.
El envejecimiento es otros de los factores que influyen, aunque éste no es reversible. «La columna está formada por vértebras apoyadas una sobre otra. La estructura con 20 años está perfecta, pero con el tiempo, pierde elasticidad y se va quedando más rígida y esto en algunas personas puede producir molestias. Hay que hacer una correlación entre la imagen y la clínica para ver cuál es la causa final del dolor», apunta el doctor.
Aunque el dolor lumbar puede afectar a cualquier persona, es una patología más frecuente en aquellas con sobrepeso, fumadores, con una vida sedentaria, que pasan mucho tiempo sentados en la oficina o en casa. «También existe correlación con alteraciones del ámbito emocional, como estrés, ansiedad o depresión, que producen cambios en el tono muscular y acaban generando dolor», advierte el experto.
El dolor lumbar inespecífico puede ocurrir a cualquier edad, pero «es más frecuente en adultos de mediana edad debido al envejecimiento de los discos y articulaciones. Los que realizan trabajos físicos importantes pueden experimentar lesiones por esfuerzo; las personas con espondiloartritis y artrosis de la columna lumbar son más susceptibles de dolor lumbar, así como las mujeres y las personas con antecedentes familiares de problemas de espalda», apunta la doctora Montserrat Romera, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología.
Si la lumbalgia no mejora y se empiezan a notar otros síntomas como pérdida de fuerza o sensibilidad, es muy importante visitar al especialista porque algunas alteraciones estructurales pueden comprimir los nervios y provocar daño neurológico. Además, el dolor lumbar puede ser alerta de algunos cuadros clínicos «como cáncer, infección o procesos abdominales», advierte la doctora Romera. «Si las características del dolor o los síntomas asociados sugieren un problema grave o un cuadro clínico específico, las pruebas de imagen, como radiografías, resonancia magnética o escáner, ayudan a detectar la causa del dolor o descartar un problema grave», añade la experta.
Si las molestias aparecen por primera vez por un esfuerzo puntual, el tratamiento es sencillo: hay que evitar las actividades que produzcan dolor, mantener cierto reposo y acudir al fisioterapeuta. «Hay que hacer análisis de la causa para poner el tratamiento adecuado en ese momento. Dentro del tratamiento conservador, la primera opción, lo que más evidencia ha demostrado, es la fisioterapia o quiropráctica, que actúa en el origen del dolor», señala el doctor Luis Álvarez Galovich.
Un reciente estudio, publicado en la revista 'BMJ Evidence-Based Medicine', revisó 301 ensayos aleatorizados que comparaban 56 tratamientos no invasivos para el dolor lumbar, como medicamentos y ejercicio, con placebos. Los investigadores descubrieron que solo un tratamiento, el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno y la aspirina, era eficaz para reducir el dolor lumbar agudo. Otros cinco tenían pruebas suficientes para ser considerados eficaces para reducir el dolor lumbar crónico: el ejercicio, la manipulación de la columna vertebral, el vendaje de la zona lumbar, los antidepresivos, y la aplicación de una crema que crea una sensación de calor.
Pero lo que no es normal es que el dolor se cronifique. Entonces hay que acudir al especialista para que confirme si hay un problema mayor. «Hay banderas rojas de las que hay que estar atento: dolor que se mantiene continuamente varias semanas, que irradia hacia las piernas o brazos, cervical, que no cede con reposo, incluso de noche duele y que puede estar asociado con un estado de malnutrición o que se vea que se pierde peso. O que el dolor se vaya de forma importante hacia una pierna y se deje de mover el pie, tobillo o rodilla porque eso significa afectación neurológica», advierte el doctor.Si continúa o se incrementa el dolor y no cede con analgésicos, el experto recomienda evitar prolongar el sufrimiento con soluciones a corto plazo basadas en medicación porque no se ataca la base. Es momento de buscar pruebas complementarias. Hay muchos especialistas que tratan este problema: reumatólogos si hay artrosis u osteoporosis; anestesistas a través de las uniddes de dolor; y especialistas en columna, traumatólogos y neurocirujanos.
La actividad física es fundamental reiniciarla lo antes posible. Si algo duele, no se debe forzar, pero hay que hacer «un reposo funcional relativo, sin pararse del todo. Cuanto más paremos, más nos va a costar volver a una situación funcional normal», en palabras del presidente de GEER. Hay muchos estudios de grandes grupos de población que evidencian que, con actividad física constante, la tasa de dolor lumbar es más baja. Y para prevenirlo, el consejo del doctor es mantener cierto grado de actividad física semanal porque la vida activa ralentiza el desgaste. «En el manejo de las lumbalgias crónicas inespecíficas, que representan el 85% de los casos, el ejercicio puede ser la base fundamental del tratamiento. Se aconseja realizar ejercicio físico, por producir un beneficio clínico importante en cuanto al dolor, la función y la mejoría global del paciente. La actividad física que se recomienda debe tener en cuenta las preferencias y habilidades de cada persona», añade la doctora Romera.
Cuando el problema es estructural, los tratamientos se individualizan. Ni todas las lesiones ni todos los pacientes requieren los mismos tratamientos. Hay algunos muy poco invasivos, comenta el experto, como infiltraciones o bloqueos, en los que se introduce medicación y eso consigue aliviar los síntomas y permite volver a hacer vida normal. En otros casos, cuando hay hernia de disco que genera compresión neurológica o desplazamiento de vértebra, ya se valora la cirugía. «La cirugía en columna tiene una tasa de eficacia muy elevada. Son similares a prótesis de cadera o rodilla, que dentro de trauma son dos procedimientos con mucha eficacia. La clave del éxito depende del diagnóstico adecuado y la selección del tratamiento adecuado», afirma el especialista.
La actividad más aconsejable para la columna es la que se hace. «No recomiendo de forma habitual hacer natación porque hay mucha gente que o no le gusta o nada mal y es lesivo. Recomiendo mucho correr. Hay estudios que señalan que los corredores tienen menos tasas de dolor lumbar. Sí es importante realizar ejercicio de fuerza alrededor del core, que potencia la musculatura anterior y posterior abdominal y lumbar. Mejor planchas e isométricos y añadir algo de aeróbico», aconseja. Lo peor para la espalda es la postura mantenida. «Hay que cambiar de postura. Si tienes posibilidad de levantarte, hazlo cada hora o dos horas aunque sea para ir a por agua. La postura mantenida es lo que peor sienta al organismo», concluye el experto.
abc